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Yerbabuena, de la creación propia al magisterio

La bailaora y coreógrafa presenta espectáculo propio y dirige el estreno de la joven Rocío Garrido

La bailaora Eva Yerbabuena, en un momento de su nuevo espectáculo, 'Yerbagüena (oscuro brillante)', en una imagen del Festival de Jerez.
La bailaora Eva Yerbabuena, en un momento de su nuevo espectáculo, 'Yerbagüena (oscuro brillante)', en una imagen del Festival de Jerez.Marcos G. Punto (cortesía)

La bailaora y coreógrafa Eva Yerbabuena (Eva Garrido, 54 años) cumplió no hace mucho las bodas de plata al frente de su compañía, que presentó en la Bienal de Sevilla de 1998 con una obra que llevaba su nombre. Desde entonces ha mantenido una incesante actividad creativa que la lleva a presentar este sábado su obra número 19 en la XXIX edición del Festival de Jerez, el principal ciclo del calendario consagrado al baile y a la danza flamenca, que se celebra hasta el 8 de marzo. Lo que da una idea del trabajo desarrollado en unos años en los que ha acumulado, entre otras distinciones nacionales e internacionales, el Premio Nacional de Danza (2001), la Medalla al Mérito en las Bellas Artes (2017) y hasta diez premios Max de las artes escénicas, entre los de mejor intérprete o mejor espectáculo de danza.

Un repaso a su docena y media de creaciones revela una abrasadora inquietud, una continuada necesidad expresiva, que la ha llevado a abordar y trasladar a su danza una amplia diversidad de temas: la mujer desde variadas ópticas, incluidos el maltrato, el coma y la ceguera, la tristeza o la nostalgia y, siempre, la memoria, que ella considera vital: “Hay que recordar para no repetir —declara en conversación telefónica—. En mi memoria existen cosas maravillosas que me han ayudado a crecer y beber de esa fuente es también acercarse a los maestros”. El encuentro con otras culturas y, desde muy temprano, con la danza contemporánea ha sido otra constante en su trayectoria.

Eva Yerbabuena, en otro momento del espectáculo.
Eva Yerbabuena, en otro momento del espectáculo.Marcos G. Punto Cortesía

En una docena de sus montajes ha sido dominante el trabajo grupal, unas coreografías corales que han definido su carrera, pero en esta nueva obra que presenta en Jerez, Yerbagüena (oscuro brillante), estrenada en la pasada Suma Flamenca madrileña, la artista ha elegido el baile en solitario: “He trabajado mucho para los demás —reflexiona—. Coreografiar para un cuerpo de baile me ha ayudado mucho, pero hay un momento en que necesitas estar sola, solamente con tus músicos”. El cante es, como siempre, primordial y, así, hasta cuatro cantaores la acompañan en escena: “A mí es lo que me conmueve, lo que me provoca que sienta de una manera o de otra, cada voz tiene un matiz propio que conlleva una expresión distinta”.

La sinopsis del espectáculo desvela un complejo juego de oposiciones, la dualidad como vehículo expresivo: lo oscuro que puede ser brillante (en el mismo título), la rigidez que es flexible, quietud y movimiento, clasicismo y vanguardia… La bailaora considera que las contradicciones son necesarias y no tienen por qué ser negativas y sí más bien constructivas.

Magisterio y dirección artística

Por los sucesivos cuerpos de baile que, a lo largo de los años, han dado forma a sus coreografías han pasado bailaoras como Mercedes de Córdoba o María Moreno, que en la actualidad ocupan lugares principales dentro del panorama dancístico nacional. La primera de ellas puede que haya heredado de la maestra su faceta más coreográfica y, en todas las obras que ha presentado con su compañía, ha contado con cuerpo de baile. Mercedes reconoce que la docena de años pasados junto a ella, desarrollando funciones como de repetidora, le ha proporcionado una suerte de “aprendizaje natural”: “Haber vivido muchas creaciones hace que te pongas ante una obra y que sepas ya qué hacer”. En conversación con EL PAÍS, la bailaora subraya que Eva le enseñó especialmente “a volar alto y a no ponerse límites”.

Otro momento de 'Yerbagüena (oscuro brillante)'.
Otro momento de 'Yerbagüena (oscuro brillante)'.Marcos G. Punto Cortesía

La gaditana María Moreno coincide con su compañera en valorar el haber compartido junto a Eva la creación de no pocos espectáculos, una experiencia que, cuando ha tenido que enfrentarse a los suyos propios, le ha sido de mucha utilidad. Vivencias que, reconoce, quizás no le correspondían por su edad: entró en la compañía con 17 años. Así, cuando María estrenó su primera obra en formato grande, De la concepción (2018), no extrañó que recurriera a la dirección de la maestra. “Fue un proceso creativo largo, bonito y trabajoso —recuerda, en respuesta a un cuestionario—. Las dos estábamos en posiciones distintas a las que estábamos acostumbradas, pero fue una suerte cruzar la pasarela de una nueva etapa con su confianza y compañía”.

Yerbabuena piensa que lo que ocurre con estas discípulas es inevitable: “Han vivido la metodología que hemos creado Paco y yo (en referencia a su marido, el guitarrista y compositor Paco Jarana, director musical de todas sus obras)”. En conversación telefónica, la maestra no oculta una cierta satisfacción por ello, pero confiesa que le haría felicísima que ellas encontraran su propia metodología. Yerbabuena entiende que su método es muy personal, pero que “es maravilloso cuando trabajas para otros y partes de cero”, como le ha ocurrido con Rocío Garrido, a la que ha dirigido artística y coreográficamente en el espectáculo De vidas, que se estrena el domingo también dentro de este Festival de Jerez. Reconoce que no sabía absolutamente nada de esta joven artista de Almería, excepto que había ganado el premio de baile Desplante, en La Unión (2023), pero que la experiencia con ella “ha constituido un trabajo creativo brutal”.

La bailaora Rocío García, en una imagen promocional de su espectáculo 'De vidas'.
La bailaora Rocío García, en una imagen promocional de su espectáculo 'De vidas'.Marcos Medina Cortes

La joven Rocío Garrido corrobora las palabras de la maestra y confiesa que su metodología la ha impactado: “La idea, la música, el movimiento… Ella es una creadora nata y su caso es ejemplar por su gran compromiso con el arte”. Subraya, además, que se ha entregado en cuerpo y alma y que “todo es de ella, todo nace de Eva, yo soy la intérprete”. La joven bailaora muestra un sincero agradecimiento a la maestra e insiste en su cercanía y generosidad para compartirlo todo: “A veces me he preguntado por qué aceptó meterse en este proyecto”. Pocos días antes del estreno, confesaba que poner la obra en la calle es importante, pero que para ella lo es más el proceso, el viaje, que califica tanto de formador como de transformador: “Voy a terminar un año muy intenso y no quiero que se acabe”. La discípula parece así haber asimilado una de las máximas de la maestra, que siempre ha entendido la acción artística como un ejercicio de transformación.

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