‘Tintín en el país de los Soviets’ reclama sus derechos en Estados Unidos
Los herederos de Hergé protestan contra la opinión jurídica norteamericana de que el primer álbum del famoso cómic belga deje de estar protegido por los derechos de autor desde este 2025
Los herederos del dibujante belga Hergé amenazan con embarcar a su personaje más famoso, Tintín, en una nueva batalla, esta vez legal. Pero el enemigo a batir es tan poderoso como algunos de los antagonistas de las legendarias aventuras del intrépido periodista: ni más ni menos que el entramado de derechos de autor de Estados Unidos. Desde el otro lado del Atlántico, la Fundación Hergé ha protestado vivamente contra la decisión norteamericana de que el primer álbum de la saga, Tintín en el país de los Soviets, haya entrado en el dominio público a pesar de que el tomo no fue traducido al inglés hasta 60 años después de su aparición en Bélgica.
Cada 1 de enero, el Centro de Estudios del Dominio Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de Duke (Carolina del Norte), publica una lista de obras que dejan de estar protegidas por los derechos de autor. Algo que, en Estados Unidos, pasa 95 años después de la publicación de la obra en cuestión, sin considerar otros elementos, como la fecha de muerte del autor, que es lo que rige la ley europea.
En la lista de este comienzo de año, que se refiere a las obras aparecidas en 1929, Duke destacaba el pase a dominio público de clásicos de la literatura como El ruido y la furia de William Faulkner, Adiós a las armas de Ernest Hemingway o Una habitación propia de Virginia Woolf. Musicalmente, lo han hecho Un americano en París de Gershwin, el Bolero de Ravel o el musical Cantando bajo la lluvia. Y en lo que se refiere a tiras cómicas, dejan de estar protegidos el Popeye original, así como el primer álbum de Tintín, dado que fue publicado originalmente en enero de 1929 en el periódico belga Le Petit Vingtième.
Alertada —y alarmada— por la noticia, la Fundación Hergé, creada en marzo de 2022 para “garantizar la continuidad y protección de la obra de Hergé y promover su reputación e influencia a escala nacional e internacional”, ha explicado en un comunicado que contactó con la Universidad de Duke, que le confirmó que tomó la decisión basada en la “fecha de la primera publicación en Bélgica” del álbum.
El caso, continúa la organización tintinóloga, es que se trata de una referencia que no es necesariamente aceptada como argumento único. “Según otras fuentes, incluidas las estadounidenses”, precisa en su comunicado, “el plazo de vigencia de los derechos de autor en Estados Unidos debe correr a partir de la fecha de la primera publicación en su territorio y no a partir de la fecha de la primera publicación en el país extranjero de origen de la obra”. Por tanto, “la cuestión dista mucho de estar resuelta”, acota, sin detallar, sin embargo, si prevé algún tipo de acción legal. Consultada por este diario, la Fundación Hergé ha evitado aventurar hasta dónde podría llegar si se produce un uso de la imagen del álbum, alegando que el caso está “en manos de los juristas”.
Tintín en el país de los Soviets, donde el reportero belga y su inseparable perro Milú viajan a Moscú y acaban revelando la manipulación, violencia y corrupción del régimen comunista de Stalin, apareció como tira en la publicación juvenil belga entre el 10 de enero de 1929 y el 8 de mayo de 1930. Ese mismo año salió también a la venta como álbum. Pero su autor, Hergé, tuvo que esperar casi tres décadas más, hasta 1959, para ver publicado a su personaje más famoso en Estados Unidos, cuando la editorial Golden Press publicó cuatro de sus álbumes a la vez. No obstante, la primera traducción al inglés de los Soviets tardó aún más: salió en 1989 y la hizo un editor británico, no estadounidense.
En la Unión Europea, al igual que en Canadá, los derechos de autor protegen la propiedad intelectual hasta 70 años después de la muerte del autor o del último autor superviviente, en el caso de obras de autoría múltiple. Hergé falleció en marzo de 1983, con lo que la obra de Tintín está protegida hasta 2053.
Los derechos sobre la obra de Hergé, una de las más populares del cómic europeo, los mantiene su viuda, Fanny Vlamynck, de 90 años, y su segundo marido, Nick Rodwell, de 72 años y que gestiona desde hace más de tres décadas los derechos de autor del dibujante belga.
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