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La semana en la que Karla Sofía Gascón perdió su Oscar (y alguno para ‘Emilia Pérez’) y puso su carrera ante el abismo

Tras unos tuits ofensivos y unas tibias disculpas, la actriz encara un mes difícil antes de los premios de Hollywood. Los votantes y la prensa especializada tienen muy en cuenta este tipo de gestos, lo que pone en peligro otras estatuillas, como la de Zoe Saldaña

Karla Sofía Gascón, en una presentación de 'Emilia Pérez' el 15 de enero de 2025 in Ciudad de México.Foto: Medios y Media (Getty Images) | Vídeo: EPV
María Porcel

Nada ni nadie queda libre de pedradas en los tuits de Karla Sofía Gascón. Ni los “putos moros”, ni Cataluña (con el “pelanas” de Puigdemont), ni Barbie y su “gilipollez” de promoción, ni el “drogata” George Floyd, ni el islam, ni la Iglesia, ni Miley Cyrus ni Adele, ni incluso Selena Gomez, “una rata rica que se hace la pobre desgraciada”, actriz que después ha sido su esposa en Emilia Pérez. La serie de mensajes antiguos de X que empezaron a recuperarse el jueves en redes sociales —que ella nunca borró, simplemente habían quedado enterrados tras otros muchos cientos— muestran una faceta de la actriz madrileña que va mucho más allá de la campechanía y el gracejo políticamente incorrecto que ha mostrado durante la promoción del filme. A sus 52 años, tras decenas de papeles diversos durante décadas, y ahora como nominada al Oscar por su papel en Emilia Pérez y como la primera intérprete trans en alcanzar ese logro, Gascón se ha visto autorizada a opinar de muchos temas, y siempre ha llevado por bandera que nadie iba a callarla en su arrolladora sinceridad.

Sin embargo, no han sido las opiniones de esta campaña, sino otras antiguas, las que han enterrado casi todas sus posibilidades de llevarse un premio Oscar el 2 de marzo, y muchas, quién sabe si todas, de las que tenía su película. Habrá que ver también qué factura le pasan a su posible futura carrera en Hollywood, un lugar donde la corrección política sigue siendo una parte importantísima del juego.

Esa es quizá la clave de la cuestión: que Hollywood es otra liga, un juego del que hay que conocer las reglas. Gascón había jugado a saltárselas ligeramente, pero a la hora de la verdad, importan. También para los 10.000 miembros de la Academia de cine, que votarán entre el 11 y el 18 de febrero, y para quienes parece menos probable que nunca que lo hagan por ella y por el narcomusical francés de Jacques Audiard (que Netflix compró para distribuir en EE UU). Aunque hace unas semanas que no encabezaba las apuestas, ahora la actriz parece quedar ya en el último puesto de los listados. Y Gascón es, en todos los sentidos, Emilia Pérez, protagonista y alma de la película. El boquete en la reputación de la película es irreparable. Su presencia en la temporada de premios, incómoda.

Gascón, Netflix y sus equipos han activado el modo crisis, después de tres incidentes que dejan a Emilia Pérez con auténticas dificultades en la carrera a los Oscar, en la que partía como favorita con 13 candidaturas, la película en lengua no inglesa más nominada de la historia. El episodio de los tuits es el último, aunque antes tuvo lugar otro, en el que también Gascón acusaba, en una entrevista con Folha de S. Paulo, a la película brasileña Aún estoy aquí y a quienes rodean a su protagonista, Fernanda Torres, también nominada a la estatuilla, de “demeritar” su trabajo. “Veo a muchas personas que trabajan en el ambiente de Fernanda Torres que hablan mal de mí y de Emilia Pérez”, decía. Eso fue el miércoles, y la actriz tuvo que mandar un comunicado de disculpas. También ese día surgió la tercera polémica: un vídeo de Audiard asegurando que el español era “una lengua de países emergentes, una lengua de países modestos, de pobres, de migrantes”. No lo decía en tono de burla ni agresivo, y más allá de los apenas 10 segundos de esa frase no se ha visto el vídeo entero, pero las poco acertadas palabras del director se hicieron virales.

Los actores de 'Emilia Pérez', entre ellos Selena Gomez
De izquierda a derecha, Adriana Paz, Edgar Ramirez, Selena Gomez, el director Jacques Audiard, Karla Sofía Gascón y Zoe Saldaña tras ganar el Globo a de Oro a mejor película de comedia o musical por 'Emilia Pérez', el 5 de enero de 2025 en Beverly Hills, California.Mario Anzuoni (REUTERS)

Ninguno de estos patinazos son nuevos: las acusaciones contra el filme brasileño son del 21 de enero, las palabras de Audiard, de hace cinco meses, y los tuits, de años atrás. Pero todos —casualidades, conciliábulos de la temporada de premios o un calco del guion de Cónclave, quién sabe— han salido juntos, en tres días, dinamitando la carrera de una película que ya estaba en el punto de mira tras su estreno en México, donde se desarrolla y donde ha sido mal recibida. Aun así, sorprende la torpeza en la recta final de la promoción. Y la pregunta fundamental: con Gascón convertida en una estrella global, ¿nadie supervisó aquellos viejos tuits? ¿Ningún publicista en España (su país de origen), Francia (donde se produce la película) o EE UU (donde está triunfando) revisó los mensajes de alguien que hasta hace un parpadeo no era famosa y que (creía que) podía decir cualquier cosa en redes? ¿Nadie escroleó hacia atrás?

Nadie hizo control previo de daños, y el posterior no está dando grandes resultados. Tras los tuits, Gascón ha emitido un comunicado con unas disculpas relativamente matizadas por la idea de que está viviendo una campaña de odio que, como lleva repitiendo meses, va contra ella y contra su película. Cierra su cuenta, pide perdón, pero habla de que sus palabras se han sacado “de contexto” y que no es responsable de eso: “Está claro que hay algo muy oscuro detrás”. El sábado, ya algo pasado el fragor del momento, volvió a disculparse en Instagram ante sus casi 200.000 seguidores, donde reconocía: “Las formas son mi defecto principal”. Asegura que no es racista y que se la ha “juzgado y condenado sin juicio”. Aun así, para ella esos cientos de mensajes se han tergiversado e inventado: “Han creado post como si fuera yo [sic] insultado hasta a mis compañeras, cosas que escribí para glorificar como si fueran críticas, chistes como si fueran realidad, palabras que sin el trasfondo solo parecen odio”. En situaciones así, lo habitual es agachar la cabeza y tirar hacia adelante. Pero ella no ha escogido ese camino, y eso en las colinas del cine no se entiende.

En Estados Unidos, las reacciones son múltiples. En un país y en un escenario sociocultural como el de los Oscar, con todo medido, esto genera, más que sorpresa, rechazo. La vicepresidenta del Consejo de Asuntos Públicos Musulmanes en su oficina en Hollywood, Sue Obeidi, afirma a este diario que “esto resulta muy decepcionante”. “Borrados o no, esos tuits son dolorosos, ofensivos y sorprendentes, especialmente desde alguien parte de otra comunidad vulnerable”, afirma en un comunicado este lobby, que representa a la comunidad musulmana en todo el país y cuya oficina en Hollywood aboga por evitar los estereotipos en el audiovisual. “Necesita una inmersión en historia del islam. Cuando Europa estaba en la Edad Media, los musulmanes andaban ocupados descubriendo matemáticas, ciencia e instrumentos médicos. Aprende, mujer”.

Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón, en una imagen de 'Emilia Pérez'.
Zoe Saldaña y Karla Sofía Gascón, en una imagen de 'Emilia Pérez'.Emilia Pérez

Las expectativas de premios para Emilia Pérez en las cuatro semanas exactas que faltan para los grandes premios de la temporada también se van desinflando. El analista cinematográfico en Boxoffice, asentado en Los Ángeles, Pau Brunet, va incluso más allá: “Estoy casi seguro de que esta película se va de vacío”. Para él, puede pasar de 13 a 0 sin dificultad en la noche del 2 de marzo. “Creo que ha perdido fuelle, hace rato, ha ido bajando en lo de ser vista como la gran película en contra de Trump. Cuando fueron las nominaciones quizá entró por ahí, pero ahora ya no”.

Los medios especializados también han dejado de bailarle el agua. En Variety, decana de la prensa cinematográfica en la ciudad, hace apenas días se mostraban entusiasmados con el largometraje estrella de Netflix, pero de miércoles a viernes le han ido dedicando sus artículos de apertura, y ninguno en positivo. De sus 10 noticias más leídas del sábado, tres eran sobre Gascón. Una de ellas, especialmente crítica, afirma que tenerla en la gala de los Oscar es un problema, tacha sus disculpas de “patéticas”, la acusa de “destacable falta de juicio, proporción o buen gusto” y asegura que “se ha convertido en la figura definitoria de una carrera de premios distinguida por ser extrañamente desagradable”.

Karla Sofía Gascón, con el premio a mejor actriz del cine europeo, recibido en Lucerna el pasado 7 de diciembre.
Karla Sofía Gascón, con el premio a mejor actriz del cine europeo, recibido en Lucerna el pasado 7 de diciembre.Vittorio Zunino Celotto (Getty Images)

Cada año, la revista prepara unas mesas redondas en las que los nominados se sientan juntos apenas días antes de los Oscar. “¿La van a invitar? ¿No? Nadie va a querer estar en esa foto”, plantea Brunet, que cree que el cambio de rumbo de Variety “no ha podido pararlo ni la maquinaria de Netflix, hay un grupo editorial que se ha sentado y ha tomado una decisión”. Y ese es precisamente el medio que leen los académicos, más ahora, cuando faltan 10 días para empezar a votar. Otros premios, como los Bafta, donde Gascón también está nominada, ya están a medio camino en la emisión de votos; es imposible saber cómo caerá este terremoto.

A quien le puede afectar, y mucho, es a Zoe Saldaña. Si había una estatuilla segura para la película, era la suya como mejor actriz de reparto, por un papel que, como ella ha dicho, lleva “toda la vida esperando”. Ahora tiene uno aún más difícil: posicionarse sin atacar a su propia película, pero tampoco apoyando a su coprotagonista. Tras una campaña donde las actrices han aparecido muy unidas y se han demostrado muy cariñosas las unas con las otras, con alabanzas y abrazos en eventos públicos y privados, el viernes Saldaña se enfrentó a ello por primera vez en una mesa redonda sobre la película en Londres, en la que precisamente se esperaba a Gascón, que no acudió. Allí declaró estar “procesando todo” y sentirse “muy triste”, puesto que no ”tolera ninguna retórica negativa sobre gente de ningún grupo”. “Solo puedo atestiguar mi experiencia con cada individuo que forma parte de esta película, y [...] fue de inclusividad y colaboración racial, cultural y de género”. Ni siquiera pronunció el nombre de su compañera.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.
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