Guía para seguir el concierto de Año Nuevo 2025: un rito televisivo lleno de golosinas musicales
La primera compositora, el bicentenario del popular Johann Strauss hijo, un guiño a Stanley Kubrick y una conmemoración ferroviaria conviven en esta 85ª edición con las marchas, valses y polcas de la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Riccardo Muti
Ver en La 1 de RTVE (11.15 de este miércoles) el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena suele ser uno de los ritos más famosos de la mañana del 1 de enero. Nada hay más alentador que escuchar las golosinas musicales de la familia Strauss y sus coetáneos, con su justa dosis de alegría y melancolía, interpretadas por una de las mejores orquestas del mundo bajo la dirección de un reconocido director. Tiene lugar en el emblemático entorno de la sala dorada del Musikverein, exquisitamente decorada con un mar de flores para la ocasión. Además, se añaden dos escenas pregrabadas de ballet con atractivas localizaciones. En el intermedio, se emite un imaginativo documental sobre los tesoros culturales de Austria con actuaciones musicales. Y todo ello se adereza con una realización audiovisual sobresaliente, que esta vez volverá a estar a cargo de Michael Beyer al frente de 14 cámaras de alta definición.
Cada año parece prácticamente lo mismo, pero siempre asoman novedades interesantes. La más relevante de esta edición será la inclusión, por primera vez en sus 85 años de historia, de una obra de una compositora vinculada a la familia Strauss. Se trata del Vals de Fernando, de 1848, escrito por la niña prodigio Constanze Geiger, de 12 años, que fue estrenado por Johann Strauss padre con su orquesta en la Sofiensaal. Esta edición, la música de Johann Strauss hijo adquiere todavía mayor protagonismo al cumplirse el bicentenario de su nacimiento. El director italiano Riccardo Muti volverá al podio del Musikverein por séptima vez, lo que lo convierte en el director más asiduo desde que se invita a una batuta diferente cada año. Y la representación española se limitará a la actuación del bailarín salmantino Andrés García Torres en la escena de ballet de la polca rápida O... o, de Johann hijo, en el Museo de la Técnica de Viena.
Bienvenidos al Musikverein
Tras la señal de Eurovisión, la primera imagen del Concierto de Año Nuevo es el edificio de 1870 diseñado por el arquitecto danés Theophil von Hansen. Se trata de una joya neoclásica, con hileras de cariátides y representaciones de Apolo junto a las nueve musas en el techo de su sala dorada. La veremos decorada, un año más, por el arte de los jardineros urbanos de la ciudad de Viena, que tratan de encontrar una simbiosis visual con la música programada. En esta edición, entre sus 30.000 flores, veremos abundantes rosas, anturios, claveles y amarilis, con predominio de tonos rosados, verde claro y crema.
El sonido dorado de la Filarmónica de Viena
La orquesta del Concierto de Año Nuevo está formada por los mejores músicos de la Ópera Estatal de Viena, que deben superar un proceso de selección de tres años de duración. Fundada hace 182 años, surgió con el objetivo de satisfacer la demanda de conciertos filarmónicos de la capital austriaca. Pero destaca por una personalidad sonora refinada e inconfundible, que cuenta con variantes autóctonas de varios instrumentos. Un maridaje ideal de la cuerda con la madera y del metal con la percusión que encaja a la perfección con los dorados y mates de la sala donde tocan. El conjunto es casi exclusivamente masculino, aunque en los últimos veinte años se han ido admitiendo mujeres, principalmente en la sección de cuerda. En la actualidad, hay 24 músicas dentro de un conjunto de 145 instrumentistas. En la presente edición, veremos a Sophie Dervaux como solista de fagot y a Valerie Schatz entre los contrabajos.
Riccardo Muti, exquisita seriedad sobre el podio
La Filarmónica de Viena no tiene un director principal desde 1933. Suele invitar a las batutas más destacadas del mundo para cada concierto de abono, gira o festival. Es verdad que, en sus inicios, el Concierto de Año Nuevo contó con un director estable (Clemens Krauss, Josef Krips, Willi Boskovsky y Lorin Maazel). Pero, desde 1987, se invita a un director diferente cada año. Herbert von Karajan inauguró esta tradición y le siguieron Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt, Seiji Ozawa, Mariss Jansons, Georges Prêtre, Daniel Barenboim, Franz Welser-Möst, Gustavo Dudamel, Christian Thielemann y Andris Nelsons.
Riccardo Muti volverá por séptima vez al podio de este famoso concierto desde 1993. El director napolitano ostenta el récord de 54 años dirigiendo ininterrumpidamente esta admirable orquesta y ha logrado una fusión personal entre su acervo italiano y el dialecto sonoro vienés. De hecho, el legendario especialista en la música de la familia Strauss, Franz Mailer, situó a Muti entre los tres directores de orquesta que mejor interpretan el vals vienés, junto a Herbert von Karajan y Carlos Kleiber. Este antiguo titular de La Scala de Milán, convertido a sus 83 años en director emérito de la Sinfónica de Chicago, tiene su propia filosofía para estas composiciones alejada de la ligereza y las bromas. Para él, esta música combina vida y muerte, sonrisas y lágrimas. Por esa razón, encaja a la perfección con el espíritu del comienzo de un nuevo año, ya que combina la esperanza hacia lo que está por venir, pero también la nostalgia por lo que se fue.
Muti ha respondido en los últimos días a la eterna ausencia de directoras de orquesta en el Concierto de Año Nuevo. “Estamos corrigiendo lentamente muchas cosas del pasado”, reconoció hace cuatro días en el diario vienés Kurier. Insistió en que la elección debe estar sometida a la calidad, pero admitió que la mayoría de sus compositores residentes en la Sinfónica de Chicago fueron mujeres y que, en sus academias, hoy hay mejores directoras de orquesta que directores. “Solo puedo dar mi opinión, pero la decisión de quién dirige el Concierto de Año Nuevo depende de la Filarmónica de Viena”, concluyó.
Constanze Geiger es la primera compositora
La tradición del Concierto de Año Nuevo está relacionada con los Strauss, una dinastía de compositores de música de baile y opereta vienesa del siglo XIX. La dinastía estaba formada por el patriarca Johann y sus tres hijos Johann, Josef y Eduard. Sin embargo, en el Concierto de Año Nuevo también se incluyen obras de compositores coetáneos de los Strauss o relacionados con la orquesta vienesa. Esta edición se interpretará, por primera vez, una obra de una compositora. La idea surgió del reivindicativo Concierto de Año Nuevo de compositoras de Viena, organizado por Irene Suchy el 1 de enero de 2024, en el Ehrbar Saal de Viena. En él se programaron obras de Constanze Geiger (1835-1890), una famosa niña prodigio a quien Strauss padre dedicó su Flora-Quadrille, y de Josephine Weinlich (1848-1887), que fundó en Viena la primera orquesta de mujeres de la historia en 1873, con la que recorrió varias ciudades europeas.
El violinista de la Filarmónica de Viena, Raimund Lissy, se interesó por ahondar en Geiger y acaba de publicar una monografía de 400 páginas en alemán, titulada “Hay una magia especial en esta niña prodigio”. Constanze Geiger: compositora, pianista y actriz de Viena (Hollitzer). En sus páginas podemos leer la fascinante historia de la hija del compositor Joseph Geiger, que publicó su primera composición a los ocho años, triunfó con nueve en París, Londres y Berlín, e incluso fue nombrada miembro honorario de la Accademia di Santa Cecilia de Roma con diez. A los 11 años ya tenía dos valses en el repertorio de la orquesta de Johann Strauss padre, para la que escribió el Vals de Fernando, op. 10, en marzo de 1848, obra que el periódico Der Österreichische Zuschauer destacó por “la suavidad y ternura conmovedora de sus motivos”. Muti ha reconocido en el diario Die Presse que está escrita en el estilo de los Strauss, pero también ha insistido en que no se trata de algo políticamente correcto: “No se trata de ninguna curiosidad, sino de la presentación de una obra interesante, de buena música”. Por desgracia, Geiger no maduró como compositora y, después de tener un hijo con el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo y Gotha a los 26 años, se convirtió en la baronesa Constanze von Ruttenstein y abandonó la composición.
Johann Strauss hijo cumple 200 años
Tradicionalmente, el compositor al que más se programa en el Concierto de Año Nuevo es Johann Strauss hijo. Sin embargo, este año tendrá un protagonismo especial al conmemorarse su bicentenario, ya que de las 17 composiciones, 10 son suyas. Tampoco faltarán obras de sus hermanos, Josef (2 de 17) y Eduard (1 de 17), e incluso del padre (2 de 17), con una marcha de apertura, además de la tradicional Marcha Radetzky, palmeada por el público al final. Aparte del vals de Geiger, que se ha conservado en versión pianística y sonará en una orquestación de Wolfgang Dörner, se ha incluido una novedad de Josef Hellmesberger hijo, que fue director titular de la Filarmónica de Viena entre 1901 y 1903. Se trata de Hermanos alegres, una marcha procedente de su opereta La muchacha violetera.
Mejor lo de siempre que tantas novedades
Últimamente, el programa del Concierto de Año Nuevo incluye muchas composiciones que nunca antes se habían interpretado en esta popular cita musical. El irregular resultado de tantas obras desconocidas permite agradecer que este año no sea así. De hecho, las dos únicas composiciones nuevas son las de Geiger y Hellmesberger. Todas las obras de los Strauss se han escuchado en el Concierto de Año Nuevo con anterioridad e incluso desde sus primeras ediciones, como la Polca de Ana, de Johann hijo, que sonó en 1939, o la Polca de los demoledores, junto a la obertura de El barón gitano, en 1941, así como la Polca Tritsch Tratsch y el Vals de la laguna, en 1943.
La alternancia de valses y polcas es la norma básica de este popular concierto. Escucharemos seis valses: dos en la primera parte y cuatro en la segunda. Se trata de las obras sinfónicas más largas y elaboradas, donde se conjugan varias secciones de vals, con una introducción lenta y una coda final. Aparte de los mencionados, en la primera parte cabe destacar el inspirado Golondrinas rurales de Austria, de Josef Strauss, con esos despreocupados clarinetes del principio que evocan vívidamente la campiña austriaca. En la segunda parte, destaca el exquisito Vino, mujeres y canciones, de Johann hijo, que fascinó hasta al mismísimo Richard Wagner.
Los valses se alternan con piezas más cortas, como las polcas, danzas de origen bohemio muy populares en Viena en el siglo XIX. Este año escucharemos dos de sus tres variantes: la chispeante polca rápida (como la divertida Polca Tritsch Tratsch, de Johann Strauss hijo, con la que pretendía burlarse de la prensa sensacionalista) y la elegante polca francesa (como la Polca de los demoledores, también de Johann hijo, dedicada a las cuadrillas de operarios que habían ayudado a ampliar y modernizar la ciudad de Viena).
El concierto se inicia tradicionalmente con una marcha como apertura; este año será la emblemática Marcha de la libertad, de Johann padre, escrita en 1848 y muy relacionada con el espíritu revolucionario. La segunda parte se abrirá con la obertura de una opereta, que en esta ocasión será El barón gitano, de Johann hijo, un fascinante popurrí con los mejores momentos musicales de una de sus mejores partituras escénicas, que conecta el espíritu musical austríaco con el húngaro.
Siempre tres propinas
Es bien sabido que el programa previsto en el Concierto de Año Nuevo no concluye la matiné. Siempre hay tres propinas, es decir, composiciones que se añaden al final y fuera de programa. Estas tienen un carácter especial, ya que están previamente establecidas desde 1958: una polca rápida que varía cada año (en 2025 será La bayadera, de Johann Strauss hijo), seguida por el vals más famoso, Junto al hermoso Danubio azul, de Johann Strauss hijo, y la Marcha Radetzky, de su padre.
El protagonismo del público
Hay dos tradiciones asociadas al público durante el Concierto de Año Nuevo. Una de ellas es la felicitación del nuevo año que el director hace con la orquesta antes de interpretar el vals Junto al hermoso Danubio azul. Es habitual que el público interrumpa la música con aplausos al comienzo de la introducción del vals. El director proclama en alemán: “La Filarmónica de Viena y yo les deseamos...”, y la orquesta añade: “Feliz año nuevo”. En 2021, durante el último Concierto de Año Nuevo dirigido por Muti, que se celebró sin público a causa de la pandemia, el director italiano utilizó este momento para dar un emotivo discurso sobre la necesidad y el valor de la música en nuestra sociedad.
La otra tradición es el palmeo acompasado en la Marcha Radetzky, de Johann Strauss padre, con la que termina el concierto. En muchas ocasiones se realiza bajo las indicaciones del director de orquesta. Es lo poco que ha quedado de un evento musical en el que el público se comportaba de forma más libre y natural.
Strauss: una odisea del espacio
El concierto tiene dos partes, con un intervalo de unos 25 minutos, en los que se emite un breve documental de la ORF (compañía de radiodifusión pública de Austria) sobre los tesoros culturales y naturales del país. Se realiza en un formato pensado para su emisión en muchos países, por lo que no tiene intervenciones habladas. En esta ocasión, a partir de las 11.50, veremos el documental titulado 2025: una odisea de Strauss, que conmemora el bicentenario de Johann hijo y ha sido filmado por Barbara Weissenbeck. Se trata de una película que aspira a aportar una perspectiva “extraterrestre” al popular compositor, con un guiño a la famosa secuencia del vals Junto al hermoso Danubio azul del clásico de ciencia ficción de Stanley Kubrick. La trama se centra en una nave espacial que se aproxima a la Tierra el día de Año Nuevo de 2025 con un único tripulante: un capitán de 34 años llamado Thomas Strauss, que es el verdadero sobrino tataranieto de Johann Strauss hijo. La película desvelará aspectos de su vida y su obra musical a través de fotografías, dibujos e innumerables partituras, así como de sus éxitos artísticos en Viena, París, Londres, Boston y Pávlovsk, cerca de San Petersburgo. Durante el viaje, seis conjuntos musicales formados por integrantes de la Filarmónica de Viena llenarán de vida la nave espacial con sus actuaciones.
Y dos ballets para conmemorar el bicentenario de la primera línea ferroviaria
A partir de 1959, la retransmisión televisiva del Concierto de Año Nuevo incluyó escenas pregrabadas de ballet. Las escenas están protagonizadas por los solistas del Ballet de la Ópera Estatal de Viena y cuentan con la participación de un coreógrafo invitado. Este año debuta la británica Cathy Marston, directora de Ballett Zürich, junto con el vestuario del angloirlandés Patrick Kinmonth, bien conocido en España por la última producción de El anillo del nibelungo en el Liceu y el Teatro Real. Los bailarines actuarán en dos obras de Johann Strauss hijo durante la segunda parte del concierto. Veremos a cuatro parejas bailar el vals Aceleraciones en el histórico Südbahnhotel de Semmering, ubicado en la histórica ruta ferroviaria de Südbahn, que conectaba Viena con Graz y con la frontera eslovena. Por otro lado, seis bailarines (el español Andrés García Torres entre ellos) actuarán en la polca rápida O... o en la impresionante locomotora de vapor 12.10 del Museo de la Técnica de Viena. Con estas dos ubicaciones se pretende recordar la importancia que tuvo el ferrocarril en el vertiginoso éxito internacional de la familia Strauss, pero también se conmemora el bicentenario de la inauguración de la primera red ferroviaria que conectó las localidades de Stockton y Darlington (Reino Unido).
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