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Max Ernst: una bisagra entre el arte y el cine surrealistas

El Círculo de Bellas Artes de Madrid inaugura una exposición que muestra los vínculos del artista con el séptimo arte coincidiendo con la celebración del centenario del movimiento liderado por Breton

Inauguración de la exposición de Max Ernst, en una imagen cortesía del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Inauguración de la exposición de Max Ernst, en una imagen cortesía del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

De Max Ernst (Brühl, 1891-París, 1976), una de las estrellas más populares del movimiento surrealista, se conoce la mayor parte de su impactante y llamativa obra. Filósofo de formación, sus raíces creativas crecieron lejos de los ámbitos académicos y optó por aprender en lo que a comienzos del siglo pasado se llamaban “manicomios”. Su participación como soldado en la Primera Guerra Mundial le proporcionó elementos para crear las visiones entre fantásticas y terroríficas de una obra que ha sido reconocida sobradamente en los principales museos del mundo.

Lo que no se conoce tanto es su vinculación con el mundo del cine, un medio en el que participó como actor, como guionista, como jurado e incluso como creador de estatuillas para premios cinematográficos. La celebración este año del centenario del movimiento liderado por Breton se ha convertido en una oportunidad para profundizar en su relación con el séptimo arte a través de la exposición Max Ernst: surrealismo, arte y cine, que se puede visitar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid desde este jueves hasta el 4 de mayo. Es una iniciativa concebida para interesar a todos los públicos, con alrededor de 400 objetos con los que se narra la obra y la vida del artista. Las piezas proceden de toda Europa, tanto de colecciones públicas como privadas.

Comisariada por Martina Mazzota y Jürgen Pech, la exposición es una coproducción del Círculo de Bellas Artes con Sold Out y Madeinart, empresas de entretenimiento cultural con muchos años de experiencia. La muestra se estrena en Madrid y, por el momento, no se sabe si girará a otro escenario museístico.

Ernst, en un momento de la película 'La edad de oro', de 1930.
Ernst, en un momento de la película 'La edad de oro', de 1930.

La exposición está armada sobre originales y reproducciones de las muchas facetas artísticas que Ernst tocó a lo largo de su vida. Experimentador nato, tenía una gran facilidad para utilizar las manos en nuevos proyectos. La historiadora Martina Mazzota afirma que Max Ernst era el Leonardo da Vinci del siglo XX. Todo le interesaba y todo se le daba bien. Desde las pinturas al óleo hasta las esculturas, los collages, las fotografías, los libros ilustrados o los frottages, un invento propio que consistía en frotar sobre un papel bajo el que se había colocado un objeto con textura. La experta contó durante la presentación este miércoles que se han utilizado fragmentos de películas y proyecciones inmersivas que interactúan de manera constante con sus objetos, creando una experiencia dinámica y emocionante. “Este diseño expositivo”, añadió, “permite al visitante adentrarse en la plenitud y singular vida de Ernst, que abarca gran parte del siglo XX y trata temas como el exilio, la transculturalidad y los problemas de la Edad Media, reflejando la visión progresista del artista”.

Jürgen Pech explica que el concepto expositivo que ha trabajado junto a Mazzota ha sido algo tan sencillo como demostrar la vinculación de Ernst con el cine. Pech tenía el trabajo fácil por su trabajo como director del Museo Max Ernst en Brühl, la ciudad natal del artista. “Hemos querido mostrar la esencia de Ernst rodeando de capas lo fundamental de su obra. El discurso es largo y complejo. Para facilitar su comprensión, lo hemos estructurado sobre cortes de películas que son auténticos tesoros”.

Un momento de la inauguración, en una imagen cedida por el Círculo de Bellas Artes.
Un momento de la inauguración, en una imagen cedida por el Círculo de Bellas Artes.

El comisario se refiere a los dos minutos de proyección de La edad de oro (1930), segunda película surrealista del director español Luis Buñuel, que se proyecta casi al comienzo del recorrido de la exposición. Ahí se ve a un joven Max Ernst caracterizado de bandolero y de ahí también se extraen algunos retratos en los que se destaca la belleza y el atractivo de un artista que acabaría emparejándose con mujeres del poderío de Gala Dalí, Leonora Carrington, Peggy Guggenheim o Dorothea Tanning. Otras películas incluidas en el recorrido son Los sueños que el dinero puede comprar y 8 × 8: Una sonata de ajedrez en 8 movimientos, ambas de Hans Richter; Max Ernst. Mi vagabundeo, mi inquietud, de Peter Schamoni; los cortometrajes Una semana de bondad, de Jean Desvilles, y Maximiliana, de Peter Schamoni, o dos piezas de Julien Levy, presentadas en Madrid al público por primera vez.

Las numerosas exposiciones que se le han dedicado al centenario del movimiento surrealista en todo el mundo han complicado los préstamos para hacer viables proyectos como el de Madrid. Pero Jürgen Pech asegura que no falta nada esencial para su narración. Han podido reunir conjuntos tan sorprendentes como los galardones que diseñó para premiar cinematográficamente a los cineastas Henri Gruel, Roman Polanski y Jan Švankmajer. También hay pinturas difíciles de ver fuera de sus espacios habituales, como Las hijas de Lot, prestado por la Colección Pietzsch (Berlín), Las tentaciones de San Antonio (Museo Lehmbruck, Duisburgo) o esculturas como Homme (Museo Max Ernst de Brühl).

Otra de las apariciones cinematográficas de Ernst: 'Sueños que el dinero puede comprar', de 1947.
Otra de las apariciones cinematográficas de Ernst: 'Sueños que el dinero puede comprar', de 1947.

Diciembre Surrealista

Las obras vinculadas a su etapa de madurez son las más humorísticas, según los comisarios. “El envejecimiento le redescubría su época más juguetona y alegre”, comenta la comisaria, a la vez que señala las relajadas imágenes de uno de los vídeos que cierran el recorrido. “Como dijo Georges Bataille, Ernst era un filósofo que jugaba y sin juego no había vida”.

Valerio Rocco, director del Círculo de Bellas Artes, aprovechó la presentación de la exposición para contar que diciembre será un mes para festejar el centenario del Manifiesto del surrealismo con otros actos como la presentación (a partir del 19 de diciembre) de los telones originales del ballet Bacchanale, diseñados y pintados por Salvador Dalí. El Ballet Russe de Montecarlo estrenó esta obra en 1939, en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Además, Rocco anunció que, “siguiendo el ejemplo del Refugio climático del pasado verano, se ha diseñado un lugar pensado para todos, alejado del consumo que envuelve estas fechas: una enorme plaza en la que disfrutar de un gran número de actividades gratuitas”.

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