Migrañas cataclísmicas, familia letrada, prohibición en bibliotecas: algunos datos sobre la Nobel Han Kang
Apuntes biográficos y anécdotas sobre la escritora surcoreana distinguida por la Academia Sueca
1. La obra de Han Kang se mueve en un doble plano. Nos repite que las palabras son insuficientes, pero reconoce que es lo único que tenemos a mano para abordar el dolor personal (El libro blanco, La clase de griego), la violencia familiar y la alienación social (La vegetariana) o la herida colectiva (Actos humanos).
2. Como muchos coreanos de su generación, Han Kang (1970) creció leyendo a escritores latinoamericanos. Corea estaba lejos de ser una potencia tecnológica y se veía al espejo en las dictaduras del Cono Sur y del Caribe, en esa tensión entre un mundo rural que se deshacía y uno urbano que emergía a golpe de cemento.
3. Actos humanos sucede en Gwanju durante la masacre de 1980 que desembocó en el final de una dictadura de cuarenta años. Meses antes Han Kang se había mudado con su familia al distrito de Suyu-ri en Seúl. Las imágenes de un coliseo lleno de cuerpos y moscas viajaron hasta ella. El libro se mueve entre los detalles escabrosos de un informe judicial, ecos rulfianos y el dolor del síndrome del sobreviviente.
4. Suyu-ri se menciona varias veces en La clase de griego. Es un elemento psicogeográfico definitivo en una novela donde una lengua muerta ocupa un lugar central junto a la pérdida progresiva del habla y de la visión de los protagonistas. Sin embargo, el público coreano no relaciona a Han Kang con Suyu-ri. Para todos es el lugar en el que creció el comediante más famoso del país. Ni siquiera un nobel podrá desbancar a Yoo Jae-Suk, omnipresente en la televisión y en los anuncios de fideos instantáneos, bebidas energéticas y helados.
5. El padre de Han Kang es escritor y su hermano mayor también. Con el Nobel, la menor de la familia ha subvertido el sagrado orden patrilineal en la que el hijo mayor tiene todos los privilegios y las responsabilidades.
6. Padre e hija ganaron el Premio Yi Sang (1988/2005). Yi Sang es quizás el escritor más radical de la literatura coreana. Escribió durante los años treinta bajo la ocupación japonesa de Corea. Arquitecto de profesión, publicó poemas que incluyen números, líneas, puntos, ecuaciones y diagramas. Suya es la frase con la que Han Kang estuvo obsesionada al escribir La vegetariana: “Creo que los humanos deberían ser plantas”.
7. Como en tantas obras que aspiran a ser literarias, que la mujer protagonista de La vegetariana se niegue a comer carne es una alegoría. Decirle no a su esposo y familia es un acto disruptivo de alto calibre en una sociedad regida por el nunchi, esa habilidad de leer correctamente una situación para no importunar a los demás y sobre todo para no alterar las jerarquías.
8. En algunas bibliotecas y colegios de la región metropolitana de Seúl La vegetariana está prohibida por distorsionar la sexualidad entre los niños.
9. Sunme Yoon leyó La vegetariana y quedó tan impresionada que decidió traducirla al español. Convenció a la editorial argentina Bajo La Luna de que la publicara en 2012, cuatro años antes de que saliera en inglés y ganara el Premio Man Booker. Hasta entonces nadie había oído hablar de Han Kang fuera de Corea. Fue Yoon, criada en Buenos Aires, la responsable de abrirle camino en Occidente (La Vegetariana solo estaba traducida al japonés). Hasta hoy en día la escritora considera este hecho como el inicio de un efecto dominó y se enorgullece de que su literatura haya entrado por la puerta menos esperada.
10. Durante el Gobierno derechista de Park Geun-hye (2013-2017), Han Kang formó parte de una lista negra por cuenta de Actos humanos.
11. Luego de recibir el Booker en 2016, Han Kang estaba ansiosa por desaparecer. “Es imposible preocuparse por la atención y escribir al mismo tiempo”. Al recibir una segunda llamada de la Academia sueca tras el anuncio del Nobel, sonaba aterrada.
12. El premio llegó horas después del festivo en honor al Hangul, el alfabeto coreano creado en 1443 por la corte del Rey Sejong para que los más pobres pudieran leer y escribir. Hasta entonces solo la nobleza leía y escribía en chino. Los críticos del rey lo llamaron despectivamente amkeul (letra para mujeres) gracias a la facilidad para aprenderlo.
13. La escritora sufre de migrañas cataclísmicas. “Saberme vulnerable me hace humilde”, ha dicho. La literatura de Han Kang aspira al silencio.
Babelia
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