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Las artimañas del violento y genial John Eliot Gardiner en su regreso a los escenarios

El legendario director británico anuncia la creación de sus nuevos conjuntos Constellation Choir and Orchestra al tiempo que pretende hundir a su antiguo y excelente Coro Monteverdi

John Eliot Gardiner al frente de la English Baroque Soloists en el Festival de Bolonia, el 2 de mayo de 2022.
John Eliot Gardiner al frente de la English Baroque Soloists en el Festival de Bolonia, el 2 de mayo de 2022.Roberto Serra - Iguana Press (Getty Images)

“No le pegué demasiado fuerte”, reconoció John Eliot Gardiner (Fontmell Magna, Dorset, Inglaterra, 81 años), el pasado 28 de julio al Finantial Times, “pero, en cualquier caso, abofeteé o golpeé a un joven cantante, perdí los estribos e hice algo realmente imperdonable”. El legendario director historicista concedió a ese medio de actualidad económica su primera entrevista tras el violento incidente que protagonizó, el 22 de agosto de 2023, en el Festival Berlioz de La Côte-Saint-André. El suceso ocurrió después de una interpretación en versión de concierto de la ópera Los troyanos, cuando Gardiner propinó una bofetada en la cara y un puñetazo en la boca al bajo William Thomas, alegando que este había accedido al escenario por el lugar equivocado.

Se habló de deshidratación por el calor excesivo y de un cambio en su medicación, pero el historial de agresiones previas de Gardiner motivó una disculpa pública y su retirada hasta finales de año para seguir un tratamiento. Muchos pensaron que era el final de la carrera de uno de los principales intérpretes vivos de Monteverdi, Handel, Bach, Beethoven y Berlioz, con decenas de grabaciones fundamentales. Y, especialmente, tras anunciar, en febrero, la ampliación de su retiro. Pero se equivocaban. El pasado 16 de julio, Gardiner reapareció al frente de la Filarmónica de Radio France, en Montpellier. Acaba de anunciar, además, la creación del Constellation Choir and Orchestra, con quienes va a contraprogramar, en diciembre próximo, la gira europea de sus antiguos conjuntos, que dirige Christophe Rousset, exactamente con las mismas composiciones de Charpentier y Bach, y prácticamente en idénticas fechas y ciudades.

Se trata de una clarísima vendetta del tiránico y genial Gardiner que pretende hundir el Coro Monteverdi que fundó hace 60 años y al que sumó, en los años siguientes, dos prestigiosos conjuntos de instrumentos de época: los English Baroque Soloists y la Orchestre Révolutionnaire et Romantique. Los tres están hoy agrupados bajo la denominación de Monteverdi Choir & Orchestras (MCO) y han conseguido mantener en su ausencia la misma excelencia con jóvenes directores al frente, como Dinis Sousa, Jonathan Sells o Peter Whelan, que dirigió su última aparición española, en marzo pasado, en el Palau de la Música Catalana.

John Eliot Gardiner Orquesta
Gardiner, en abril de 2023.A BOFILL

En la referida entrevista exclusiva, Gardiner reconoce que creció padeciendo acoso en su internado. También confiesa que sufrió la tiranía de su profesora, la mítica Nadia Boulanger, “con quien tengo una deuda de gratitud por haberme sometido a una disciplina tan severa”. Además, asegura haber realizado todos los tratamientos necesarios para controlar sus ataques de ira: “He cambiado. Siento que realmente he cruzado un Rubicón en este último año”.

No obstante, el consejo de administración del MCO no opina lo mismo. Y el pasado 24 de julio publicó una declaración en la que anunciaba que Gardiner “no regresará a la organización”. Se trata de un despido que antepone la “obligación de proteger a las víctimas de abusos y agresiones, y evitar que se repitan”, aunque también reconoce la “extraordinaria influencia musical de John Eliot Gardiner en los últimos sesenta años” y se compromete a “honrar y preservar sus fenomenales logros”. El mismo día, el director se apresuró a publicar otra declaración, en la web de su agencia Intermusica, que inicia con estas palabras: “Tras un largo periodo de profunda consideración y reflexión, he decidido dimitir como líder y director artístico del MCO con efecto inmediato”.

Parecía una separación sensata y amistosa: “Considero que, por el bien de la institución y de sus talentosos integrantes, a muchos de los cuales aprecio como amigos personales, ha llegado el momento de que tomemos caminos separados”, proseguía Gardiner. Y el director británico añadió que no pensaba retirarse: “Me centraré en una gran variedad de otras actividades, como la dirección de orquesta invitada, la grabación, la escritura y los proyectos creativos y educativos”. Pero parece que, al mismo tiempo, había presionado a centros musicales europeos para que cancelasen las actuaciones del MCO. E incluso promovió la división interna dentro de sus antiguos conjuntos, con una supuesta encuesta interna de 173 músicos, denunciada por el consejo de administración del MCO, que representa a sus 360 integrantes, como una “campaña de trucos sucios”.

Faltaba el verdadero aguijonazo de Gardiner, que llegó el pasado 9 de septiembre. Era comprensible que el director quisiera fundar nuevos conjuntos y también que algunos músicos del MCO decidieran acompañarle en su nueva etapa. Este ha sido el caso, por ejemplo, de la violinista y concertino Kati Debretzeni, que firmó la encuesta mencionada, y también del solista de oboe Michael Niesemann y de la violista principal Fanny Paccoud. No obstante, el anuncio de la creación del Constellation Choir & Orchestra reveló una gira europea, en diciembre, en la que Gardiner contraprogramará a la MCO, que ahora dirige el prestigioso director francés Christophe Rousset. No solo interpretará las mismas cantatas de Bach (BWV 36c y 110), sino que también asumirá por vez primera la navideña Messe de minuit, de Charpentier. Ambos conciertos ya se han anunciado en la Elbphilharmonie de Hamburgo, para el 7 de diciembre (con Gardiner y su Constellation) y el 14 (con Rousset y la MCO).

No cabe la menor duda del interés que tendrán los nuevos conjuntos de Gardiner, cuyos nombres guardan una estrecha relación personal y artística con él. La nueva asociación que agrupará sus nuevos conjuntos se denomina Springhead Constellation. Toma su nombre de la granja y el bosque familiar donde nació y sigue viviendo, en Fontmell Magna, al sur de Inglaterra. De hecho, la finca de Springhead fue siempre conocida por sus manantiales y por albergar un molino, que los padres de Gardiner convirtieron, en los años cuarenta del siglo pasado, en una pionera granja ecológica y en un centro para las artes y el renacimiento de las culturas tradicionales. Ahora, al parecer, sir John también impulsará allí un festival de música.

El director inglés, en un retrato de 1981.
El director inglés, en un retrato de 1981. United Archives (United Archives via Getty Images)

Y el apelativo de Constellation obedece a su renovado interés por Claudio Monteverdi, el compositor que impulsó hace 60 años al dar su nombre al coro que ahora pretende hundir. En 2017, y coincidiendo con el 450º aniversario del compositor italiano, dirigió en varias ciudades europeas sus tres óperas conservadas en versión semiescenificada. Una maratón que prosiguió planificando un podcast titulado Monteverdi and his constellation, que se lanzó durante el verano de 2020. En él aspira a situar la “estrella” de Monteverdi en la constelación de otros genios coetáneos como Galileo, Rubens, Caravaggio, Kepler, Shakespeare y Francis Bacon. Un admirable trabajo divulgativo que ha contado con la colaboración de grandes expertos y que no elude su eclosión popular. No por casualidad, el primer capítulo arranca revelando cómo el tema principal de la banda sonora de la serie The Good Fight, de David Buckley, está basado en un fragmento del Vespro della Beata Vergine, de Monteverdi.

Parece que los meses de su retiro los ha aprovechado para convertir esa serie de podcast en su próximo libro, tras el exitoso La música en el castillo del cielo (Acantilado) que dedicó a Johann Sebastian Bach. El 10 de abril de 2025, Harper Collins publicará su nueva monografía, donde parece haber desarrollado un interés especial por los libros de madrigales de Monteverdi, que ha interpretado poco en relación con su música religiosa y sus óperas. Quizá ese sea uno de sus próximos proyectos. Ojalá Gardiner viva su nuevo Constellation y deje vivir al MCO, y también haya aprendido que hoy la autoridad sobre el podio se consigue con una actitud más colaborativa que impositiva. No obstante, será un placer volver a verlo sobre un escenario.

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