Ángeles Toledano, la cantaora que hermana al flamenco con Billie Eilish y Harry Potter
La artista andaluza debuta con un poderoso disco, ‘Sangre sucia’, donde canta a los aquelarres o a la regla
El primer disco de Ángeles Toledano se cierra con La misma sangre del cuerpo, un canto a la menstruación. Toledano (Villanueva de la Reina, Jaén, 29 años) habla, en una charla con este periódico este verano, de algo que por prejuicio de la sociedad patriarcal o por pudor pocas veces se ha tratado: “Actuar con la regla no es nada agradable. Afecta mucho a las cuerdas vocales; por la mucosa, que se concentra ahí abajo. Se queda seca la garganta y cuesta que el junte de cuerdas sea fluido. Las cuerdas vocales tienen la misma forma que el útero, están muy conectados. Incluso las cantaoras antiguas y los guitarristas tenían una broma: cuando las mujeres tenemos la regla desafinamos las guitarras. Yo creo que no desafinamos las guitarras, pero cantamos con un tono más bajo. He tenido muchísimas más veces la regla de las que me he enamorado. Cómo voy a hablar del amor y no de esto”. Lo cuenta Toledano con voz dulce y el acento de su tierra, que como ella dice transmite bondad. “Solo tienes que escuchar hablar a Carmen Linares: una voz acogedora, tierna, como Jaén”, sonríe.
Toledano despunta como voz flamenca de la que se va a hablar mucho y bien este otoño. Su primer disco, Sangre sucia, se publica el 27 de septiembre (ya se pueden escuchar dos adelantos: Araora y X Las Niñas), un trabajo que mantiene la tensión entre la tradición jonda y lo que piensa y siente en 2024 una mujer joven e inquieta como ella. El diálogo entre la raíz y la contemporaneidad, sin eludir las contradicciones, los choques, el junte. Ella posee la autoridad para proponer este planteamiento. Porque Toledano debuta discográficamente después de una larga carrera que le ha permitido recorrer el mundo (Asia, Estados Unidos, Europa, Latinoamérica…) como cantaora en espectáculos, algunos bastante experimentales.
“Con ocho años me pagaron mi primer sueldo. Fue en Arjona [Jaén]. 150 euros. Por interpretar una media granadina y Los campanilleros”. Era 2004. Poco antes le había entrado la curiosidad por el flamenco de la forma más casual. Lo que realmente enloquecía a Ángeles cuando era una cría se titulaba Antes muerta que sencilla, la pizpireta canción de María Isabel, una muchacha de Ayamonte que representó a España en Eurovisión Junior. Un día se le olvidó ese CD en casa de sus abuelos y fue a buscarlo de inmediato. Así de enganchada estaba la pequeña Ángeles a Antes muerta que sencilla. No lo encontró de un primer vistazo y como era la hora de la siesta no quiso despertar a sus abuelos. Así que cogió un disco al azar de la colección de su abuelo, “para escucharlo mientras aparecía el de María Isabel”. Resultó ser una recopilación de flamenco tradicional: Juanito Valderrama, Pastora Pavón, Manuel Vallejo, Niña de la Puebla… “Me encantó y me lo ponía en bucle. Empecé a aprendérmelo. Yo decía a mi padre y a mi madre: ‘Mirad, aguanto las notas como la Niña de la Puebla’. Ahí vieron mis padres que, a pesar de ser un mico, ya cantaba bien”.
Fue cuando entró en juego su abuelo, un gran aficionado. La cantaora recuerda especialmente un verano, cuando su abuelo se presentaba en su casa a las nueve de la mañana: “Dónde está la niña”, bramaba. La niña estaba en la cama, todavía durmiendo. Pero se levantaba y despejaba la pereza cuando sonaban los discos antiguos. “Mira, escucha ese giro de voz, y esa letra… Escucha, eso es una soleá”, explicaba a la nieta.
Sus amigas bailaban las canciones de El Canto del Loco, Los Rebujitos, Andy y Lucas… “A mí también me gustaban, pero disfrutaba mucho escuchando flamenco”, apunta. Tanto que muchas noches prefería quedarse en casa viendo en YouTube la serie Rito y geografía del cante flamenco que salir a lo que hacen los adolescentes: bailar, relacionarse, divertirse. “Mis padres se han pegado una panzá de coche que no veas... Yo me enteraba de lo que pasaba en las peñas flamencas y les obligaba a llevarme. Mañana actúa tal cantaora en Beas de Segura. Y allí íbamos. Al día siguiente a la peña de Linares. Me quedaba embobada escuchando cantar y hablar de flamenco a los mayores”. Mientras, continuaba sus estudios: aprobó selectividad y cursó dos años Derecho. “Pero me di cuenta de que no era lo mío y que me quería dedicar al cante”. Ya había recibido clases de canto y pasado las pruebas del conservatorio para luego sacarse el título Superior de Música.
Ángeles lleva un gran tatuaje de Lole y Manuel en el brazo. Una imagen de ellos jóvenes, guapos. La cantaora cuenta quizá el choque más frontal que sufrió durante su formación. “De niña yo cantaba letras antiguas”. Y recita: “Con tal de no pegarle un día yo a esta mujer, que le puse un día en interés cariño y el dinero y no supo a mí ella ni contestarme’. Yo no sabía lo que cantaba. Pero cuando cumplí 18 me di cuenta. Fue un shock. No entendía por qué no era capaz de comunicarme con mis amigas, por qué ellas no venían a verme cantar, por qué solo venía gente mayor. Y de repente me hizo click: claro, yo no querría ir a escuchar eso. Me puse muy triste”. Dice que no está en contra de cancelar esas letras. “Están ahí para contextualizar una época”, considera. Pero desde ese momento en que emocionalmente se dio cuenta de lo incorrecto que estaba cantando, decidió solo afrontar letras con las que se sintiese identificada. Como las contenidas en Sangre sucia, firmadas por ella.
El título del álbum se inspira en el universo de Harry Potter, saga que apasiona a la artista. Toledano recurre a este fenómeno de la literatura infantil y juvenil para reivindicar la bastardía, lo mulato, el híbrido, la tolerancia, el intercambio de fluidos, también intelectuales. “Sangre sucia es como llaman despectivamente al personaje de Hermione [interpretado por Emma Watson] porque no es hija de magos. Pero luego ella es una de las más poderosas. Líricamente el disco versa sobre la amistad con mis amigas”, cuenta. Son 10 temas que vehiculan un relato. En Mamá tenías razón, canta: “Quisiste jugar conmigo y no te sirvió de na”. “Esa canción trata sobre los consejos que me daba mi madre cuando tenía novios: ten cuidado con ellos, te van a hacer sufrir. Y se ha cumplido. Pero yo siempre me voy a lanzar al amor de una manera abierta”, se ríe. Surgen referencias religiosas, incluso en compases que se inspiran en ritos confesionales. “He sido súper cristiana hasta los 15 años porque mi pueblo es así: mi abuela, mi familia… Hasta que reflexioné y me alejé de todo ello. Pero forma parte de mi vida y quería que estuviera en el disco esa cuenta cíclica de rezar el rosario”, señala.
Musicalmente Toledano asume influencias de Paquera, de los Morente, del sonido de guitarra de los Montoya para Camarón… y también de Billie Eilish o Pink Floyd. “Flamenco actual”, resume. Se escucha una guitarra de tablao de los cincuenta, pero también atmósferas electrónicas. Sin ella citarlos, Toledano quedaría bien en un cartel con Rocío Márquez, Arcángel, La Plazuela (con los que ha colaborado) o María José Llergo.
Ángeles vive en Madrid, en un piso de alquiler, pero anda siempre en movimiento. Le gusta viajar sola y buscar encuentros sin cita previa. Estuvo hace poco en Barcelona dos semanas y pasó el verano en un apartamento en Zahara de los Atunes (Cádiz). A ambas ciudades viajó sola. “Disfruto mucho la soledad. Me encanta sentarme en un bar y pedir lo que quiera. No tengo que rendir cuentas a nadie. Unas anchoas, pues unas anchoas. Me gusta vivir con esa libertad, pegarme homenajes. Invierto mi dinero en eso, en vivir”. No parece mal plan.
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