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Crítica | Silver Haze
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Silver Haze’: tremendismo de diseño para enmascarar carencias en la narración

Se ha instalado en el cine un modelo de largometraje de apariencia impoluta y temática de altura, centrada en los desfavorecidos: refulgentes pompas de jabón en las que no hay nada dentro

Esme Creed-Miles (izquierda) y Vicky Knight, en una imagen de 'Silver Haze'.
Javier Ocaña

En los últimos tiempos se ha instalado en el cine un modelo de largometraje, y sobre todo de cortometraje, de apariencia impoluta, con factura técnica impecable, imagen brillante y temática de altura, normalmente alrededor del cine social y centrada en los desfavorecidos. Refulgentes pompas de jabón en las que, si se pincha un poco, no hay nada dentro.

Productos aparentemente artísticos que entran por los ojos durante un corto espacio de tiempo con sus luminosos tráileres y sus músicas envolventes, pero que se desarrollan a través de guiones esqueléticos, meros esbozos de un relato que no llega ni a existir. Películas que, no por casualidad, suelen estar realizadas por alumnos procedentes de escuelas de cine. Sus responsables saben rodar, fotografiar, componer bellos planos, adornarlos con canciones elegidas con buen gusto. Pero no tienen ni idea de cómo contar una historia, ni siquiera la que ellos han elegido. Ni saben narrar ni saben dialogar ni saben mostrar lo que sus personajes llevan dentro. Solo les importa lo de fuera, el envoltorio. Silver Haze, dirigida en el Reino Unido por la neerlandesa Sacha Polak, estrenada en la sección Panorama de la Berlinale, es una de esas películas.

Luego los comentarios podrán disfrazarse de eufemismos, de frases altisonantes como “experiencia catártica” o “goce para los sentidos”. Cero. Únicamente hay ensimismamiento en su propio arte, o en lo que ellos creen que es artístico. De hecho, la intrahistoria de Silver Haze es mucho más interesante que lo que se ve en pantalla durante una hora y tres cuartos. En 2019, Polak hizo un casting entre mujeres víctimas de quemaduras para protagonizar Dirty God, la historia de una joven madre que había sufrido un ataque con ácido por parte de su exmarido, y que la había dejado con graves secuelas en el rostro. La elegida fue Vicky Knight, hasta entonces completamente alejada del mundo del cine, con una terrible historia real detrás: a los siete años sobrevivió al incendio provocado del pub que regentaban sus padres. Sus dos primos, también infantes, fallecieron. Ella sufrió quemaduras en el 33% de su cuerpo y se hizo enfermera especializada en este tipo de cuidados. Cuando Polak se enteró de la historia de la actriz aficionada, pensó que ahí había una película. El resultado es Silver Haze, también protagonizada por Knight, que hace de ella misma.

Esme Creed-Miles (derecha) y Vicky Knight, en 'Silver Haze'.
Esme Creed-Miles (derecha) y Vicky Knight, en 'Silver Haze'.

La historia es terrible. Y la directora no se conforma con eso: le añade aún más carnaza. Entornos de violencia juvenil; una historia de amor lésbico, violento y desesperado; homofobia familiar, autismo, suicidio, trastornos alimenticios, cáncer terminal. Lo normal sería sentir piedad por las criaturas de la película; lo que provocan es hastío. Nunca hay análisis, sino regodeo en la propia crueldad de los personajes. Y, eso sí, constantes videoclips (una decena, como mínimo) que paran la narración para ilustrar las acciones inconexas con los fuegos artificiales de colores y sonidos de la directora. Tremendismo de diseño.

Ojo, todo lo dicho anteriormente no quiere decir que en las escuelas de cine enseñen a hacer estas cosas. No, en las escuelas de cine los instruyen a la perfección sobre la técnica, sobre cómo filmar, y sobre montones de asuntos alrededor del hecho y la construcción fílmica. No obstante, como decía Orson Welles, la sistemática se puede aprender en poco tiempo. Narrar es otra cosa. Tener ideas profundas y saber plasmarlas en una película no es endulzar una imagen con colores, músicas y sonidos bonitos. Y la profundidad de las ideas es mucho más difícil de enseñar. Quizá incluso imposible. Hay extraordinarios alumnos y alumnas de escuelas de cine que saben envolver su obra, y que además demuestran que lo de dentro tiene hondura artística. Pero también hay tahúres de la imagen que solo saben simular que aquello que han realizado tiene trascendencia fílmica.

Silver Haze

Dirección: Sacha Polak.

Intérpretes: Vicky Knight, Esme Creed-Miles, Charlotte Knight, Archie Bridgen. 

Género: drama. Países Bajos, 2023.

Duración: 103 minutos.

Estreno: 23 de agosto.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
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