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El baile de Melissa Barrera con Hollywood: de encarnar a ‘Carmen’ a su despido de ‘Scream’ por apoyar a Palestina

La actriz mexicana estrena en España la adaptación que transforma la ópera de Bizet en un drama alrededor de la inmigración mezclado con un romance con Paul Mescal

Tráiler de 'Carmen', con Melissa Barrera y Paul Mescal.Foto: Filmin
Eneko Ruiz Jiménez

Melissa Barrera cuenta que desde México siempre “había idealizado la industria de Hollywood”. Así que cuando en 2018 le llegó el papel de Carmen, que se estrena este viernes por fin en España, vio cómo su vida podía cambiar. La actriz era reticente a aceptar papeles de inmigrantes latinos. Ni los leía. Pero este tenía algo distinto: “Al tener música, baile y misterio podíamos abrir la conversación a otro público”. Era un proyecto que le hacía brillar los ojos. Y aquella oportunidad y ese papel todavía le emocionan hoy, si bien reconoce que ya no es la mujer de hace seis años. En este tiempo, Hollywood le ha enseñado su peor cara.

El año pasado, Barrera (Monterrey, 34 años) sufrió una amarga decepción con la industria. En noviembre, y tras protagonizar dos películas de la saga Scream, la despidieron de la séptima entrega por ser una de las voces más activas contra los ataques de Israel en Gaza y en defensa de Palestina. Ahora reconoce por videoconferencia a EL PAÍS que hubo momentos en que tuvo miedo de ser “desahuciada” y de que no le ofrecieran más papeles en aquel Hollywood que había percibido como ideal desde el otro lado de la frontera. “Con el tiempo se te cae la venda de los ojos. No es todo tan bonito”, acepta.

“En Carmen, que se acabó rodando en 2021, fue la primera vez que me sentí especial en un proceso, que me estaban viendo de verdad”, rememora sobre un proyecto que desde el principio sonaba como una curiosa mezcolanza. En esta adaptación libre de la ópera y la novela de Prosper Mérimée, el clásico romance trágico cruza su argumento con una historia de amor imposible. Los protagonistas son una mexicana y un rebelde guardafronteras estadounidense con el rostro entonces desconocido de Paul Mescal. Cada parte del puzle es atípica. Están la obra original de Bizet, que sirve de inspiración, y la dirección del coreógrafo francés Benjamin Millepied, famoso por Cisne negro y exmarido de Natalie Portman. Pero también las canciones del triple nominado al Oscar Nicholas Brittell (Succession) y de la cantante mexicana Julieta Venegas, y un reparto que incluye a las españolas Rossy de Palma y Elsa Pataky. Y todo rodado en los desiertos de Australia.

Paul Mescal y Melissa Barrera bailan en una imagen de 'Carmen'.
Paul Mescal y Melissa Barrera bailan en una imagen de 'Carmen'.BEN KING PHOTOGRAPHER

“Era un proyecto muy padre. La visión de un coreógrafo es distinta a la del resto. El guion pasó por 20 versiones y acabó siendo muy distinto al original. Es una obra muy experimental y artística”, explica Barrera, que ha mezclado el baile y la actuación durante toda su carrera. “Siempre ha sido parte de mi vida. Es el regreso a mis raíces. Busco proyectos que estén relacionados con la danza. Y ellos me buscan a mí. En el teatro en México, en el musical En un barrio de Nueva York (de Lin-Manuel Miranda) e incluso en la película de terror Abigail. Es el universo diciéndome: estamos contigo, estamos cuidando de ti y has tomado el camino correcto”.

El baile también la llevó a participar en las primerísimas fases de preparación del controvertido musical Malinche de Nacho Cano, como mostraba el documental sobre su creación de Netflix, si bien Barrera, que tiene una hermana viviendo en Madrid desde hace tres años, recuerda que solo participó “en el desarrollo con Nacho en Estados Unidos. Primero en Miami y luego en Nueva York”, por lo que se ha mantenido ajena a su recorrido en España. Esta misma semana una jueza imputaba al compositor por presunta contratación ilegal de inmigrantes para el musical en Madrid.

En Carmen, precisamente, el personaje de Rossy de Palma, una especie de mentora para la trágica protagonista, explica que bailar sana. Barrera se graba esas palabras en la piel para describir su vida: “Siempre que me siento saturada o abrumada por cualquier situación, sé que si vuelvo a la música, recargo energías y me regenera”. La intérprete ha necesitado mucho esas palabras desde noviembre.

Melissa Barrera y Rossy de Palma, en una imagen de 'Carmen'.
Melissa Barrera y Rossy de Palma, en una imagen de 'Carmen'.Filmin

Todos los días, y casi sin falta, Barrera sube a sus stories de Instagram mensajes de apoyo a Palestina o críticas a los ataques de Israel a Gaza. Comparte desde números de cuenta para ayudar a las ONG a vídeos que muestran las masacres más sangrientas. Lo hace desde que estalló el conflicto en octubre y, justo un mes después, la productora Spyglass decidió prescindir de los servicios de su protagonista para Scream 7. Argumentaban que tenían “cero tolerancia con el antisemitismo y la incitación al odio, incluyendo falsas referencias al genocidio y distorsiones del holocausto”, algo que ellos habían percibido en mensajes de Barrera en los que apuntaba que “Gaza está siendo tratado como un campo de concentración”.

“Fue un momento muy duro —recuerda—. Es muy difícil cuando sientes que los buenos pierden. Te planteas cómo es posible que por estar luchando por la justicia y por cosas buenas te caigan consecuencias tan malas. Te hace cuestionar absolutamente todo, pero también me dio más hambre de luchar por crear ese cambio y de abrir mi mente. Pensé: ¿qué estoy haciendo aquí?, ¿por qué dependo tanto de una sola industria cuando me puedo ir a Europa? Desde Reino Unido me han apoyado mucho. Me dieron ganas de crear mi propia industria y eliminar ese monopolio que tiene tanto poder sobre la gente”. Entonces nació en ella el ímpetu por pasarse a la producción y tomar decisiones: “Quiero no depender de nadie más, me empujó a ser más proactiva y armar mis propios proyectos, producir, dirigir y no esperar a que me abran la puerta”. Entre otras cosas, decidió salir de Los Ángeles e instalar su hogar de manera permanente en Austin, Texas, desde donde se conecta a la videollamada con EL PAÍS.

Melissa Barrera
Las actrices Melissa Barrera (izquierda) y Jenna Ortega (derecha) interpretan a Sam y Tara Carpenter en 'Scream VI'.Philippe Bossé (AP)

Al despido de Barrera le siguió la salida de Scream 7 de su hermana en la ficción, Jenna Ortega (en auge tras Miércoles), y del director, Christopher Landon, que apoyó a la actriz. En sustitución, decidieron tirar de clásicos confiables y volver a llamar a la antigua estrella de la franquicia Neve Campbell y a su creador, el director Kevin Williamson. “Hubo un momento que pensé: ¿será que todo se acabó? Me planteé si iba a tener que hacer otra cosa. Me van a bloquear completamente y ya no voy a poder hacer nada. Pero, gracias a Dios, no”, recuerda mientras reconoce que se siente más tranquila porque en estos meses “el oleaje ha cambiado” hacia su lado: “Sabía que era cuestión de tiempo. Para algunos de nosotros desde el principio fue muy claro y lo empezamos a externar”.

Eso no quita, sin embargo, para que hoy contemple de otra manera su trabajo, y que cuando revisa Carmen vea a una niña con mucho por aprender: “Pensaba que si llegaba ya lo había hecho. Pero una vez que luchas para estar ahí, se cae la venda y nada te garantiza volver a trabajar. Siento que Hollywood puede llegar a ser demasiado superficial e individualista, se me ha ido aquella admiración. Amo el trabajo que hago y contar historias, pero hay muchos problemas que vienen de muy adentro, y la gente que empezamos tenemos muchas ganas de cambiar, de abrirlo y contar otro tipo de historias, que esté más abierto a oportunidades, más tolerante, acogedor, seguro… Hay muchas cosas que no son tan lindas, pero lo bonito es que tiene mucho poder para contar historias que reflejen el mundo y crear un cambio positivo”. Lo ve incluso con cierto optimismo. Al preguntarle sobre si Scream podría volver en su futuro, responde: “Quién sabe”.

Melissa Barrera , en un momento de 'Carmen'.
Melissa Barrera , en un momento de 'Carmen'.

Reconoce su “privilegio” y, aun así, protesta porque cree que los latinos siguen pareciendole a Hollywood “los últimos considerados, la última minoría, y eso que en muchos Estados ni es minoría”. Barrera quiere romper ese techo de cristal optando por papeles no escritos en origen para latinos y desechando esos otros que se incluyen en los repartos para cumplir un cupo. Por eso dudó con Carmen: “Cuando fui a EE UU, no quería hacer historias de inmigración ni de narcotráfico, porque continúan alimentando estereotipos. Es algo muy relevante y delicado, que sigue creando discusión, pero los latinos somos mucho más. Cuando me llegaban esas audiciones, las rechazaba. Pero me gustó este concepto”.

Barrera se ve reflejada en su personaje, y cree que por ser mujer y latina sus palabras también han sido juzgadas con mayor dureza. Le gustó el poder de Carmen y el giro que el director dio a su trágico y famoso final. Ese empoderamiento lo sintió, recuerda, cuando Millepied se redujo el sueldo para que ella pudiera tener un buen salario: “Carmen es una mujer que se atreve. En la historia original, se atreve a ser sensual, a buscar placer, es valiente. Alza la voz, se pone de frente, se expone y le va mal. Hay consecuencias porque la gente a su alrededor no le gusta. Hay que cambiar eso. Benjamin quería darle poder a la mujer. Desde el principio me hizo sentir importante y una más. Necesitamos ese tipo de aliados”.

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Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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