El Museo Picasso de Málaga renueva su colección y trata de dejar atrás los conflictos
El centro renueva su colección con 202 obras, algunas inéditas, pero sigue convulso tras un 2023 marcado por las protestas laborales y la salida de José Lebrero, relevado por Miguel López-Remiro
Nuevo director, nueva colección y nueva etapa. El Museo Picasso Málaga ha afrontado este inicio de año con numerosos cambios que han servido tanto para renovar la oferta expositiva de la pinacoteca, como para intentar dar carpetazo a todos los problemas vividos en 2023. El año de su 20 aniversario y el de más visitas en su historia —superó las 779.000— fue también uno de los más convulsos tras la salida de José Lebrero y las numerosas protestas de la plantilla para mejorar sus condiciones de trabajo. La firma de un nuevo convenio colectivo y el aterrizaje de Miguel López-Remiro han apaciguado el clima, pero los problemas internos continúan. Y, mientras, en lo artístico, los rectores del centro han apostado por renovar la colección, que contará con 202 obras procedentes de la colección privada de Pablo Picasso, de las que una decena no se había visto antes en España.
La renovada ordenación se ha titulado Pablo Picasso: estructuras de la invención. La unidad de una obra y en ella se podrán ver 202 obras durante los próximos tres años. No estarán todas a la vez. Habrá algunas que, por cuestiones de conservación, saldrán o entrarán de las distintas salas, que hoy cuentan con 144 pinturas, esculturas y cerámicas, realizadas por el artista malagueño a lo largo de toda su vida. Entre ellas hay 10 inéditas en España y otras “que no han estado a la vista en este país desde hace muchos años”, según ha explicado Michael FitzGerald, Profesor de Historia del Arte en el Trinity College de Hartford (Estados Unidos), quien ha supervisado la nueva disposición de cada pieza en colaboración con el personal de FABA.
El pasado enero, durante su presentación como nuevo director, López-Remiro se mostró “comprometido a trabajar con el equipo” de la pinacoteca. Este lunes ha subrayado que su mayor objetivo es hacer del Museo Picasso Málaga “una estructura flexible y de diálogo”. Por eso ha celebrado la nueva ordenación de la colección, que asegura le ayuda en ese objetivo porque las propias obras de Picasso son las que hablan entre ellas y dan pie a nuevas conversaciones. Un tercio de esas obras son de la colección del centro malagueño, mientras que los otros dos tercios pertenecen a la colección de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso (FABA), que alarga y estrecha así su intensa relación con la pinacoteca malagueña. “Esta apuesta es un sueño”, ha subrayado Ruiz-Picasso para referirse a la nueva exposición.
“Picasso las mantuvo todas estas obras hasta su muerte. Estaban en su estudio, vivía con ellas. Eso le permitía tener una mirada hacia sus inicios y que éstos influyeran en el trabajo de sus últimos años”, ha subrayado FitzGerald. “La obra de Picasso suele mostrarse dividida en diferentes etapas creativas. Nosotros hemos decidido no seguir ese camino y sugerir que su trabajo no está segmentado, sino que siempre está conectándose hacia adelante y hacia atrás” ha añadido FitzGerald, que ha relatado que las 12 salas que muestran la colección carecen de orden cronológico, pero que hay ciertas características que permiten establecer relacionas y que las obras dialoguen entre sí. También ha explicado que hay cinco trabajos de investigación cuyas conclusiones forman parte de la muestra. En ellas se trata la relación de Picasso con la escultura africana, las pinturas del artista en paneles de madera, las esculturas de yeso de los años 30 del siglo pasado, su vida en París durante la II Guerra Mundial o el mural que realizó en París para la sede de la Unesco. La nueva colección irá también unida a numerosas actividades, entre ellas, la conferencia inaugural que el propio FitzGerald realizará este martes a partir de las 18.00 horas en el auditorio del museo.
Quejas de la plantilla
En la primavera de 2023 el anuncio de un concurso para elegir a la nueva dirección artística del museo implicaba la salida de José Lebrero tras 14 años como director y abrió la caja de los truenos. La plantilla puso el grito al cielo porque entre las condiciones del puesto se incluía un salario de 80.000 euros y una ayuda de vivienda cifrada en 35.000 euros, cantidad que supera el salario base de la inmensa mayoría de la plantilla, según informó entonces del comité de empresa. Arrancó así una de las etapas más complejas del centro, dirigido por la Fundación Museo Picasso Málaga. Legado Paul, Christine y Bernard Ruiz-Picasso, entidad de carácter privado, pero con gran representación de la Junta de Andalucía, que aporta 4,37 millones de euros al año en concepto de subvención gracias a un acuerdo que se renueva anualmente.
La plantilla se quejaba de que sus condiciones habían empeorado en los últimos años. Realizaron huelgas y promovieron protestas. Y varias fuentes internas denunciaron el “ambiente irrespirable” creado por Lebrero en el día a día del centro. El momento más tenso se produjo en septiembre pasado durante la inauguración de la exposición El eco de Picasso, donde se vio a Bernard Ruiz-Picasso —nieto del artista y máximo responsable del centro, quien había llegado acompañado de Jeff Koons— acercarse con cara de pocos amigos a la manifestación organizada por los trabajadores. A pesar de todo, a finales de año se firmó el nuevo convenio, que el comité ni celebró. En un comunicado enviado entonces, lo consideró solo “un pequeño avance” porque las condicionales laborales en el centro siguen “a la cola” de los museos nacionales y criticó la actitud “caciquil” del Consejo Ejecutivo del Museo durante las negociaciones.
Los cambios en la dirección han permitido al museo tomar un poco de aire. “El nuevo director es una persona educada, eso ayuda, pero hay un poso de toxicidad que será difícil eliminar”, aseguran conocedoras de la situación en el espacio cultural. “Hay poca ilusión y motivación”, añaden otras fuentes, que subrayan que el ambiente se ha visto “muy mermado” por todo lo ocurrido durante 2023 y que será difícil mejorar. Sin embargo, cuentan que para la fundación “es como si no hubiera pasado nada” y afirman que López-Remiro llega “con toda las bendiciones” de los rectores del centro. Lebrero, mientras tanto, no ha desconectado del todo. Será el comisario de la exposición temporal sobre María Blanchard que el Museo Picasso Málaga inaugura el próximo 30 de abril y otra sobre Marius de Zayas que se iba a ver en otoño y ha sido trasladada a 2025. Dicha muestra ha sido sustituida por otra del fotógrafo Joel Meyeorwitz, que se podrá ver desde junio y que estará comisariada por el propio López-Remiro, que empieza a apuntar a un enfoque más contemporáneo para el centro que su predecesor. “Lleva muy poco tiempo con nosotros”, añaden otras fuentes de la plantilla, que le conceden un periodo de gracia y destacan que, además, “está muy centrado en su exposición”.
Babelia
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