Nueva York celebra el “festín intelectual” de Vicente Espinel, autor de la décima musical y creador de la guitarra española
El Flamenco Festival y el Instituto Cervantes se alían para recuperar la figura de este sacerdote del Siglo de Oro en el 400 aniversario de su muerte, hoy reivindicado por los flamencos, pero también por los repentistas cubanos, la canción de autor y los ritmos urbanos
Guasa decimal es el nombre de un grupo de WhatsApp que comparten algunos de los poetas y músicos más conocidos en España. Espoleados por el uruguayo Jorge Drexler y, sobre todo, por el cubano Alexis Díaz Pimienta, los españoles Marwan, Rozalén, Toni Zenet, El Kanka, Pedro Guerra y, entre otros muchos, los poetas Juan José Téllez y Felipe Benítez Reyes (que hace de intermediario con Joaquín Sabina, que no tiene servicio de WhatsApp) comparten en este chat, por diversión, pero también como reto y parte de un “festín intelectual”, versos escritos en la conocida como décima espinela.
La estructura de esta estrofa, la más popular en la música en español, se mantiene exactamente igual que hace cuatro siglos, cuando el sacerdote malagueño Vicente Espinel (Ronda, Málaga, 1550-Madrid, 1624) la escribiera por primera vez en su libro Diversas rimas, publicado en Madrid en 1591. Jamás hubiera imaginado este personaje de biografía novelesca, poeta, músico, novelista, capellán mayor, maestro de Lope de Vega y Calderón de la Barca, la larga vida que le esperaba a ese tipo de verso que, paradójicamente, él apenas cultivó, pero que, sin embargo, hoy bulle en las redes sociales. Una métrica que gana peso en la poesía y la música urbana, como ocurre en el rap y el repentismo (la improvisación de la palabra), abriéndose hueco en España tras siglos de tradición en Latinoamérica.
Larga vida y tremenda expansión geográfica. La décima es la estrofa que une la música española con la tradición latinoamericana, en un viaje de ida y vuelta (en el nuevo continente se hizo grande y regresó a España con todos los honores varios siglos más tarde) que tiene esta semana parada en Nueva York. Junto con la figura indiscutible del guitarrista Paco de Lucía, el Flamenco Festival ―la mayor promotora de arte jondo fuera de nuestras fronteras, con presencia en Miami, Nueva York y Londres― dedica su edición de este año en la Gran Manzana a Vicente Espinel, del que se cumplen 400 años de su muerte, como responsable no sólo de la popularización de la décima musical, sino considerado por los flamencos como el padre de la guitarra española. Este sacerdote andaluz tuvo la osadía de añadir una quinta cuerda a la vihuela, el instrumento más popular del Siglo de Oro, transformándola así, para siempre, en una guitarra.
“La vida y la obra de Espinel constituye un formidable trampantojo histórico. Todo es lo que es, pero nada es lo que parece. ¿Inventó, realmente, la décima? Su discípulo Lope de Vega dice que sí, pero existen grandes dudas al respecto. Le añadió la quinta cuerda a la vihuela, pero consta que ya existía con anterioridad. Y, para colmo, su novela picaresca Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón, supuestamente autobiográfica, tampoco es un reflejo fidedigno de sus andanzas. Al menos, durante nueve años, entre 1572 y 1581, en los que no existe referencia alguna sobre sus peripecias”, explica desde el Instituto Cervantes de Nueva York el periodista y poeta Juan José Téllez, encargado de abrir las actividades conmemorativas de Espinel, que continuarán en España a partir de marzo, tras su estreno en Estados Unidos.
“Todos los indicios apuntan a que no inventó la décima ―continúa Téllez―, la agrupación de dos quintillas con la estructura fija abbaaccddc ya la había utilizado Juan de Mal Lara, por ejemplo. Pero Samuel Gili Gaya aseguró que ‘lo que hizo fue perfeccionarla, dotándola de unidad y ligereza; su prestigio contribuyó a divulgarla y a ponerla de moda”. Entre las más icónicas de Espinel, que recoge a la perfección esa estructura, propone Téllez ésta:
No hay bien que del mal me guarde,
temeroso y encogido,
de sinrazón ofendido,
y de ofendido cobarde.
Y aunque mi queja, ya es tarde,
y razón me la defiende,
más en mi daño se enciende,
que voy contra quien me agravia,
como el perro que con rabia
a su mismo dueño ofende”.
El poeta gaditano ha recogido, en la conferencia que impartió el miércoles en Nueva York, las apreciaciones del filólogo y escritor Maximiano Trapero, especialista en la décima musical, para quien “las espinelas de Espinel, siendo buenas, como de quien son hijas, no alcanzan ese nivel de excelencia que las haya hecho proverbiales. Sus seguidores del Barroco y hasta los improvisadores actuales las hacen mejores. Y desde luego, muchas más: Calderón y Lope hicieron innumerables décimas más que su creador; y cualquiera de los decimistas actuales, en una simple canturía, son capaces de crear muchísimas más de las que Espinel creó en toda su obra”.
Décima y canción
No sabemos si Maximiano Trapero, residente en Canarias, que fue el puente natural con América y donde la espinela es un palo musical incorporado a su folclore, se ha asomado al grupo de WhatsApp de nuestros músicos más conocidos, pero lo cierto es que, como recogen en su web Décima y canción las profesoras de la UNED Clara Martínez y María Esteban, “las redes sociales han aportado un nuevo canal de difusión donde los participantes comparten su afición por el verso clásico en general y la décima en particular”. Parte de la responsabilidad es del poeta, repentista e investigador cubano Alexis Díaz-Pimienta. Su actividad tiene mucho calado en la nueva generación de cantautores hispanohablantes, donde figuran Jorge Drexler, Javier Ruibal, El Kanka, Juanes o Marwan. “Desde su plataforma digital Academia Oralitura, Pimienta ejerce de puente entre géneros y continentes”, sostienen. Pero existe también la autodenominada Cofradía de la palabra, promovida por el poeta y cantautor colombiano Carlos Palacio, Pala, con importante presencia en la red social Facebook.
“Las nuevas plataformas vienen desempeñando un papel crucial para hermanar las décimas de un lado y otro del Atlántico”, confirma Juan José Téllez, que recuerda que Jorge Drexler llegó a ingeniar en 2011 una variante de la décima, la semiespinela, para adaptarla a los 140 caracteres que hasta 2017 aceptaba Twitter:
“No hay #Espinela que quepa, Que yo sepa, en esta esquela. La #Semiespinela ostenta Su cuenta de caracteres Que muere en ciento cuarenta”, escribió el uruguayo en su red social.
“Aprovecho para recordar que la estructura del fandango, que también se improvisaba en las reuniones campesinas, dando lugar, en Cádiz, al chacarrá o al fandango de Cucarrete, se basaba en la quintilla, que no deja de ser la madre de la décima”, apunta también el poeta gaditano, que recita desde Nueva York este delicioso ejemplo ante maravillados oídos anglosajones:
Tú no te llamas María
ni Carmela ni Pilar
te llamarás cada día
como te quieran llamar
por ser mujer de la vía.
Espinel, músico y luthier
El otro “invento inventado” de Vicente Espinel, como define Téllez, es el de la vihuela transformándose en guitarra, “que también ha recorrido un largo mundo y ha hermanado, en gran medida, lo que Paco de Lucía, uno de sus grandes artífices, denominaba “la música de los pueblos con la nevera vacía”.
La guitarra nacida desde que Espinel añadiera una quinta cuerda al instrumento medieval “levantó su imperio sobre la música popular y, muy especialmente, en el flamenco: el grabado más conocido del cantaor al que se recuerda con el sobrenombre de El Planeta, lleva entre sus manos una guitarra”, recuerda el poeta gaditano. Como explica estos días el guitarrista Rycardo Moreno, presente en estos días también en el Flamenco Festival de Nueva York: “El flamenco se puede entender sin la guitarra, de hecho ya existía siglos antes de su aparición, pero realmente es el instrumento español que nos representa en su calidad más intelectual, el que ha conseguido el respeto de todos los músicos del mundo, y dicha admiración se debe a que son ya muchas generaciones de guitarristas llenando de creatividad y compromiso el flamenco”.
También se pasea estos días por Manhattan Pepe Zapata, la mano que ha mecido la cuna del Flamenco Festival y el Instituto Cervantes para que se dé el pistoletazo de salida al Año Espinel en este lado del Atlántico. Promotor musical, documentalista y comisario del cuarto centenario de la muerte del músico y sacerdote malagueño, Zapata lo reivindica no solo en su faceta creadora, sino “como luthier, el constructor más que el tocaor, por cuanto fue el modificador del quinto orden”, asegura. Con tal motivo, Zapata se encuentra ahora mismo preparando una gran exposición sobre este instrumento que tendrá parada en Almería, Ronda y Madrid. Será el comienzo de una conmemoración que regresará a España en primavera, tras este arranque americano, en el mismo viaje de vuelta que ya emprendió la décima espinela.
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