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Toros sin trapío e insustancial puerta grande de Castella tras la vuelta de las corridas a la Plaza México

Isaac Fonseca no pudo triunfar en la confirmación de su alternativa

Sebastián Castella, en un desplante ante su primer toro.
Sebastián Castella, en un desplante ante su primer toro.Mario Guzmán (EFE)

La segunda corrida del Serial de Reapertura de la Plaza Monumental de la Ciudad de México finalizó con dos orejas para el francés Sebastian Castella, que salió a hombros por la puerta grande. Los mexicanos Leo Valadez e Isaac Fonseca no obtuvieron premio alguno y los toros de Xajay resultaron de pobre presentación y descastados, según informa Borja Ilián.

Algo menos de 40.000 personas acudieron al coso de Insurgentes, y al igual que en la primera corrida del serial, el mal ganado marcó un festejo que no estuvo a la altura del casi lleno y tampoco del repunte que vive la tauromaquia como respuesta a la prohibición.

Toros de aparente menos edad de lo debido, escasos de defensas, sin fondo y descastados acompañaron la puerta grande. Esta sucedió tras dos anodinas faenas de Sebastián Castella ante bovinos sin emoción. La primera oreja la obtuvo toreando primero en corto y después con algo de más distancia, pero atropelladamente. El francés salió del paso con un cambiado de mano que gustó en los tendidos. Al natural anduvo muy aliviado. Completó su actuación con circulares y toreando en redondo. Remató con manoletinas sin tensión por la falta de casta y trapío de su rival. Una estocada trasera fue suficiente para recibir una oreja. El animal se fue entre inmerecidos aplausos.

El europeo rubricó el aldabonazo con un toro algo más hecho, al que el picador Efrén Acosta recibió con destreza en el peto. El lánguido ejemplar completaba los pases con dificultad. Faena a trompicones sin completar una sola tanda limpia y de mucha demostración de valor ante el descastado ya rendido. Los recursos para lograr la oreja, que le permitía salir a hombros, fueron los habituales circulares y desplantes. Concluyó con una estocada caída. Orejas las de uno y otro toro sin argumentos para celebrar el fallo del tribunal colegiado.

El mexicano Isaac Fonseca confirmó una alternativa para olvidar Al que abrió plaza Fonseca lo recibió a puerta gayola. Las chicuelinas, alguna mirando al tendido, y el discurso al brindar, apuntaban a una faena populista que el diestro inició de rodillas con la muleta en la espalda. Ya de pie citó con el pico y hacia afuera. La media altura no le funcionó. En cambio, por bajo el toro mostró algo más de codicia. No quiso verlo el mexicano. Tras un par de pasos de baile al natural, no se asomó al contrario. Más danza y trapazos sin siquiera justificarlos con quietud. Mató al segundo intento. Peor estuvo con el cierre plaza, de aspecto más cocido por el tiempo. Fonseca lo mandó dejar crudo en el tercio de varas. Luego lo enfrentó con saltilleras y gaoneras. En la muleta pagó la decisión de darle una leve puya. No logró someterlo y despidió su confirmación sin pena ni gloria.

Leo Valadez tuvo enfrente las reses de más movilidad y casta. A su primero, tras un vistoso pasaje por zapopinas, le ejecutó una media verónica muy hacia dentro que fue lo único rescatable de la tarde. Con la muleta ofreció en ambos toros una labor sin volcarse y erró con la espada. Valadez puso banderillas al quinto, de pobre planta, con muchas carreras y ninguna pausa. Antes, el varilarguero le infringió un dos en uno. Otra vez el de Aguascalientes estuvo prevenido, en paralelo, con la muleta asegurando un viaje lejano del astado.

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