El lento despegue de la Galería de las Colecciones Reales en la oferta cultural
El nuevo gran museo de Madrid, tras seis meses de vida, afronta 2024 con el reto de superar los contratiempos que le han impedido llegar a unas expectativas demasiado optimistas
“Superamos el millón de visitantes”, “El mejor año de nuestra historia”, “Récord histórico de visitas”, “El año más visitado”, “Récord de público”... Como ocurre cada comienzo de año, los museos españoles, públicos y privados, han informado de cuántas personas acudieron a sus salas y cuanto dinero recaudaron, unas cifras que han traído la buena nueva de que se han recuperado las de visitantes prepandemia. No obstante, los responsables de estos centros suelen decir a continuación que hay que valorar también lo cualitativo, que “la experiencia” sea agradable. Al ecosistema museístico nacional se ha unido en 2023 un elemento singular por todo lo que ha pasado hasta ver la luz y por su naturaleza única, la Galería de las Colecciones Reales: 172 millones de euros de gasto público, una inauguración con ocho años de retraso (el edificio empezó a construirse durante el segundo Gobierno de José María Aznar, 2000-2004) y casi 700 piezas expuestas en tres plantas. En sus primeros seis meses de vida (abrió el 29 de junio como grandioso palio de la presidencia española del Consejo de la UE ) recibió 336.058 personas, 1.867 al día.
Por ponerlo en contexto, un transatlántico como el Museo del Prado alcanzó en 2023 de media por jornada 8.954 visitantes, el Museo Reina Sofía, 6.933; el Palacio Real, que como la Galería pertenece a Patrimonio Nacional, 3.894; el Guggenheim Bilbao, 3.628; el Museo Thyssen, 2.940; el Picasso de Málaga, 2.135, y 1.388 el Museo Arqueológico Nacional. La presidenta de Patrimonio Nacional (PN), Ana de la Cueva, explica, en su despacho en el Palacio Real, que en este corto periodo “la Galería se ha consolidado como referente entre los museos nacionales”. Ella fue quien, el 17 de junio de 2022, junto al entonces ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, anunció que el objetivo era que entrase a la nueva galería el mismo número de personas que en el Palacio Real (en 2023 fueron 1.421.428). Una sencilla cuenta da que en los seis meses que lleva abierta, la Galería podría haber rondado los 700.000, pero fueron la mitad. ¿Una cifra menor de lo esperado o unas expectativas demasiado altas?
“Fue una estimación como institución, una aspiración. Hemos tenido un problema de comunicación, pero esa cifra nunca estuvo en nuestros documentos”, explica De la Cueva mientras se oyen los cascos de los caballos de la Guardia Real, que esperan a los nuevos embajadores llegados para presentar sus credenciales al rey Felipe VI. El 6 de octubre de 2022, en una entrevista con este periódico, la directora de la Galería, Leticia Ruiz, también mencionó esas expectativas de 1,5 millones por año. “Estamos muy contentos”, subraya De la Cueva, para quien la “verdadera preocupación” es que la visita sea “segura y de calidad”.
No obstante, reconoce que ha habido algunos contratiempos: “Tuvimos que retrasar la inauguración oficial [con los reyes Felipe y Letizia, que fue finalmente el 25 de julio] por la cita electoral. Tuvimos que abrir el primer mes discretamente sin el empuje que habría supuesto su presencia”. Don Felipe dijo ese día que “a pesar de su monumental escala, la Galería acoge y no sobrecoge” y que es “un instrumento para la difusión del legado artístico” de la Corona. “Además, el museo ha tenido poca visibilidad y no hicimos una campaña publicitaria potente”, añade la presidenta. Otra cuestión que no ha cristalizado hasta hace unos días es la venta de una entrada combinada Palacio Real-Galería, que cuesta 24 euros. Son cuatro de rebaja porque por separado cada una son 14 euros. De la Cueva conviene que ver el Palacio Real y la Galería en un día “es un atracón”.
Eloisa Pérez Santos, de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y experta en estudios de público en museos, señala por teléfono que la cifra de visitas de la Galería “no es mala” y que, en cualquier caso, ese número “no es el mejor índice” para valorar un nuevo museo, cuya misión “está orientada al extranjero, sobre todo, así que necesitará años, el Guggenheim tampoco despegó al principio”. La profesora Pérez Santos apunta la necesidad de que los museos se empapen de las nuevas formas de comunicar, como han hecho el Prado o la Galería en TikTok o Instagram: “Se llega a otros públicos y de otras formas. Vamos hacia una oferta híbrida para la gente”. Además, “hay informes de la OMS que demuestran que participar en actividades culturales tiene un efecto positivo en las personas”.
Mientras que el coordinador técnico del departamento de Ética, Cultura y Responsabilidad de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Igor Stefanovic, destaca, por correo electrónico, otro valor de la Galería: “Nos habla de una fusión cultural que se ha ido fraguando durante siglos. No es un producto en sí, es una nueva experiencia cultural en Madrid”.
Señalización y acceso
Uno de los puntos de mejora es facilitar a los visitantes que encuentren el edificio. La Galería no disfruta de una presencia precisamente evidente. Hay que caminar hasta el final de la plaza de la Armería, donde se miran la catedral de la Almudena y la fachada sur del Palacio Real, para descubrir, a la izquierda del mirador desde el que se divisa la Casa de Campo, la entrada al extraordinario edificio que proyectaron los arquitectos Tuñón y Mansilla. El 17 de enero, había delante del Palacio Real dos de los nuevos postes informativos que el Ayuntamiento de Madrid está colocando en el centro de Madrid. En uno no aparecía la Galería, en el otro, a unos metros, se informaba del “Museo [sic] de las Colecciones Reales”. Error. El nombre de Galería se puso para que sonase más atractivo en inglés a los turistas (gallery), justificó el ministro Bolaños en junio de 2022. “También tenemos que poner en marcha esa señalización en aeropuertos y estaciones de tren”, agrega De la Cueva.
Entre los nuevos visitantes en este 2024 estarán los alumnos de colegios. Cuando abrió la Galería lo comunicaron a los centros educativos, recuerda la presidenta de PN, “pero nos dijeron que ya tenían planificadas sus visitas para los siguientes meses, así que ha habido que esperar”. Por ahora, el porcentaje de turistas que visitan el nuevo centro está siendo “nacional en más del 80%”. “Los expertos nos dicen que el internacional tarda un año en reaccionar”, explicaba De la Cueva. Tanto ella como Leticia Ruiz han repetido en sus comparecencias que la Asociación Empresarial Hostelera de Madrid les asegura que con la Galería los turistas internacionales pernoctarán una noche más en la capital.
Visto todo lo que no estaba en marcha cuando la Galería echó a andar, ¿no habría sido prudente retrasar su apertura? “No habría tenido sentido y no creo que ello hubiera influido en mejorar las visitas”. Precisamente sobre los visitantes subraya que apenas ha habido quejas (un 0,08% de los que entraron) y que fueron al principio y por la temperatura del interior, la necesaria para la conservación de las piezas, pero fría para los que entraban de la solanera madrileña de julio.
La profesora Pérez Santos señala el camino que deben recorrer los museos existentes y los nuevos: “Atraer e integrar a inmigrantes y discapacitados”. En esa línea se manifiesta Stefanovic, quien en la OMT trabaja por la accesibilidad y la inclusión social en el turismo cultural: “Tiene que acercarse al público joven, es el mayor desafío, porque beben de la cultura urbana y de sus ídolos y muchos ven algunas expresiones artísticas como muy elitistas. También a la gente mayor y a familias con niños pequeños. En los museos de hoy hay que brindar un disfrute más sensorial que intelectual, menos datos y más sensaciones”. Sobre la accesibilidad, declara que el diseño del edificio “es un ejemplo en inclusión, un espacio pensado para todas las personas”.
Ya dentro de la Galería, se ofrece un relato con diferentes piezas de grandes maestros que cuentan, en orden cronológico, el mecenazgo y acopio de arte y cultura de la monarquía española. ¿Puede ser un hándicap carecer de una obra icónica? ¿Qué sería del Reina Sofía sin el Guernica? “El que no haya una obra imán puede influir, pero si no hay una, se puede buscar, ese interés también se crea, es una cuestión de difusión”, apunta Pérez Santos, que también fue coordinadora científica de estudios de públicos de museos para el Ministerio de Cultura.
“Tenemos uno de los cuatro caravaggios que hay en España [Salomé con la cabeza del Bautista, de 1607] y el único caballo sin jinete de Velázquez [Caballo blanco]. Junto a la Roldana [El arcángel San Miguel venciendo al demonio, de Luisa Roldán, 1692] son las obras que tienen más éxito, pero me ha sorprendido en las encuestas que la gente responda que lo que más orgullo le produce es tener este conjunto. Una sola gran obra no explicaría la complejidad de las Colecciones Reales”, concluye De la Cueva.
Queda una pregunta: para 2024, ¿qué número de visitas les gustaría tener? “Unas 700.000 sería una cifra fenomenal”.
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