Solo el 3,6% de los terrenos de la ciudad vaccea de Pintia, parcialmente destruida por dos excavadoras, son públicos
Ni la Junta de Castilla y León ni el Ayuntamiento de Peñafiel aportan fondos para el mantenimiento e investigación de un yacimiento único de 2.400 años de antigüedad, declarado BIC en 1993
La destrucción el pasado jueves con dos excavadoras de 235 metros lineales (1.610 metros cúbicos) del yacimiento vacceo de Pintia (Padilla del Duero, Valladolid) destapa el mortal cerco económico y político que sufre esta espectacular ciudad amurallada de 125 hectáreas donde se dieron cita, a lo largo de los siglos, vacceos, romanos y visigodos. Ni el Ayuntamiento de Peñafiel (Padilla es una pedanía) ni la Junta de Castilla y León sufragan su mantenimiento ni investigaciones. Los 65.000 euros con que cuenta de presupuesto este Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1993 ―la máxima protección que se puede dar a un monumento― proceden de la Universidad de Valladolid ―a través del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg―, las bodegas Vega Sicilia —uno de sus caldos fue bautizado como Pintia (79,90 euros)―, la Diputación de Valladolid y la venta de merchandising.
De toda su extensión, solo 4,5 hectáreas son públicas (el 3,6% del total) y otras tres fueron adquiridas por el actual director del yacimiento, Carlos Sanz, a título personal y para protegerlas del arado. La Junta desde los años 90 del siglo pasado no adquiere terrenos arqueológicos, ni aunque sean BIC. Por eso, los agricultores siguen cultivando este Bien de Interés Cultural sin obstáculos. Unos, la mayoría, sin profundizar más de 35 centímetros para evitar daños a los restos que ocultan sus tierras, tal y como se les ha pedido. Otros, en cambio, abren zanjas y destruyen una historia de 2.400 años. “¡Son mis tierras!”, declaró a este periódico como justificación el dueño del terreno que fue dañado por las excavadoras para introducir un sistema de riego.
De hecho, los arados siguen removiendo los terrenos de la gran necrópolis, de cuyas seis hectáreas cuatro son de propiedad privada. No obstante, la mala calidad de estas parcelas ―las de alrededor son muy fértiles― y las estelas funerarias que cubrían las tumbas vacceas de las casi 100.000 personas que se calcula que están allí enterradas dificultan la acción de las rejas de la maquinaria. Sanz, profesor de Prehistoria en la Universidad de Valladolid, afirma que la situación es “bochornosa”. “De esas parcelas no sacan nada de nada, porque la tierra es muy mala, malísima. Pero las subvenciones de la PAC [siglas de Política Agraria Común europea], las hacen rentables”.
La necrópolis de Pintia ha sido fuertemente expoliada durante décadas. En febrero de 1990, se localizaron 1.012 hoyos practicados por los saqueadores, que usaron para transportar su botín cinco furgonetas. Algunos de los objetos aparecieron en una casa de subastas de Munich (Alemania), la misma que vendió los famosos cascos celtíberos de Aratis.
La ciudad llegó a albergar, en su momento de máximo esplendor (siglo III a. C.) unas 7.000 personas. Tras la conquista de las legiones, se levantó una ciudad romana y, posteriormente, una visigoda. Fue destruida por los musulmanes en el 711 que no arrasaron la necrópolis. Por eso, los restos de ambas ciudades se mantienen superpuestos a algo más de 35 centímetros de profundidad. Los estratos arqueológicos de estos periodos son fácilmente identificables con solo excavar un poco.
Los vacceos realizaban asombrosas cerámicas. Sus frágiles piezas no superaban los pocos milímetros de grosor. Elaboraban copas, urnas, sonajeros, juguetes, canicas que adornaban con óxidos de hierro y manganeso. Pero también fabricaban cuchillos, arreos para los caballos, vainas de puñal, pinzas de depilar, navajas de afeitar, tijeras o joyas con torques, brazaletes espiraliformes, zarcillos…
Cada uno de los fallecidos era enterrado con su ajuar. Una joven de 14 años, por ejemplo, fue inhumada con 114 objetos: de juguetes a recipientes para los óleos. En cambio, cuando eran guerreros muertos en combate, sus cuerpos no eran incinerados, sino entregados a los buitres para que sus almas volasen hacia las divinidades. Incluso se ha hallado una daga damasquinada en plata y cobre del tipo Monte Bernorio, entre otras bellas armas. Se han abierto, de momento, solo 320 tumbas (en 2.000 metros cuadrados de superficie). El número de objetos hallados por los especialistas supera los 30.000 y eso que solo se ha excavado en 45 años media hectárea de las 125 que componen el yacimiento.
El consejero de Cultura de la Junta, Gonzalo Santoja (VOX) que el lunes pasado se personó en Pintia, afirmó que la maquinaria había “causado un gravísimo daño”. Calificó los hechos de “fechoría”, “un desastre como Castrocalbón” en referencia al alcalde de la localidad, Luis Antonio Pérez (PSOE) que en marzo del año pasado, antes de las elecciones municipales, decidió “arreglar” la calzada XVII del Itinerario Antonino, considerada hasta ese momento la vía romana mejor conservada de Castilla y León. Destruyó 1,3 kilómetros.
“Siento muchísimo lo que ha ocurrido”, continuó Santoja. “Se han provocado muchísimos destrozos. Fue por una zanja de riego, me da igual, como si es de petróleo. No es admisible. Se ha hecho sin ningún tipo de permisos. Este tipo de actuaciones se negocian en la Comisión de Patrimonio que, jamás, habría dado su visto bueno”. Según el consejero, los responsables de las tierras donde se produjo el desastre arqueológico habían presentado una declaración responsable en el Ayuntamiento. “Pero eso no vale. Las leyes hay que cumplirlas. No hay excusas ni pretextos”.
Sin embargo, cuando se le pregunta por la financiación que la Junta hace al yacimiento, el consejero da la callada por respuesta. “Tenemos 23.000 yacimientos...”, yacimientos que él mismo admite que son “BIC, como las catedrales. Son sagrados”. Pero sin dinero de la Junta.
Sanz se queja de la falta de apoyo institucional. “El Ayuntamiento [PP] no pone dinero, no ha querido poner nada nunca. El PSOE presentó una enmienda para financiarnos con 20.000 euros, pero fue rechazado. Digamos que las bodegas Vega Sicilia y la Diputación [PP], junto a la universidad son nuestros grandes patronos”, asevera.
“No hay proyecto para comprar terrenos y es necesario expropiar la necrópolis urgentemente. No tiene sentido lo que está ocurriendo”, insiste el profesor de Prehistoria, que incluso ha fijado su residencia en Padilla para estar cerca del yacimiento, a pesar de que trabaja en Valladolid, a 52 kilómetros. Fue él el que descubrió el expolio el pasado jueves cuando fue a comprobar que las lluvias de los últimos días no habían dañado ninguna excavación. La Comandancia de la Guardia Civil comenzó ayer a tomar declaración a los implicados y está la espera de recibir el informe técnico de los arqueólogos de la Junta. “No diremos nada hasta que se termine el informe y se traslade a la Fiscalía en su caso”, señalaron ayer fuentes del instituto armado.
“En 2008, los tractores rompieron todo lo que se podía romper en la necrópolis”, concluye el director de Pintia. “Decían que salían botijillos. Los hechos atentan, incluso, contra la moral. ¿Alguien entendería que se arrasase un cementerio actual? Pues esto es lo mismo. Se rotura el lugar donde descansan nuestros antepasados. Solo siento bochorno”.
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