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La compañía propietaria de Vega Sicilia gana casi 26 millones en 2022

Las cuentas de El Enebro, la sociedad patrimonial a través de la cual la familia Álvarez Mezquíriz posee la célebre bodega, se hacen eco de la guerra judicial que enfrenta a seis hermanos

Vega Sicilia
Barricas de la bodega Vega Sicilia en una imagen cedida por la compañía.CEDIDA
José Luis Aranda

El ejercicio 2022 resultó muy productivo en lo económico para los hermanos Álvarez Mezquíriz. La compañía El Enebro, a través de la que tienen la propiedad de las bodegas Vega Sicilia y otros negocios, ganó 25,9 millones de euros, según las cuentas anuales depositadas por esa sociedad ante el registro mercantil. Se trata de un giro radical con respecto a la situación de 2021, cuando el año acabó con pérdidas cercanas a los 3 millones. Lo que no mejoró fue la guerra que enfrenta desde hace años a una de las hermanas con otros cinco a cuenta de las acciones de Eulen, la empresa de seguridad y servicios que fundó su padre, David Álvarez. Una sentencia en la Audiencia Provincial de Madrid dio la razón a la primera y la memoria anual que acompaña a las cuentas calcula que eso supondría para el resto tener que devolver más de 100 millones de euros. No obstante, el asunto se encuentra recurrido ante el Tribunal Supremo, aunque también pendiente de una demanda de ejecución provisional.

El Enebro es una sociedad anónima controlada por cinco hermanos: Emilio, Juan Carlos (quien ostenta el cargo de administrador único), Elvira, Marta y Pablo Álvarez Mezquíriz poseen más del 70% de las acciones. La hermana que está enfrentada judicialmente a ellos, María José, tiene cerca del 13,4% y además hay casi un 16,2% de los títulos en régimen de autocartera. A su vez, la compañía es propietaria al 99,99% de Vega Sicilia, el mismo porcentaje que detenta en Núcleo de Explotaciones Agropecuarias de León (que comercializa carne con la marca Valles del Esla). Y controla al 100% dos sociedades limitadas: Finca El Quexigal (con domiciliación social en el pueblo abulense de Cebreros y con la finalidad de explotar comercialmente con fines de caza una finca rústica) y QX Palace (con la que pretenden montar un hotel en esa misma finca).

Formalmente, El Enebro tiene como objeto el arrendamiento y explotación de inmuebles, pero la mayor parte de su ingresos proviene de la participación en otras empresas. Eso explica que frente a una facturación de 6,2 millones (un 17% más que en 2021, ya que la cifra vio impulsada porque la sociedad transformó un inmueble que tenía en seis viviendas y vendió una de estas por casi 1,2 millones) el resultado final del ejercicio se acerque a los 26 millones. Entre medias, la compañía recibe 29 millones en dividendos de firmas que forman parte del grupo o en las que tiene acciones.

De las cuatro sociedades que forman el grupo le llegan casi 19 millones, y el negocio bodeguero es evidentemente el más lucrativo. Aunque Vega Sicilia es la marca de vinos más conocida que tienen, de esa empresa cuelgan a su vez otras bodegas en España, como Alión, o en el extranjero (producen vinos en Hungría y tienen participación en algunos viñedos franceses). Las cuentas del Enebro recogen un beneficio de 18,7 millones en Bodegas Vega Sicilia Sociedad Anónima, frente a unas ganancias de 15,9 millones en 2021 (casi un 18% más). Por contra, las empresas de carne, caza y hostelería acabaron con pérdidas tanto en 2022 como en el ejercicio anterior.

Fuente de ingresos y conflictos

La otra gran fuente de ingresos es Eulen, la empresa que controla María José Álvarez y de la que El Enebro tienen menos de un 40%. De esta le llegaron unos dividendos cercanos a los 10 millones y las cuentas especifican que casi cinco millones estaban pendientes de cobro a cierre de 2022. En la memoria anual también se recogen las nuevas “contingencias” que dejó el año pasado el enfrentamiento judicial a costa de la firma de servicios y limpieza. En concreto, explica que el pasado abril la Audiencia Provincial de Madrid estimó en una sentencia “las pretensiones de una socia minoritaria de la Sociedad”.

Esa socia no es otra que María José Álvarez, quien permaneció junto a su padre cuando hace más de una década este trató de recuperar el mando en los negocios y cinco de los siete hijos trataron de impedirlo. Esos “hijos díscolos” a los que se refería David Álvarez serían excluidos de Eulen, pero a cambio fueron capaces de mantener el control de El Enebro. Ni el fallecimiento del patriarca puso fin al enfrentamiento, con María José ya como presidenta de la empresa de servicios (el séptimo hermano, originalmente del lado de esta y su padre, acabaría deshaciéndose de sus participaciones y apartándose). El asunto que la Audiencia Provincial de Madrid vio el año pasado en segunda instancia se remonta a una de esas primeras escaramuzas jurídicas: cinco de los hermanos vendieron sus acciones de Eulen a El Enebro para agruparlas todas y recibieron a cambio cerca de 81 millones de euros.

El padre en su día dijo que era una manera de “vaciar” las arcas de la sociedad patrimonial. Y el fallo del año pasado dio la razón a la hija fiel al fundador del imperio familiar al apreciar una “infracción del deber de lealtad” del resto de hermanos “por anteponer su propio y particular interés al de la Sociedad”. Es decir, cuestionaba que para El Enebro tuviera interés comprar acciones de Eulen. Los afectados, cuyas tesis se habían impuesto en primera instancia, contratacaron con un recurso ante el Tribunal Supremo, que será quien tenga la última palabra.

La memoria anual habla de las posibles consecuencias que tendría que el Alto Tribunal ratificase el fallo de la audiencia. En concreto, señala que El Enebro tendría que devolver a los cinco hermanos las acciones que le vendieron, los dividendos que ha recibido desde entonces por esas acciones y los intereses legales de estos. Eso lo evalúa en 19,5 millones. Pero a cambio los vendedores de esas participaciones tendrían que devolver el dinero que percibieron más los intereses contractuales y legales, lo que asciende a 114,2 millones de euros. Las cuentas también informan que la hermana demandante “ha presentado demanda de ejecución provisional parcial de la sentencia”, aunque esta no incluye la totalidad de estas sumas. Lo hizo el pasado noviembre y ya en febrero de este año se dio despacho de ejecución, aunque “los vendedores han presentado escritos de oposición que se encuentran pendientes de resolución”. Es decir, mientras el tiempo parece despejado para las cifras de negocio, la niebla judicial que envuelve a las compañías de los Álvarez Mezquíriz sigue sin disiparse.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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