‘La sociedad de la nieve’: retrato creíble y emotivo del horror que se vivió en el accidente aéreo en los Andes
Juan Antonio Bayona ha logrado una película tan sentida como primorosamente realizada. Me siento todo el rato dentro de ella. Su estética es poderosa
Empieza La sociedad de la nieve como una fiesta. Muestra la camaradería, el placer de estar juntos, la alegría y la ilusión de un equipo uruguayo de rugby que se prepara para una inminente competición en Chile. Ese jolgorio anímico, ese colegueo entrañable, esas risas y bromas permanentes, se prolongan en el avión que los traslada atravesando el impresionante paisaje de las cumbres nevadas de los Andes. Todo tiene el aire de una comedia juvenil y amable. Y ese tono se transformará de repente en una tragedia cuando el tenebroso destino, o la mecánica, o la mala suerte, decida que el aparato se estrelle en un escenario que a partir de ese momento dejará de ser hermoso para convertirse en algo estremecedor. Murieron 29 pasajeros en el accidente. Y viendo lo que les esperaba a los supervivientes, podríamos pensar que los fallecidos inmediatamente tuvieron fortuna. La supervivencia se convertirá en una tragedia. También en una epopeya. Y algunos pudieron salir y hablar de aquel infierno y de la salvación que lograron.
Me ocurre algo extraño viendo esta película. Si solo obedeciera a la imaginación de los guionistas, si se tratara de una ficción, podría no dar crédito en muchos momentos a lo que veo y escucho. Pero aquel horror fue real, lo que nos cuenta con mucha solvencia y contagiosa emoción J. A. Bayona ocurrió. Hay testimonios orales de los supervivientes y Pablo Vierci, amigo de algunos de ellos, narró en un libro aquella experiencia atroz y finalmente conmovedora. Bayona te introduce en una historia que logra que te frotes los ojos, que sientas progresiva angustia, hace auténticas las sensaciones de hambre y frío, la desesperanza y la esperanza, el deseo de acabar de una vez y el insensato anhelo de encontrar una puerta de salvación.
Da escalofríos constatar el único recurso que tuvieron para que el hambre no acabara con ellos. También la atmosfera gélida, el comienzo y la progresión de las enfermedades. No solo físicas. También la que sufrían cotidianamente el corazón y el cerebro. Y flipas constatando que en ese inimaginable infierno funcionó la solidaridad, el cuidado mutuo, la generosidad, la comunicación entre gente que está agonizando, el ímpetu para encontrar algún camino que logre su rescate. Alguno asegura con desolación que el mundo los ha abandonado, escuchan en la radio que les dan por perdidos definitivamente. Y varios de ellos se consumen para siempre.
Como te remite continuamente a la realidad, sabes que aquello tuvo una conclusión relativamente feliz, que 16 de aquellas 45 personas fueron rescatadas con vida. Y que pasaron más de tres meses sobreviviendo en esas condiciones salvajes. Lo que resulta difícil de imaginar es cómo consiguieron después integrarse en la vida cotidiana, si su experiencia no les provocó pesadillas a perpetuidad.
No era adicto a la mayoría del triunfante cine de Bayona. Tampoco me gustaron los capítulos que rodó para la serie de El señor de los anillos. Sí encontré muy aceptable, a nivel visual y emocional, lo que logró en Lo imposible. Pero en La sociedad de la nieve todo funciona con perfección. Es una película tan sentida como primorosamente realizada. Me siento todo el rato dentro de ella. Su estética es poderosa. No hay desfallecimientos narrativos. Y todos los intérpretes (no conocía a ninguno) resultan auténticos y cercanos. Aunque te sepas la historia y su venturoso desenlace, la vives con suspense y compasión.
La sociedad de la nieve
Dirección: Juan Antonio Bayona.
Intérpretes: Enzo Vogrincic, Matías Recalt, Rafael Federman, Agustín Pardella, Esteban Bigliardi.
Género: drama. España, 2023.
Duración: 144 minutos.
Estreno: 15 de diciembre.
Babelia
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