‘Bottoms’: la comedia feminista loca, absurda e inteligente que es mejor que ‘Barbie’

He aquí la comedia loca, absurda y feminista del año. Escrita por la directora canadiense Emma Seligman y la actriz y cómica estadounidense Rachel Sennott, Bottoms es todo lo irreverente, inteligente y divertida que Barbie no llega a ser: una burla del patriarcado y de los falsos aliados, pero también de los clichés del feminismo, la sororidad y el empoderamiento. Un disparate sin cálculo ni miedo a ofender que va más allá de lo obvio a través de la historia de dos amigas lesbianas “feas y sin talento” que deciden montar en su instituto un Club de la Lucha (con gancho incluido a la película de David Fincher) para así poder meterle mano a las guapas del curso y perder la virginidad. Es decir, estamos ante dos chicas que cosifican a las mujeres —las cheerleaders interpretadas por Havana Rose Liu y la modelo Kaia Gerber, perfectas como diosas inalcanzables— igual que lo hacen los hombres a los que tanto critican.

Repleta de diálogos mordaces y brillantes, Bottoms retrata el dislate de dos fracasadas y mentirosas que se aprovechan de la agenda feminista para sacar tajada sexual frente a los tontos muy tontos del equipo de fútbol. Interpretada de maravilla por Rachel Sennott y una graciosísima Ayo Edebiri —capaz de sacar oro de su incapacidad para ligar, como en su rabioso monólogo sobre lo que le espera a una afroamericana gay que decide casarse por conveniencia—, Bottoms logra con humor ácido y sangriento alcanzar esa difícil épica de la comedia de instituto clásica.

El tándem formado por Seligman y Sennott dio sus primeros frutos hace un par de años con Shiva Baby, un enredo sexual con fondo de comedia romántica queer que renovaba la herencia de Woody Allen y Claudia Weill gracias a una mirada capaz de indagar con un humor incómodo en la cara B del deseo femenino o en hilarantes estereotipos como el de la madre judía. Bottoms juega a un registro más ligero, el de las comedias frívolas adolescentes, como Clueless (Fuera de onda), American Pie o Supersalidos, capaz de reírse de las contradicciones contemporáneas a través de ese microcosmos iniciático que es el último año de instituto. Con tan solo 28 años, Seligman y Sennott emiten señales auténticas de vida inteligente en la comedia independiente norteamericana, una reconfortante esperanza capaz de poner en evidencia con su talento el nuevo traje (rosa chicle) de las reinas de Hollywood.