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Blanca Portillo defiende la palabra

La actriz recibe de manos de Miquel Iceta el Premio Corral de Comedias

Blanca Portillo, emocionada en la entrega del premio del Festival de Almagro.
Blanca Portillo, emocionada en la entrega del premio del Festival de Almagro.Festival de Almagro

Menuda ovación se llevó ayer jueves la actriz, directora y productora Blanca Portillo (Madrid, 1963) al recibir el XXIII Premio Corral de Comedias en un acto que sirvió de inauguración de la 46ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Fue la gran protagonista de un acto en el que numerosos políticos intervinieron más que a favor de obra y dejando que Portillo fuera la protagonista, metiendo cuchara y hablando y hablando y hablando, o bien de lugares comunes del teatro barroco, o bien de cuestiones que pueden ser importantes e interesantes, pero de difícil encaje en ese contexto, y menos utilizando mucho más tiempo de intervención que el pactado. El caso es que a pesar de dar motivos para cargarse el acto, no lo consiguieron, y hubo cordura por parte de la nueva directora de la muestra manchega, Irene Pardo, y el ministro de Cultura, Miquel Iceta. La primera contando cuál era su proyecto y el segundo dejando todo el protagonismo, todo, a Blanca Portillo a la que entregó el galardón.

Portillo, que no ocultó su relación de amor con un festival al que siempre ha acudido para lanzar la más difícil palabra que puede manejar un actor, que es la del verso, leyó una carta que había escrito ella misma a este festival, considerado el más importante en su género en Europa. En su carta recordó en especial a su maestro, Pepe Estruch, “me abrió la puerta a los clásicos y me inculcó la devoción por el teatro clásico”.

Irene Pardo, y otras voces, como la de la directora Carme Portaceli también hablaron de la actriz madrileña, que viene a sumar la gran presencia que este año ha dado la muestra a la mujer en relación con el teatro clásico, a través de autora, poetas, músicas. “Esta mujer cuyo trabajo y talento nos conmueve y que ha dicho de ese Segismundo al que dio vida por primera vez en este mismo Festival que es ‘una buena persona, que te enseña a sobreponerte del miedo que da la vida, que opta por construir y no destruir, y que nos enseña que el ser humano es algo en lo que aún se puede confiar, que tenemos la capacidad de elegir ser más constructivos y hacer que esta sociedad sea mejor”.

Blanca, que agradeció hondamente este galardón, concluyó su intervención alertando sobre el hecho de que a veces nos roban la palabra “No, no, no. Que nadie nos robe la palabra. Quiero seguir aprendiendo a usarla como merece. La palabra que germina en el otro, que calma y da fuerzas. Que invita a vivir y a construir. La palabra que no hiere, que no agrede. La palabra benéfica que pertenece a quien la pronuncia y quien la escucha. La palabra disidente y luchadora. La palabra preñada de ideas y de emociones. La palabra fecunda”.

Iceta fue el político más discreto y generoso de la noche. A pesar de ser el ministro de Cultura y encargado de entregar el galardón a la actriz, no hurtó tiempo a la premiada y verdadera protagonista de la tarde, ni paciencia a los asistentes. Horas antes confesó a este periódico que llevaba días pensando que Blanca Portillo era la María Casares de nuestra época. Lo veo, esta es esa, son gente que al final se convierten en referencia de muchas cosas. Hemos tenido esa suerte y quizá no lo cultivamos como los franceses, pero material hay. Tenemos que revalorizar el clásico como algo presente, las historias vienen a ser las mismas de hoy, y no siempre los jóvenes tienen la posibilidad de que haya alguien que les ilumine esas cosas”, señaló en referencia a la actriz y directora.

Tras el acto inaugural, que contó con la celebrada intervención del Coro de Jóvenes de Madrid dirigidos por Juan Pablo de Juan, se pudo ver en la bella Plaza Mayor de Almagro la actuación de la compañía francesa Transe Expresss con sus muñecas gigantes y tambores.

Corral de comedias de Almagro, durante la entrega de los premios.
Corral de comedias de Almagro, durante la entrega de los premios.Festival de Almagro

Iceta no ocultó su preocupación por la deriva conservadora que parece haber llegado también a los teatros: “Tendremos que volver al teatro como parte de una militancia”, señaló recordando con qué actitud se acudía al teatro en el tardofranquismo. “A lo mejor tendremos que ir a Perpiñán para ver ciertas cosas, pero hagamos militancia por gusto, sin amenaza, porque la cultura hay que alimentarla de recursos, pero también espiritualmente”. Pero añadió como en un susurro: “Aunque hay cosas….estoy obsesionado con esa frase del presidente del parlamento Balear afirmando que las mujeres son más agresivas por falta de pene. ¡Mira qué hemos tenido que oír barbaridades sobre las mujeres, pero cómo esta! Tengo curiosidad por saber como se puede llegar a una idea del mundo así…. Esto deja claro que nada está ganado para siempre, aunque a veces lo parece, y que todo por lo que se ha luchado puede estar en riesgo, sobre todo oyendo a una autoridad afirmando que todo un género es agresivo porque le falta un adminículo.”

Iceta, que defiende una militancia gozosa, deja claro que si hace falta hacer la otra, se hace. “Si nos tientan vamos a ir, por nosotros, por los que vendrán, por los que han estado y porque nos da la gana. Es muy preocupante oír determinados discursos en los que parece claro que les sobramos más de la mitad de la población: gais, de otro color, porque no nacieron aquí, porque son vascos, porque son catalanes, porque…. Una sociedad cuanto más diversa es, mejor para todos y esto es justo el mundo al revés…. Muchos pensamos que eso hace mejor a las sociedades”.

Y concluyó: “Me gustaría ayudar a mucha a gente a comprender que la diversidad enriquece. Me acuerdo mucho de Gramsci que afirmaba: ‘odio a los indiferentes’, porque la indiferencia es la que permite la peores atrocidades”. Tras su paso por El Festival de Almagro, el ministro de Cultura partió para Extremadura y su conocido Festival de Mérida.

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