Irene Pardo, directora del festival de Almagro: “Mi referente en gestión cultural es mi madre, peluquera en un barrio de Almería”
Le gusta leer el verso del Siglo de Oro en los escasos momentos de tranquilidad y cree en las virtudes de las artes escénicas como forma de fomentar la creatividad. Esta semana inaugura su festival.
Apasionada del Siglo de Oro, Irene Pardo (Almería, 46 años) se estrena como directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro con la edición número 46, que se inaugura el próximo día 29, con el estreno de El templo vacío, dirigida e interpretada por Lluis Homar, y el premio Corral de Comedias a la actriz Blanca Portillo. Licenciada en Filología Hispánica y gerente de la Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de titularidad pública, Pardo, excompañera del actor Jordi Dauder, fallecido en 2011, sustituyó a Ignacio García, tras su dimisión en noviembre de 2022.
Pregunta. ¿Lee verso a diario?
Respuesta. A diario no, imposible. Leo en los momentos de tranquilidad, que últimamente son pocos
P. ¿Qué le enseña el verso?
R. Armonía y musicalidad. También, una manera muy tierna de comunicarme.
P. Cuando escucha la palabra de Lope de Vega o de Calderón ¿A dónde se transporta?
R. Al pasado y al presente, a la vez. Me lleva al Siglo de Oro, un momento cumbre de excelencia artística en todos los sentidos, una de las etapas más brillantes que ha conocido España.
P. Entre los grandes autores del Siglo de Oro, ¿tiene alguna preferencia?
R. Sin ninguna duda sí, Rojas Zorrilla. Es muy alentador y fascinante comprobar la audacia de las mujeres que retrata. Es una mirada absolutamente actual porque se trata de mujeres poderosas, que toman decisiones. Cuando empecé a estudiar el Siglo de Oro me resultó muy revelador.
P. ¿De dónde le viene la pasión por el mundo clásico?
R. De cuando estudiaba en un instituto público de mi barrio de Almería, en el que tuve la suerte de que el profesor de Literatura fuera Antonio Serrano, que era entonces el director de las Jornadas del Siglo de Oro en Almería. Tuvimos la suerte de que a mi aula del instituto vinieran grandes nombres de la dramaturgia como José Carlos Plaza, Mari Paz Ballesteros, Mary Carrillo, María Fernanda de Ocón, todos los Gutiérrez Caba. De ahí me viene la pasión, de su lectura y de una manera de entender los clásicos muy cercana y bella. Los clásicos no eran solo una lectura en el aula, sino que trascendían y los vivíamos en la escena.
P. ¿Cree que el teatro del Siglo de Oro es un valor compartido por los ciudadanos?
R. Creo que se le da valor desde las instituciones, pero todavía queda mucho margen en la sociedad para acercarse al Siglo de Oro, que va más allá del teatro. Son interesantes las interpretaciones y acercamientos que se están produciendo desde otros campos artísticos, como la danza o el circo. El Siglo de Oro debería de contemplarse hoy tal y como se vivió en su tiempo, un abanico enorme de manifestaciones artísticas en torno a él y no solo circunscrito al teatro.
P. ¿Cómo transmitir a los jóvenes el amor por la dramaturgia de los siglos XVI y XVII?
R. Para empezar, incorporando las artes escénicas en la educación, no de manera pasiva, sino participativa. Se tiende a pensar que incorporar las artes en un diseño curricular académico implica que todas esas personas se van a convertir en artistas y no es así. Esas personas se van a convertir en ciudadanos y ciudadanas mucho más creativos, van a ser personas más reflexivas y con un pensamiento crítico mucho más desarrollado, van a tener una relación con su cuerpo extraordinaria y van a saber comunicarse. En definitiva, se generan personas más talentosas en cualquiera de las facetas que quieran desarrollar en sus vidas. ¿No será mejor un cirujano creativo que uno que no lo sea? ¿No será mejor un albañil creativo que otro que no lo sea? Todas las enseñanzas artísticas tienen que estar en el núcleo de la educación.
Las artes escénicas pueden generar personas más talentosas en cualquiera de las facetas que quieran desarrollar en sus vidas
P. ¿Algo que no sucede con la educación en España?
R. Rotundamente no. Hay un margen infinito a desarrollar. Yo insisto mucho en que las artes en la educación harán ciudadanos y ciudadanas más creativos, libres y felices.
P. ¿A usted que le ha enseñado el estudio del mundo clásico?
R. A interpretar la historia desde las emociones de otros. No es leer un tratado de historia, es comprender la historia desde la emoción y las diferentes miradas de personas que hace 400 años conectan contigo de una manera pasmosa. Tocan temas universales como el amor, los celos, el honor o la solidaridad, temas absolutamente actuales. Hay textos clásicos en los que se habla de violaciones a mujeres, que es uno de los talleres que haremos en Almagro. Ellas eran las agredidas y ellos los ofendidos y como, desgraciadamente, esto sigue sucediendo. Los textos clásicos nos ayudan a entender por qué y a tratar de transformarlo.
P. ¿Nunca ha sentido deseos de subirse a un escenario?
R. No, nunca. Yo soy gestora cultural de vocación. Mi referente como gestora cultural es mi madre, Paquita Molina, peluquera de un barrio de Almería, que me inculcó la necesidad de organizar actividades o encuentros en torno a un hecho artístico. Lo llevo con mucho orgullo. Mi madre y muchas otras mujeres son las que han mantenido viva la llama en las poblaciones pequeñas, en los barrios, que eran gestoras culturales sin saberlo, que regalaban su tiempo libre para montar asociaciones, carnavales, chirigotas, teatros, viajes y demás. Me emociono cuando lo digo, porque mi madre tiene ahora Alzheimer. Cuando tenía 12 años se cogía la bicicleta y se iba desde El Alquián a Almería, que está a 12 kilómetros, y alquilaba novelas de Corín Tellado para luego alquilarlas en La cañada, que es donde vivía. Mi madre, mis tías y mis vecinas han sido siempre mis referentes a la hora de generar actividades para juntar a las personas y vivir experiencias. Les debemos mucho a todas esas mujeres de esa generación, que han dinamizado pueblos y barrios, y más en zonas rurales.
P. Se estrena en el Festival de Teatro Clásico de Almagro. ¿Qué objetivos tiene?
R. Lo que pretendo es que el festival de Almagro sea un cruce de caminos y de complicidades. En ese sentido, en lo que estamos trabajando es en generar un mosaico que combine la programación artística, con exposiciones y actividades. Queremos un festival en el que unir la creación clásica y más convencional y tradicional con los nuevos creadores emergentes que transitan por otras poéticas o narrativas, propuestas más multidisciplinares que tienen que ver con el video-arte o la música electrónica. Y también hacer una simbiosis entre lo local y la internacional. Pretendemos ser embajadores de las producciones escénicas de alta calidad que se hacen en nuestro país, sin olvidarnos de la gastronomía, la arquitectura o la naturaleza de una ciudad como Almagro. Queremos hacer de Almagro un espacio de sensaciones en torno al Siglo de Oro.
P. El anterior director Ignacio García dimitió alegando “la reducción, precarización y externalización de los puestos laborales”. ¿Qué se ha encontrado?
R. Fueron sus razones, pero yo me he encontrado una estructura muy estable de festival, con un patronato con absoluta decisión para trabajar y con todas las herramientas necesarias para desarrollar un buen proyecto.
P. ¿Cuenta entonces con un presupuesto suficiente?
R. Siempre pediré más presupuesto para cultura, siempre se puede apostar con más recursos y más infraestructuras, pero con las capacidades que teníamos hemos hecho el festival que queríamos hacer.
P. Ignacio García también denunció la falta de implicación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que dirige Lluís Homar ¿Es eso cierto?
R. Conmigo no. Todo lo que puedo decir es que desde el primer día la implicación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha sido total. Trabajamos en equipo porque estamos ante un proyecto común, en la que la compañía desembarca en Almagro con todo su potencial. En esta edición, se van a representar cinco producciones de la CNTC e inauguramos con un estreno que dirige e interpreta Lluís Homar, El templo vacío.
P. El certamen coincide con la campaña electoral de las generales del día 23 de julio, día de su clausura. ¿Cómo le va a afectar?
R. Vivimos en una democracia y todo forma parte de nuestro día a día. Lo que tiene que hacer la gente es ir a votar el 23 de julio.
P. ¿Qué pide a los partidos políticos?
R. Que la cultura se mida al mismo nivel que otras actividades. Que el Ministerio de Cultura tenga la misma importancia que el de Agricultura, Economía o Hacienda. La cultura en España es un potencial humano extraordinario, pero también un potencial turístico y económico. No todo el turismo es de playa.
Babelia
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