Luke Arnold, actor: “El capitán Jack Sparrow y Long John Silver se hubieran entendido”
El intérprete de la serie de piratas ‘Black Sails’ es además autor de las populares novelas de fantasía del ciclo de Sunder City
Es muy emocionante estar con el actor que ha protagonizado una serie que te ha mantenido muchas horas atrapado frente a la pantalla. Luke Arnold (Norwood, Adelaida, 39 años) es un atractivo y simpático australiano y un escritor de éxito, pero al mirarlo y escrutar sus ojos de un raro azul acero, ves grandes velas desplegadas en el mar, viejos galeones y la Jolly Roger, la bandera pirata, flameando amenazadora en lo alto de un mástil.
Arnold, que lleva un arito en la oreja izquierda y luce la misma barba y melena rizada de la serie, interpretaba a un Long John Silver juvenil y muy guapo en Black Sails (cuatro temporadas, 2014-2017), la estupenda precuela —veinte años antes— de La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson. La serie trataba sobre la Edad de Oro de la piratería y estaba centrada en el capitán Flint y Long John Silver, con la aparición de otros bucaneros y bucaneras famosos como Barbanegra, Jack Rackham, Charles Vane, o Anne Boney. El actor es también autor de una serie de novelas de fantasía muy populares (el ciclo de Sunder City y Fetch Philips, editado por Gamon, que arranca con La última sonrisa en Sunder City) sobre un mundo habitado por humanos y seres legendarios que han perdido su magia. Cosa que desde luego no le ha pasado a él. La entrevista es —dónde si no— en la librería Gigamesh de Barcelona.
Pregunta. Esa idea suya de un mundo en el que la magia se ha desvanecido y hadas, elfos, magos, gnomos, centauros, sirenas, ángeles y vampiros languidecen y se agostan es muy poderosa.
Respuesta. No sé de dónde salió, pero es una metáfora de nuestro entorno en el que se ha abandonado la ilusión y manda el cinismo.
P. La pérdida de la magia como fuerza que mueve el mundo y la necesidad de buscar fuentes alternativas sugiere también nuestra crisis de energía.
R. Absolutamente, nos estamos quedando sin recursos y la inacción nos hace cómplices. Hay mucho en juego y debemos arremangarnos.
P. Es muy bueno lo de mezclar fantasía y novela negra, un detective a lo Raymond Chandler en un escenario de magia tolkiniano.
R. Me gusta la imaginería del investigador curtido y desengañado, y si lo juntas con ángeles, brujas, gnomos o unicornios... Pero no soy el primero en hacer esas mezclas, ahí está Terry Pratchett.
P. Y Tim Powers, que por cierto escribió también En costas extrañas, una novela que mezclaba magia y piratas. La cuarta entrega de Piratas del Caribe, la de las sirenas, se basó en parte en ella.
R. Eso le daba ese tono especial.
P. ¿Le interesan mucho los piratas?
R. Oh, sí. Me resulta muy atractivo lo que representan, no la pata de palo y el ron, sino su amplio concepto de la libertad. No soy alguien que dé mucho valor a las fechas y los conceptos históricos, pero me encantan las evocaciones. Black Sails entendía perfectamente el poder de evocación de los piratas y la idea de que eran exiliados de la sociedad, y llevó esa idea a otro nivel.
P. ¿Cómo fue ser Long John Silver en la serie?
R. Fue un honor participar en Black Sails y muy excitante hacer ese papel, yo era muy consciente de las expectativas que despertaba el personaje. Había leído antes La isla del tesoro y visto todas las adaptaciones al cine y la televisión. Long John Silver, que en la serie está más cerca por edad del Jim de Stevenson, es un personaje trágico con algo patético, más complejo que un pirata convencional. Y eso tiene reflejo en Black Sails.
P. ¿Qué pensaría el capitán Jack Sparrow de Long John Silver?
R. Probablemente se llevarían bien, harían buen equipo. Los dos son grandes manipuladores. No son los piratas más duros, pero, en cambio, usan muy bien la imaginación. Y se mueven ambos en una zona de moralidad gris. Villanos que pueden ser encantadores.
P. ¿Qué tal fue el rodaje?
R. Un sueño, los guiones eran fabulosos, y te daban todos los juguetes; barcos, espadas, disfraces. Rodamos durante cuatro años en Ciudad del Cabo, todos nos implicamos mucho y disfrutamos una barbaridad. Lo que más me gustaba eran las escenas largas, de mucho diálogo, sobre todo con Flint, era como un baile entre dos hombres.
P. Sin hacer espóiler, hay un momento de revelación del pasado de Flint que resulta un verdadero aldabonazo…
R. Toby Stephens, el actor que lo interpretaba era el único que sabía eso. Nos impresionó a todos. Ahí, en ese vuelco, se vio que la serie iba a ser muy diferente a lo que se esperaba, fue muy audaz.
P. ¿Añora el mar y los piratas?
R. Ahora voy a hacer Nautilus, una precuela de 20.000 leguas de viaje submarino, para Disney.
P. ¡Vaya! ¿Será Ned Land?
R. No, ni el capitán Nemo. Seré un soldado que lo persigue. Y participaré también en un thriller. Y sigo escribiendo, me gusta mucho la serie de novelas.
P. ¿Para hacer de pirata hubo de aprender mucha esgrima?
R. Pues precisamente era el que más experiencia tenía con la espada. Estudié esgrima teatral y mi primer trabajo fue como coreógrafo de lucha en una adaptación de Peter Pan.
P. Una premonición.
R. Jajaja, sí. También hice de Romeo, que tiene que batirse.
P. Mejor para la esgrima Mercutio.
R. Cierto. Y Hamlet, pero igual se me ha pasado el arroz para este, para el príncipe. El personaje de Shakespeare que me gustaría hacer sobre todo es Enrique V.
Babelia
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