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Aquí te pillo aquí te mato: así era, literalmente, la vida sexual de los piratas

Cuando han puesto precio a tu cabeza tratas de pasar el menor tiempo posible con los pantalones bajados

Toby Stephens, como el capitán Flint en ‘Black sails’. A saber a quién ha sorprendido haciendo qué con su catalejo.
Toby Stephens, como el capitán Flint en ‘Black sails’. A saber a quién ha sorprendido haciendo qué con su catalejo.
Jacinto Antón

Mi asociación de Formentera con los piratas viene de lejos y va mucho más allá de los precios abusivos o de que haya chiringuitos que han levantado tradicionalmente la Jolly Roger, la bandera con la calavera, como Pirata Bus y Kiosko Pirata. No, lo mío tiene más que ver con la, para mí, verdadera esencia de la isla, que es el mar omnipresente y espumoso, los faros, el aire, la arena, en la que los dorados tesoros suelen estar no debajo sino encima, tendidos en pareos, y cierto informalismo ambiental que entronca con el que se respiraba en Tortuga o New Providence en tiempos del Capitán Kidd, Barbanegra o Calico Jack.

Este último era, claro, el capitán Jack Rackman, que es uno de los protagonistas de la serie Black sails y al que ahorcaron malamente en 1720 en la afueras de Port Royal. Luego metieron su cuerpo en una jaula de hierro que colgaron, como advertencia contra la piratería, de un palo en el islote del Cayo del Hombre Muerto, donde fue una atracción durante años.

Unos veranos más (llevo 28) y podrán colgarme también así como reclamo para el chiringuito Pelayo: no desentonaría con la decoración. Y es que en Formentera me visto –cuando me visto– como un bucanero. Ya lo he explicado aquí. Badana y sombrero estrafalario, camisa descolorida, pies descalzos… Para ser un sosias perfecto de Jack Sparrow, solo me faltan los dientes de oro y la habilidad para los circunloquios. Se comprenderá entonces con qué interés he seguido este agosto el caso del individuo que se paseaba por las discotecas de Ibiza disfrazado del capitán Sparrow y que ha sido acusado de ser un depredador sexual, pues una turista británica afirmaba que le había puesto algo en la bebida en Amnesia.

Su vida sexual estaba libre de prolegómenos, para los que no solían tener tiempo ni disposición (si han puesto precio a tu cabeza tratas de pasar el menor tiempo posible con los pantalones bajados)

Dado que el hombre, natural de Brasil, se llama Jacinto Maycon (¿My Icon?), la casualidad me ha parecido relevante. Más aún porque estos días he estado leyendo un libro, Bajo la bandera negra, el romance y la realidad de la vida entre los piratas, de David Cordingly (Random, 2006), que dedica un amplio espacio al sexo y los bucaneros.

Los piratas, es sabido, eran muy de aquí te pillo aquí te mato, literalmente. Su vida sexual estaba libre de prolegómenos, para los que no solían tener tiempo ni disposición (si han puesto precio a tu cabeza tratas de pasar el menor tiempo posible con los pantalones bajados). Es verdad que en alguna ocasión, como en la toma de Portobello por Morgan en 1668, se demoraron violando prisioneras y quemándolas “en partes que por decencia no vamos a mencionar”, como testimoniaba impactado un funcionario colonial de la época. Pero lo que me ha parecido en verdad notable es la disquisición sobre si los piratas, esos iconos de macho, eran más gays que la media.

Resulta que hay toda una corriente historiográfica que analiza el asunto e incluso una obra de referencia, Sodomy and the pirate tradition (sodomía y la tradicion pirata), de B.R. Burg (NYU Press, 1995). El largo tiempo que pasaban embarcados, todos hombres excepto Anne Bonny, Mary Read y Madame Cheng, y la baja proporción de mujeres blancas en el Caribe en la Edad de Oro de la piratería (6 a 1 en Barbados) son elementos a tener en cuenta, así como la costumbre de algunos capitanes de convertir en sus catamitas a los (buenos) mozos de cabina y la de sodomizar a sus prisioneros de los piratas chinos, aunque, claro, eran chinos.

Aunque no hay consenso, me parece relevante señalar que la homosexualidad es un elemento central de la trama de, precisamente, Black sails, y que Johnny Depp declaró –no sabemos en qué estado– durante el rodaje de la última entrega de Piratas del Caribe que Sparrow es gay. ¿Salen los piratas del armario o del cofre del muerto?

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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