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Café Perec
Columna
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Modo Banville

“El motivo por el que me hice artista no fue explicar el sentido de la vida, sino intentar dar cuenta de lo que es estar vivo”

El novelista irlandés John Banville, en septiembre de 2022.
El novelista irlandés John Banville, en septiembre de 2022.Leonardo Cendamo (Leonardo Cendamo)
Enrique Vila-Matas

“Soy incapaz de no escribir”. A esta respuesta de John Banville a Belinda McKeon en una entrevista de 2009 le di tantas vueltas largo tiempo que acabé descubriendo que me había vuelto incapaz de no escribir que Banville era un gran artista, incluso cuando respondía en las entrevistas. Así como en sus novelas hay una atención extrema al lenguaje (que le lleva, tras endiablados rodeos, a la precisión), en sus entrevistas no hay espacio para las piruetas y las frases aparecen sin rodeos, directamente, como en esta respuesta a Mauricio Montiel: “Picasso: gran histrión, gran fraude en muchos sentidos, pero qué ojos, qué extraordinarios ojos”.

Como incondicional de sus entrevistas, abrí hace tiempo Modo Banville, hoy abarrotada carpeta en la que, a través de sus mejores respuestas, he ido observando cómo, paralelo al perfeccionamiento de su estilo literario, las opiniones que deja caer en sus entrevistas se han ido conectando cada día más con las esencias de la más alta literatura del pasado. Quizás esto explique que en un momento en que los lectores ya no quieren grandes obras difíciles, se siga entreviendo en Banville una resistencia al imperio de “lo fácil”. En una reciente respuesta a Martin Chilton comentó así la tendencia de la literatura actual a la simplicidad: “La gente se queja de la prolijidad de mi lenguaje y la densidad de mi estilo y yo digo que a los tiranos les encanta el lenguaje sencillo”

Si Miguel Ángel Hernández, el autor de Anoxia, abordaba esta cuestión el otro día en Cuadernos Hispanoamericanos (“Abrazar la dificultad, igual que la posibilidad del fracaso, es la única salida. Y la verdadera vía del arte y el pensamiento”), no hace mucho Banville, en entrevista con Andrés Seoane, expresaba su temor a que las próximas generaciones salgan perdiendo por rechazar la dificultad, ya que esa es precisamente la esencia de cualquier arte y la sociedad ha renunciado a ella: “No hay nada bueno, nada duradero y valioso que no sea difícil, las cosas sencillas son simplemente sencillas, pero las difíciles son mucho más que ellas mismas”

Acabo de ponerme demasiado serio, por lo que voy a buscar notas de alto humor en Modo Banville. Pero antes soy incapaz de no acordarme de que ayer mismo a una amiga, gran escritora, le propusieron que hiciera una versión más sencilla del relato que ella precisamente considera el alma, el centro de toda su extensa obra. Creo que, detrás de esa propuesta, hay una señal de que cada vez nos alejamos más de lo que tendría que ser el arte: un misterio insondable al que nos enfrentamos.

Y ahora sí. Paso a buscar notas de alto humor que hay en Modo Banville. Y encuentro ésta: “El motivo por el que me hice artista no fue explicar el sentido de la vida, sino intentar dar cuenta de lo que es estar vivo”. Alguien se preguntará dónde está el humor ahí. Pues en que estoy vivo. Y en que, precisamente por estarlo, he dado un alegre salto brutal al leer esas palabras que de inmediato he suscrito enteras.


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