Eduardo Guerrero: “Hoy en día los géneros no existen dentro de la danza”
El bailaor despliega su arte en su último espectáculo, ‘Origen’, en el Corral de la Morería
La luz del mediodía se cuela por las pequeñas ventanas esmeriladas del madrileño Corral de la Morería y lo tiñen todo de amarillo. El multipremiado Eduardo Guerrero (Cádiz, 40 años) tiene este mes en cartel Origen, el primer espectáculo producido por el Corral (el único tablao que además tiene una estrella Michelin) desde que estalló la pandemia: una obra vanguardista en el envoltorio, pero purísima en su raíz. Durante las fotografías, durante la entrevista, hay silencio pero el bailaor se mueve como si fuera viernes por la noche y el local estuviera repleto. Endurece las piernas. Repiquetea con los pies. Gira sobre sí mismo. Tamborilea con los dedos. Su cuerpo manda. Él obedece.
Pregunta. ¿Qué significa este sitio para usted?
Respuesta. Es el templo del arte. Por aquí han pasado Antonio Gades, Antonio el Bailarín. Ellos pisaban estas tablas y ese peso llega hasta hoy. Además, me da la oportunidad de subir cada noche al escenario. Es algo primordial, pero hoy culturalmente no tenemos la posibilidad de estar en un teatro tanto tiempo.
P. Blanca del Rey, que apadrina el espectáculo, dice que otras artes están volviendo al origen y el flamenco no. ¿Es demasiado vanguardista el flamenco de hoy?
R. Origen tiene esa intención. Hace referencia a volver al inicio. Esto es flamenco, no se quiere cambiar ni se puede cambiar, pero se pueden añadir otros ingredientes para enriquecerlo: iluminación, vestuario [a cargo de Palomo Spain], calzado, la coreografía [también baila Sara Jiménez], la música [a la guitarra está el joven Benito Bernal]… Vamos en busca de esos lugares de experimentación y prueba. Antes todo era no. Ahora todo puede ser posible. Se abren nuevos caminos. Quizá no son definitivos, pero sirven como tránsito para algo totalmente diferente. Las artes se tienen que unir, hermanarse para hacer evolucionar la creación. ¿Por qué no puede pasar eso en el flamenco?
P. Vayamos al principio. ¿Cómo empieza a bailar?
R. Muy pequeño. Mi primer contacto es por casualidad: iba a casa de mi abuela y debajo había una escuela de danza. Yo miraba a través de los barrotes y veía a los niños moverse, como jugando. Lo dije en casa y mis padres dijeron: “A ver si se le pasa el nervio”. Entré y ya no salí.
P. ¿Viene de una casa flamenca?
R. Para nada. Nadie se dedica al arte, solo al fútbol. Mi hermano es futbolista [Iván Guerrero, exjugador del Cádiz], mi tío era utillero, mi padre trabajaba en el marcador… y yo bailaba en el estadio, entre el primer y el segundo tiempo. Mi público era la grada.
P. ¿Y luego?
R. Luego fueron llegando los concursos. Mis padres siempre fueron gente humilde y yo usaba el dinero de los concursos que ganaba para poder hacer algún cursillo de, no sé, Antonio Canales, que si no, no hubieran podido pagar.
P. ¿Admiraba a Canales?
R. Mucho. Éramos tres hermanos y solo había que ver los pósteres de los armarios en casa. Uno tenía a Jordan, otro a Mágico González y yo a Antonio Canales y a Joaquín Cortés.
P. En un momento de Origen hace percusión con el antebrazo, con el codo, el cuello... ¿Qué significa para usted su cuerpo?
R. Hoy todo el cuerpo es movimiento y danza. Antes los hombres no movían las caderas al bailar, por ejemplo. No movían las manos, era algo mucho más recto. Y las mujeres, mantón. Todo ha evolucionado: hoy en día los géneros no existen dentro de la danza. Hay que bailar desde tu principio. Desde la naturalidad que uno sienta. Tengo un brazo igual que tengo una pierna. ¿Por qué no lo voy a usar?
P. Ese cuerpo hace 40 años este 2023. ¿Cómo se lleva con él?
R. Tengo un cuerpo bien agradecido. Ya te digo: familia de atletas, buena alimentación… al final tu cuerpo sabe dónde lo quieres llevar. El trabajo de investigación, del día a día, también es fundamental.
P. ¿Dónde le hubieran llevado sus piernas hace 25 años?
R. Ojalá hubiera estado cerca de Cortés y Canales, siendo un tercer eslabón. Igual que Antonio rompió en su fórmula, igual que Joaquín rompió con su música, con su vestuario, yo hubiera querido ser parte de esa tríada: Canales, Cortés, Guerrero.
P. Le llueven los premios.
R. El reconocimiento siempre es bueno. Sea por mi trabajo o por llevar la marca España por el mundo. Da un poco de vértigo, pero es un orgullo.
P. Se persigna antes de bailar. ¿Para quién baila?
R. Me persigno mal (ríe). Más por rito que por religión. Pero hay que creer en algo, siempre lo digo. Y siempre que salgo a bailar, pienso en mi abuela. Con ella empezó todo. Antes de salir siempre lo digo: “Abuela, me tienes que ayudar”.
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