Sonseca exige sacar su iglesia visigoda de la ‘Lista Roja’ tras 15 años de restauración y estudios
Hispania Nostra incluyó en 2014 el templo del siglo VII en su relación de monumentos en peligro de desaparición inminente sin consultar con el Ayuntamiento ni los expertos
En 1775, el arzobispo de Toledo ordenó derruir la iglesia visigoda de San Pedro de la Mata (Sonseca, Toledo) debido al mal estado que presentaba. Sus cubiertas fueron desmontadas, sus imágenes, esculturas y capiteles acabaron trasladados o vendidos y el inmueble fue prácticamente desmantelado. Pero tras esta milenaria edificación (siglo VII) se escondía una apasionante historia que relata el libro San Pedro de la Mata (Editorial Comos), de los arqueólogos R. Barroso, J. Carraboles, Jorge Morín e Isabel María Sánchez Ramos, y que refleja 15 años de investigaciones y labores de recuperación y restauración; de tal manera que hoy el yacimiento es visitable y reconocible.
Sin embargo, los expertos ―han participado en estos trabajos más de medio centenar― se sienten sumamente frustrados porque la iglesia sigue incluida desde 2014 en la Lista Roja de la asociación de defensa del patrimonio Hispania Nostra, una relación que enumera el más de un millar de bienes culturales en peligro de desaparición. Ingresar en este listado es el mayor baldón que puede arrastrar un monumento en España. Por eso, los responsables del patrimonio ―nacional, autonómico o local― luchan siempre por salir de ella. Algunos lo han conseguido. La iglesia de San Pedro, no.
El alcalde de Sonseca, Sergio Mora, y el director del proyecto de recuperación, Jorge Morín, piden a la reina Letizia, presidenta de honor de Hispania Nostra, “que interceda ante el comité científico para salir de la Lista Roja en la que tan injustamente figura”. Hispania Nostra responde que “no hay problema en revisarlo, pero tienen que mandar la documentación”. El alcalde y el arqueólogo niegan haber recibido petición alguna de información. “Nos incluyen en la Lista sin preguntarnos y ahora nos piden que demostremos que no merecemos estar en ella. Ya recibimos al delegado de Hispania Nostra y le explicamos todo. ¿Qué mas quiere que hagamos?”, se queja Morín.
La iglesia de San Pedro de la Mata fue descubierta en 1903 por el conde de Cedillo. Se sitúa a unos 30 kilómetros al sur de Toledo, en la pedanía de Casalgordo (término de Sonseca), y en el siglo XVI todavía conservaba una inscripción que hacía referencia a una destacada persona llamada Wamba (Bamba me fecit) que la erigió. Dado que tanto la decoración como la estructura del templo concuerdan con una fecha de la segunda mitad del siglo VII, se sospecha que pudiera tratarse del mismísimo rey Wamba.
Cuando fue descubierta aún conservaba 16 fragmentos de imposta decorada (franjas horizontales) empotrados en el crucero. En el año 1938, una delegación de la Junta Central del Tesoro Artístico la visitó y fotografió los frisos decorados con palmetas y racimos que aún se conservaban, actualmente desaparecidos.
San Pedro de la Mata se alza próxima al complejo aristocrático visigodo de Los Hitos, en Orgaz, con el que seguramente estaba relacionada, y que también está siendo recuperado por diversas universidades españolas y extranjeras. La iglesia se construyó junto a la vía que unía Toledo (capital goda y a solo dos jornadas de camino) y Córdoba. Por eso, los investigadores creen que formaba parte de un gran dominio señorial, un enorme latifundio relacionado con la caza, muy abundante en aquellos siglos.
La iglesia presentaba planta cruciforme ―una de las primeras con esta configuración en la Península―, con ábside rectangular y tres cámaras añadidas, dos junto a la cabecera y una tercera en la parte suroccidental. El cuerpo central se hallaba compartimentado en un anteábside, una gran nave trasversal a modo de crucero y otra más reducida a los pies, que tendría una función funeraria para un enterramiento privilegiado, también desaparecido, pero que se conservó, al menos, hasta el siglo XVI. Todo, siguiendo las disposiciones litúrgicas del rito visigodo establecidas en el siglo IV en el Concilio de Toledo.
San Pedro de la Mata contaba con unas cien piezas de escultura decorativas, pero también fueron expoliadas a mediados del siglo pasado y que se asemejaban a las encontradas en el conjunto palaciego de los Hitos, el monasterio de Guarrazar (Guadamur), la iglesia de Melque (San Martín de Montalbán) o en la Urbs regia (Toledo).
Los expertos han encontrado, además, muy próxima la cantera de donde se extrajo la piedra para levantar el templo sin necesidad de reutilizar materiales de otras edificaciones. “La decoración escultórica está trabajada en mármoles locales. Por tanto, la ausencia de material romano reutilizado y su construcción con bloques traídos directamente de una cantera es un argumento para pensar en el elevado estatus de su promotor”, quizás el desaparecido personaje que estaba enterrado en él.
En la última campaña (2022), se han llevado a cabo actividades de arqueología no invasiva, que incluyen el uso de georradar, fotogrametría, LiDAR (imágenes láser), estudios geoarqueológicos, ortofotos, modelos digitales del terreno y fotogrametría, “lo que permite afirmar que el espacio no ha sufrido en los últimos años vandalización de ningún tipo y que se han respetado sus límites topográficos visibles”, sostiene Morín. El arqueólogo recuerda que, además, se ha restituido el arco de entrada, dentro del proyecto Sedes Regia Toletana de la Real Fundación Toledo y con apoyo de la Diputación.
Morín se queja de que San Pedro de la Mata fue incluida en la Lista Roja en 2014. “Alegaron”, asevera, “un deterioro progresivo por abandono y acción de la vegetación que invade las ruinas y un desgaste continuado de sus muros por inclemencias del tiempo. Sin embargo, los trabajos arqueológicos permiten desmentir de forma taxativa estos argumentos. El espacio no ha sido vandalizado jamás; no existen acumulaciones de basura de los siglos XX y XXI, salvo objetos residuales, y no se han producido pérdidas inmuebles, excepto la caída de un arco en la primera década del siglo XX”.
El alcalde de Sonseca añade: “La iglesia es un espacio público, es decir, de la comunidad, de todos. Se puede visitar libremente [no se cobra la entrada] y es objeto de visitas diarias por los sonsecanos que pasean, corren o montan en bicicleta. Una característica social de Sonseca es su fuerte tejido asociativo, lo que implica un enorme desarrollo de actividades, entre ellas las culturales”.
El equipo arqueológico recuerda también que se han realizado cursos monográficos, exposiciones en Sonseca y en la Diputación de Toledo, ciclos de conferencias, talleres de arqueología para niños y de astronomía, además de la edición de una guía explicativa. Todo gratuito.
Por eso, el Ayuntamiento y los responsables de la recuperación del templo piden a la Reina que les visite para que pueda ver “la labor en los Montes Orientales de Toledo y para que pueda conocer de primera mano los proyectos culturales desarrollados e implantados con éxito”. “Estamos entregados al trabajo humilde y constante en un territorio con una densidad baja de población, pero no vacía, y llena de nuestras ideas, sueños y esperanzas de conservar nuestra cultura para las generaciones venideras”, dicen.
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