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El vertedero visigodo de Toledo se convierte en un tesoro arqueológico

Hallados miles de fragmentos cerámicos y piezas completas de entre los siglos I y IX en una parcela de la Vega Baja toledana

Vertedero visigodo de Toledo
Trabajos de excavación de la Vega Baja, en Toledo, en 2006.Junta de Castilla-La Mancha

Todo comenzó en 2006 cuando el Ayuntamiento de Toledo aprobó urbanizar 220 hectáreas a los pies de la ciudad imperial en una zona llana llamada Vega Baja. Un total de 1.698 viviendas de cemento y cristal acabarían así con los últimos terrenos sin construir de la capital a orillas del Tajo. Pero surgió un problema: justo donde estaban previstos los pisos, el rey Atanagildo, entre 555 y 557, había diseñado la sede regia del reino visigodo, por lo que los restos de aquellos palacios, basílicas, calles o talleres que él comenzó a erigir impedían el progreso urbanístico. Por eso, tal y como exige la legislación, había que emprender una campaña arqueológica.

Ese mismo año, en una pequeña esquina de esa área (unos 3.000 metros cuadrados), los arqueólogos Javier Gómez Rojo y Yolanda Peña, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), empezaron su investigación. Tras años abandonada por la crisis económica, la retomaron, con ayuda de la Junta de Castilla-La Mancha, entre 2017 y 2020, y ahora han hecho públicos sus espectaculares resultados: el hallazgo de los vertederos de los diversos pueblos que habitaron la Vega Baja entre los siglos I y IX. El informe La importancia de la producción cerámica en el Toledo romano y altomedieval: materiales encontrados en la Vega Baja, también da cuenta del hallazgo de los restos de dos viviendas y una calle de los arrabales de la capital que levantaron los godos y que fue destruida con la invasión musulmana.

La investigación tenía como objeto estudiar “los diversos contextos cerámicos hallados en la parcela R-3, dentro del proyecto general de excavación de la Vega Baja destinado, en origen, a propiciar la urbanización de este sector de la ciudad”, señala un comunicado del Gobierno regional. Unos estudios preliminares de 2009 ya habían determinado que en el solar se distinguían 11 fases constructivas, la primera de las cuales correspondía al siglo I y la última a la época emiral, ya en el IX. Los informes arqueométricos (empleo de métodos físicos o químicos con fines arqueológicos) determinaron, igualmente, la presencia de abundante material cerámico, la procedencia de sus arcillas y las técnicas de elaboración.

Perteneciente al siglo I se ha descubierto un pozo de planta cuadrada y de 2,8 metros de profundidad, que había sido rellenado en la Antigüedad y sellado con tejas. En su interior se hallaron 3.000 fragmentos cerámicos correspondientes a un mínimo de 206 recipientes. Así, además se han encontrado lucernas, cerámicas, terra sigillata gálica e hispánica, así como siete grupos cerámicos de uso común. Yolanda Peña Cervantes, directora de las excavaciones y profesora del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, lo explica: “Una buena parte de las piezas se conservan completas o prácticamente completas, esto y la diversidad de producciones y formas aisladas, nos lleva a plantear un posible uso ritual del pozo, que podría haber acumulado la vajilla y los restos de alimentos de un banquete ritual”.

De época tardorromana (siglos IV y V) se han hallado siete platos de barniz rojo, a imitación de los pompeyanos, y que fueron fabricados en Lucus Augusti, la actual Lugo, además de cerámicas locales destinadas a cocinas o a almacenes, lo que lleva a los expertos a pensar que en esta parte de los extrarradios de la ciudad también había un alfar.

Caja de noria andalusí hallada en la Vega Baja de Toledo.
Caja de noria andalusí hallada en la Vega Baja de Toledo.Yolanda Peña

De época tardoantigua, fase previa a la urbanización goda de la ciudad, se ha exhumado en la parte sur del solar otro basurero con más objetos de cerámica común. De hecho, el 65% corresponde a servicios de mesa o para contención de líquidos. Igualmente, de esta época, se han desenterrado crisoles para la elaboración del vidrio. “Estos ejemplares son ollas o cazuelas, con vidriado interior de color verde que puede alcanzar los 5 milímetros de grosor”, añade Peña, que indica que podrían haber sido creados en una fábrica de vidrio que se alzaba igualmente en la misma parcela.

Pozo ritual del siglo I hallado en la Vega Baja y algunos de los materiales de su interior.
Pozo ritual del siglo I hallado en la Vega Baja y algunos de los materiales de su interior.Yolanda Peña

También en la R-3, se han localizado producciones andalusíes y una caja de noria de tiro de época islámica. Los arqueólogos calculan en 102 los recipientes hallados, de los que el 30% corresponde a cerámicas de mesa, algunas pintadas. Peña destaca, además, el hallazgo de un cuenco alto casi completo con decoración en negro y rojo de trazos circulares. “Este tipo de decoración no encuentra, hasta el momento, paralelos en la meseta, y puede relacionarse con algunos ejemplares aparecidos en los llamados niveles preislámicos del yacimiento cordobés de Cercadilla y que se vinculan a los primeros momentos de la conquista”.

La información de las cerámicas y estudios numismáticos anteriores corroboran la ocupación de la Vega Baja durante la época del llamado Emirato dependiente (711-756). El 97% de las monedas islámicas documentadas se corresponde con feluses (piezas de cobre de escaso valor) del emirato. “Todo parece indicar”, concluye la directora de las excavaciones, “que tras un primer momento de marcado dinamismo andalusí en este sector de la ciudad, que podría haber acogido el primer asentamiento de Tariq Musa [el general bereber que dirigió la conquista de la Península] y sus tropas, el arrabal fue abandonado en favor de la ciudad alta antes de mediados del siglo VIII”. Si los planes municipales se confirman y se urbaniza la Vega Baja (Icomos, organismo asesor de la Unesco ha pedido que se paralice todo), desde las alturas de la ciudad imperial se verán los bloques de modernos pisos que taparán para siempre el Toledo romano, godo y andalusí.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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