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El cantante Marilyn Manson, demandado por la presunta violación de una menor en los años noventa

Las dos discográficas para las que grababa entonces son acusadas de permitir “las obsesiones pedófilas y el comportamiento violento” del músico en beneficio económico propio

Marilyn Manson asiste a un concierto benéfico en Los Ángeles en diciembre de 2019.Foto: Reuters | Vídeo: EPV
María Antonia Sánchez-Vallejo

Marilyn Manson afronta una demanda por agresión sexual a una menor, supuestamente cometida a comienzos de la década de los noventa, cuando el artista daba sus primeros pasos en la música. No es la primera vez que el cantante es objeto de una demanda por conducta sexual inapropiada, pero las presentadas anteriormente se referían a hechos presuntamente ocurridos en torno a 2010. Las antiguas discográficas del músico, Interscope y Nothing Records, también figuran como demandadas por no haber hecho nada para impedir la violación y los abusos “en múltiples ocasiones” del músico a una chica de 16 años.

La demandante, que se hace llamar Jane Doe y vive en Maryland (“el nombre utilizado es ficticio para proteger su intimidad como víctima de agresiones y abusos sexuales”, explica la demanda), ha demandado ante el Tribunal Supremo del condado de Nassau, en Long Island (Nueva York), a Brian Warner, el verdadero nombre del músico, de 52 años, por agresión sexual y sufrimiento intencionado, y a las dos discográficas, por negligencia y complicidad en la conducta de su representado.

Doe y otra groupie también menor aguardaron, junto a otros fans del músico, ante el autobús de la gira de Manson tras un concierto en Dallas en 1995. Querían conocer al artista, y este las invitó a subir al vehículo, donde les preguntó su edad y el curso escolar en el que estaban, y tomó nota de sus direcciones y números de teléfono.

“Mientras se encontraba en el autobús de la gira, el acusado Warner cometió varios actos de conducta sexual delictiva sobre la demandante, que era virgen en ese momento, incluyendo, entre otros, cópula forzada y penetración vaginal”, dice el texto de la demanda. La edad de consentimiento en Texas en ese momento era, y sigue siendo, 17 años. “Uno de los miembros de la banda vio al acusado Warner agredir sexualmente a la demandante. La demandante estaba dolorida, asustada, disgustada, humillada y confusa. Cuando terminó, el acusado Warner se rio de ella y exigió a la demandante que ‘se largara de mi autobús’ y la amenazó con que, si se lo contaba a alguien, la mataría a ella y a su familia”.

Según se lee en el texto de la demanda, “la demandante, Jane Doe, es una superviviente de abusos sexuales en la infancia y en la edad adulta, [de] agresión sexual, asalto y abuso sexual a manos del demandado Brian Warner, conocido con el nombre artístico de Marilyn Manson. Las obsesiones pedófilas y los comportamientos violentos del demandado Warner no sólo eran conocidos por los demandados Interscope y Nothing Records, sino que eran celebrados y promovidos para su beneficio económico colectivo”.

La demanda sostiene que Manson se prevalió de “su papel, estatus y poder como adulto e intérprete en la industria de la música” para acceder a la chica, engatusarla, manipularla y explotarla para satisfacer sus deseos, lo que dio lugar “a dos agresiones sexuales en dos incidentes distintos”. Cuatro años después, en 1999, cuando Doe tenía 19 años, “el acusado perpetuó su conducta inapropiada durante al menos cuatro semanas”. Todo ello, con el conocimiento de las discográficas, “conscientes de las prácticas del demandado, y que ayudaron e instigaron tal comportamiento”. Como resultado, la mujer ha sufrido graves daños emocionales, físicos y psicológicos, incluyendo “vergüenza y culpa, pérdida de capacidad económica y estrés emocional”, que derivaron en el consumo y abuso de drogas.

La complicidad de las discográficas es indudable según el texto de la demanda. “A sabiendas, intencional, voluntaria, deliberada e imprudentemente, fomentaron un ambiente omnipresente y hostil con el propósito de obtener ganancias financieras que ignoraron por completo los derechos y la seguridad de los jóvenes fans de la banda. Como resultado, la demandante ha sufrido y sufrirá el resto de su vida humillación, vergüenza y horror”.

El modus operandi de Manson al pedir las direcciones y teléfonos a sus fans, así como la tortura psicológica a que sometía a sus jóvenes víctimas, parece marca de la casa, a juzgar por el testimonio de otros demandantes anteriores. A comienzos de su carrera, Marilyn Manson pedía al final de los conciertos la dirección a sus escasos seguidores con el objetivo de enviarles fotos y material promocional. El mensaje de la madre de uno de ellos puso a la policía en alerta: “Quiero a mi hijo fuera de su lista de correo. Me he puesto en contacto con la oficina de correos sobre el material pornográfico que están enviando a mi hijo. No quiero que nos envíen nada más. Si recibo algún material más de esta banda iré a mi abogado. Gracias y adiós”. Otra de las demandantes, la modelo Sarah McNeilly, señaló en un explosivo reportaje en Rolling Stone a finales de 2021: “La violencia física fue casi un alivio. La mierda mental por la que te hace pasar, que infecta tu cerebro, solo quieres que se detenga”.

Tras las revelaciones de la revista, en la que varias mujeres narran las supuestas atrocidades a las que las sometía el cantante en una dependencia de su casa en Hollywood denominada “la habitación de las chicas malas”, la policía registró su domicilio en busca de pruebas. A las denuncias de particulares se sumaron las de tres exparejas de Manson, si bien su exesposa Dita Von Teese señaló que el comportamiento descrito por las supuestas víctimas no se correspondía en absoluto con el del Manson que ella conoció, y con el que estuvo seis años. No obstante, “el miedo es algo que inculco en otras personas, sobre todo en chicas jóvenes”, admitió en 2009 el músico, cuya carrera musical vive sus horas más bajas con independencia de los escándalos provocados por su conducta perturbadora.

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