Los demonios de Marilyn Manson
El cantante, conocido por sus excentricidades, suma una polémica más a su carrera tras las acusaciones de abusos de algunas de sus exparejas, que él niega
No hace falta ahondar mucho en la vida personal de Marilyn Manson para averiguar que es una persona excéntrica. Con solo mirar alguna imagen, probablemente captada por su amigo, el fotógrafo británico Ralph Perou, se puede apreciar su extravagancia: vestimentas por lo general oscuras, piel pálida y un maquillaje que busca resaltar una mirada diabólica como buen cantante del metal industrial. Al igual que consiguen otros artistas, Manson, de 52 años, ha desarrollado una iconografía de carácter irreverente con referencias satánicas, elementos sexuales e incluso animales muertos. Evidentemente nunca ha estado exento de polémica.
Muchos pueden pensar que muestra esa faceta únicamente en el ámbito profesional, pero Manson es estrafalario hasta en su vida personal. Ahora se justifica en esas rarezas para defenderse de las recientes acusaciones por parte de varias mujeres —entre ellas la actriz y activista Evan Rachel Wood— de agresión sexual que se han conocido esta semana. Este asunto ha provocado que el cantante de temas como The Beautiful People y The Dope Show pierda su contrato con la discográfica Loma Vista Records y su participación en un par de programas de televisión. Ante el foco mediático que ha suscitado el tema, Manson escribió en su perfil de Instagram hace unos días: “Obviamente, mi arte y mi vida han sido durante mucho tiempo imanes para la controversia, pero estas recientes acusaciones sobre mí son horribles distorsiones de la realidad”. Un comentario que ha respaldado su actual pareja, Lindsay Usich, y al que ha añadido: “Mis relaciones íntimas han sido siempre enteramente consensuadas con parejas de mentalidad similar”.
Poco más se ha sabido del artista, a cuya mansión de Los Ángeles (California, EE UU) ha tenido que acudir recientemente la policía para comprobar que se encontraba en buen estado. Los servicios de emergencia recibieron el pasado miércoles una llamada de un amigo de Manson alertando de que no sabía nada de él desde hacía varias horas. Los agentes se personaron en la vivienda e incluso enviaron un helicóptero para sobrevolar el inmueble debido a que no obtuvieron respuesta. Finalmente fue su representante quien dio fin a la incógnita al llamar a la policía y asegurar que su cliente estaba perfectamente. Simplemente no quería salir de su casa, según han informado varios medios anglosajones.
Su exesposa, la vedete Dita Von Teese, también ha tenido que recurrir a las redes sociales para responder al aluvión de mensajes de seguidores inquietos por su relación con Manson. “Los detalles que se hicieron públicos no coinciden con mi experiencia personal durante nuestros siete años juntos como pareja. De ser así, no me habría casado con él”, ha aclarado la también modelo, actriz y empresaria. Se conocieron a finales de los años noventa, pero no fue hasta 2002 cuando comenzaron a salir juntos. Tres años después contrajeron matrimonio en una ceremonia oficiada por el director y escritor chileno Alejandro Jodorowsky, que se celebró en un castillo de Irlanda. Sin embargo, se divorciaron en 2007 tras poco más de un año casados. El entorno de Manson culpó a la vedete de la ruptura: “Es una sanguijuela que se aprovechó de la fama de Brian [nombre original del artista], y ahora que se ha establecido le deja en la estacada”, comentó entonces, en 2007, a El País Semanal una persona vinculada al cantante.
Pero la versión más conocida es que Manson le había sido infiel a Dita Von Teese con Evan Rachel Wood, la actriz que ahora le acusa de abusos físicos y mentales. Aquella relación, en la que había una diferencia de edad de 18 años, estuvo repleta de idas y venidas. La pareja decidió separarse en 2009, año en el que el cantante reveló a la revista Spin: “Tengo fantasías todos los días sobre romperle el cráneo con un mazo”. Retomaron el noviazgo en 2010 y se comprometieron. No obstante, aquella segunda oportunidad duró poco y terminaron la relación definitivamente.
En apoyo a la actriz se han manifestado diferentes voces dentro del movimiento MeToo, como la intérprete Rose McGowan, que también fue pareja de Manson, concretamente entre 1997 y 2001. “Cuando estaba conmigo no era así. Pero eso no tiene nada que ver con si era así con los demás antes o después”, ha querido transmitir McGowan en un vídeo subido a su cuenta de Twitter. Fue ella quien terminó con él por “tener distintos estilos de vida”, aunque ambos representaron una pareja de similar extravagancia durante el tiempo que estuvieron juntos. Años después la actriz de Embrujadas admitió que el verdadero motivo de la ruptura fue la adicción de Manson a la cocaína.
El cantante nunca ha ocultado su coqueteo con las drogas y presume de haber fumado huesos humanos. “Las drogas son un elemento recreativo. Y se toman mejor cuando estás en buena compañía, con amigos que se quieran divertir”, explicó a El País Semanal en 2007. Entre esos amigos con los que ha compartido sustancias se encuentra el actor Johnny Depp, que ha tocado la guitarra en sus conciertos y participado en un videoclip en el que recreaban una orgía.
A Manson siempre le ha gustado eso de ser descarado, empezando por su nombre artístico, una combinación del de Marilyn Monroe y el criminal Charles Manson, conspirador del asesinato de la actriz Sharon Tate, junto a más personas, en 1969. Desde que comenzó a trabajar en los ochenta, Marilyn Manson se ha ganado admiradores, como Anton Szandor LaVey, fundador de la Iglesia de Satán, y detractores que no han aceptado su expresión artística.
Su infancia no fue fácil, pues sufrió abusos sexuales por parte de un vecino. Luego, a lo largo de su carrera, se han producido polémicas que han superado sus fuerzas, como cuando le salpicó la matanza de Columbine, debido a que los autores de los asesinatos a doce alumnos y un profesor escuchaban su música. “Aquello destruyó toda mi carrera”, expresó a The Guardian. Ahora se enfrenta a otro episodio complicado en un momento en el que el feminismo en Hollywood es más fuerte que nunca y no consiente comportamientos abusivos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.