‘Las gentiles’, o la eufórica tristeza de la adolescencia
Un relato de exultante actitud y con una apabullante personalidad de Santi Amodeo en sus jóvenes personajes femeninos, chicas a las que nadie gana en temperamento
La confusión adolescente, los trastornos alimentarios, la atracción por el peligro, los desequilibrios mentales. Por desgracia, están a nuestro alrededor: casi cada día en los medios de comunicación y, a poco que se esté emparentado con alguien de esa edad, en el círculo más cercano, el de las amistades, el de los compañeros de clase. No es la norma, pero es obvio que hay un problema, cada vez más visible, y el cine también se viene haciendo eco de ello, ahora con más asiduidad que nunca, en películas de toda condición.
El sevillano Santi Amodeo es el último en sumarse, y lo hace con Las gentiles, una experiencia paradójica. Luminosa en las formas, en los colores, en las actitudes externas, incluso en las risas, el jolgorio, la falta de medida, la vida sin freno. Y, sin embargo, negra en el fondo, en el interior de sus criaturas, en cómo se sienten ese par de chicas protagonistas y su círculo de amigas, en cómo desarrollan sus miedos y sus deseos, sus alegrías y sus penas, sus relaciones familiares y sentimentales.
De ese contraste sale una obra de apariencia feliz, incluso cómica por momentos, tanto como suele ser la adolescencia, aunque de terrible digestión. Un relato de exultante actitud y con una apabullante personalidad en sus jóvenes personajes femeninos, chicas a las que nadie gana en temperamento, que va sedimentando poco a poco en un oscuro sentido de la existencia, hasta alcanzar un clímax final que puede resultar sorprendentemente trágico. Un desenlace quizá discutible, porque se supone (i)lógica consecuencia de lo visto hasta entonces, y que para algunos espectadores puede no resultar plausible. Pero, ¿qué es la lógica en este tipo de casos, de personas en formación que parecen tenerlo todo, y que acaban desplegando conductas tan disparatadas, consigo mismas y con los demás?
La bella fotografía naturalista de Álex Catalán, también en labores de productor asociado, acompaña una película casi impresionista, realizada a base de trazos que no tienen por qué ir concatenados, fragmentada, y que aúna la cotidianidad de las chicas, en casa, con sus familias, en el instituto, con sus amigas, y en las horas de ocio, con una actividad en redes sociales en las que se da rienda suelta a esa persuasión por el lado más lúgubre de la vida, aunque siempre expuesto desde colores y gestos de diáfana ventura. Como una triste hermosura que no hace sino subrayar aún más el desequilibrio.
Las noveles África de la Cruz y Paula Díaz, ambas de una admirable autenticidad, dominan un trabajo en el que Amodeo articula formas cinematográficas con esbozos de lenguaje de redes sociales, pero también de pintura clásica, con esa prerrafaelista Ofelia, de John Everett Millais, delicada suicida, transportada con los colores de Catalán y la puesta en escena del director de las excelentes y singularísimas Astronautas (2003) y Cabeza de perro (2006) a una Sevilla contemporánea, veraniega pese al invierno, y dichosa pese a la catástrofe, conformando así un conjunto que te deja baldado. Por su eufórica tristeza. Por su funesta alegría. Por ambas cosas a la vez.
LAS GENTILES
Dirección: Santi Amodeo.
Intérpretes: África de la Cruz, Paula Díaz, Olga Navalón, Lola Buero.
Género: drama. España, 2021.
Duración: 77 minutos.
Estreno: 3 de junio.
Babelia
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