Ángel Téllez, el torero revelación de la Feria de San Isidro
“Estoy viviendo en una nube, pero procuro no despegar los pies del suelo”, comenta días después de salir a hombros por la Puerta Grande
Cuando se presentaron los carteles de la Feria de San Isidro nadie reparó en el nombre de Ángel Téllez, un torero prácticamente desconocido que aparecía anunciado el día 17, con los toros de Araúz de Robles. Esa tarde bastaron cuatro naturales, inmensos, eso sí, para que el perfume del toreo eterno se esparciera por toda la plaza. El eco llegó hasta el despacho del empresario de Las Ventas, que le ofreció la sustitución del lesionado Emilio de Justo en un cartel de auténtico lujo: el pasado día 27, junto a Diego Urdiales y Alejandro Talavante, con toros de Victoriano del Río. Y fue entonces cuando se produjo uno de los grandes sucesos de esta feria: Ángel Téllez (Mora, Toledo, 23 años) se reveló como un consumado artista, y desplegó una tauromaquia tan personal, tan jubilosa, que dejó a todos con la boca abierta. Cuando caía la noche cruzaba a hombros la Puerta Grande de la plaza y amanecía para él un nuevo día, desbordante de nuevas expectativas.
Hoy, cuando hace poco más de una semana, reconoce por teléfono que todavía no se ha repuesto de la emoción, y pide disculpas porque no puede contestar todos los mensajes del WhatsApp. “Estoy viviendo un caos muy bonito”, comenta. “Hace solo unos días me costaba mucho que me invitaran al campo para torear unas vacas, y ahora el teléfono no para de sonar; parecía que estaba roto, pero no”.
Admite el joven torero —el próximo lunes cumplirá 24 años— que se han hecho realidad muchos de sus sueños. “Es verdad aquello que me decían de que la vida me podía cambiar en diez minutos”, continúa; “en mi caso, en diez días, los que transcurren desde la corrida de los toros de Araúz de Robles hasta la sustitución de Emilio de Justo, que ya era en sí algo impensable. Y, después, ese balance artístico…”.
“Estoy viviendo en una nube, pero procuro no despegar los pies del suelo, porque esto es solo el comienzo. Y, ahora, debo tener paciencia y hacer las cosas muy bien porque mis decisiones tendrán más importancia y repercusión que antes”. Téllez ya no tiene problemas para entrenar en el campo, le están surgiendo nuevos contratos e importantes nombres del toro se le ofrecen para dirigir su carrera. “Sí, estoy recibiendo ofertas muy interesantes de personas importantes, pero debo ir despacio, a ver qué ocurre…”.
De momento, ya está anunciado en la Feria de julio de Valencia, y ese es solo el comienzo de una etapa nueva en la vida de Ángel Téllez, que llegó a Madrid con la agenda vacía y sin apoderado, y hoy no da abasto para atender a todos los que quieren hablar con él. Por ahora, habla maravillas de su tío Fernando Téllez, reconocido banderillero, su referencia, y el culpable, según el torero, de que se iniciara en la profesión. “Es la figura esencial de mi trayectoria”, afirma Téllez. “En él me he fijado desde pequeño, y es un privilegio y una inmensa suerte que esté a mi lado”. Su tío hace las veces de apoderado del sobrino torero, él llamó a la empresa de Madrid para que le encontraran un hueco en San Isidro y fue quien lo sacó a hombros el pasado viernes.
Ángel Téllez hace balance de su corta trayectoria taurina, y cuenta que no terminó de destacar en su etapa de novillero, “aunque tuve cierto ambiente, participé en las ferias importantes y triunfé en algunas de ellas”; tomó la alternativa el 7 de abril de 2019 en Guadalajara, con Morante de padrino y en presencia de El Juli; la confirmó a finales de mayo de ese mismo año…, y llegó la pandemia. “Sí, hasta que llegó el dichoso 2020″, afirma el torero, “tan triste y tan malo para todos, que nos encerró en casa”, y que se llevó por delante a su apoderado, José Antón, Josete.
Solo toreó tres festejos en 2021, “tres corridas muy serias y fuertes que afronté sin apenas preparación, pero que salieron mejor de lo esperado, y me ofrecieron la moral y la confianza que se ha reflejado ahora…”. El teléfono de Ángel Téllez echa humo y la conversación debe ser necesariamente breve. Ciertamente, está viviendo en una nube, esa con la que sueñan todos los aspirantes a figura en tantas noches de duermevelas. “Pero no dejo de pensar que debo mantener los pies en el piso; no me creo ni más ni menos que nadie, y tengo muy claro que esta nueva vida no ha hecho más que comenzar”, concluye.
Babelia
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