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Una novela sobre Nefertiti gana el premio Edhasa de narrativas históricas

El autor, Abraham Juárez, almeriense de 66 años residente en Mallorca, debuta con una trama que se sumerge en los enigmas de la época de Tutankamón

Abraham Juarez
El escritor almeriense Abraham Juárez, ganador del Premio Edhasa Narrativas Históricas con su novela 'La faraona oculta'.Andreu Dalmau (EFE)

Una novela centrada en Nefertiti, titulada La faraona oculta, ha resultado ganadora del quinto Premio Narrativas Históricas, que concede la editorial Edhasa y está dotado con 10.000 euros. El autor es el almeriense de 66 años residente en Mallorca Abraham Juárez, un jubilado de la banca entusiasta de Egipto y su civilización que debuta con esta obra y que ha confesado no haber estado nunca en el país del Nilo. La novela, presentada como La otra Nefertiti bajo el seudónimo de J. A. Brahms, se enmarca en la época de Amarna, una de las más enigmáticas y controvertidas de la historia del Antiguo Egipto, y recorre los reinados de los faraones Amenofis III, Amenofis IV (Akenatón), Semenkera, Tutankamón y Ay.

El jurado ha valorado que se trata de una novela “de largo aliento, magníficamente trazada, con una trama en la que los personajes históricos se entremezclan a la perfección con otros imaginarios”. El argumento arranca con el supuesto relato del escultor Tutmosis, autor del famoso busto de Nefertiti que se conserva en el Neues Museum de Berlín, y al que la novela le atribuye un romance con la reina. En un momento se describe el proceso de creación del inmortal retrato, uno de los grandes iconos de la civilización faraónica.

El premio ha sido entregado este martes en el Palau Dalmases de Barcelona, en un escenario que funciona como tablao flamenco, lo que le ha hecho bromear al editor de Edhasa, Daniel Fernández, con la coincidencia de faraonas [en alusión a Lola Flores]. Juárez, que ha explicado que antes de saberse ganador del premio no tenía previsto volver a escribir (ahora se plantea otra historia ambientada en la misma época) ha explicado que su fascinación con el Antiguo Egipto, que le llevó a plantearse llamar a su hijo Akenatón, le viene desde niño y estuvo marcada iniciáticamente por dos libros que no sorprenderán a nadie: Sinuhé el egipcio, de Mika Waltari, y Dioses, tumbas y sabios, de C. W. Ceram. Al pedírsele que nombrara otros autores y obras, Juárez ha mencionado también al novelista Paul Doherty, Naguib Mahfuz, y el clásico ensayo sobre Akenatón de Ciryl Aldred.

De los tiempos de Nefertiti, 30 años con seis faraones, ha señalado que fueron momentos cruciales de la 18ª dinastía y que encierran muchos misterios aún por resolver. Empezando por qué fue de la propia Nefertiti. “No sabemos qué paso con ella, si fue apartada por su marido, Akenatón, o si murió antes que este. Desaparece de pronto y le perdemos la pista”. Juárez se apunta a la moderna teoría de que Nefertiti simplemente cambió de nombre al ascender ella misma al trono como faraón tras su esposo.

También ha dicho el novelista, con notable aire de escriba, que empezó su relato como pasatiempo al jubilarse y la historia fue surgiendo sobre la marcha, a remolque de su pasión por Egipto, y ha añadido que muchos días se despertaba a las 3 de la madrugada con los personajes hablándole en la cabeza. Del hecho de no haber visitado nunca la tierra de sus sueños, ha apuntado que ha tenido miedo a que la realidad le decepcionara, en la consideración de que el Egipto actual nada tiene que ver con el antiguo. En cambio, sí ha rendido visita al busto de Nefertiti en Berlín. Fue entonces cuando empezó a rumiar la relación amorosa entre la reina y su escultor: “Imaginé que aquel retrato no era sólo una obra de arte, sino que plasmaba un sentimiento amoroso”.

Pese al núcleo romántico de esa relación inventada, la novela se adentra especialmente por los vericuetos del poder y la conspiración, incluyendo incesto y asesinato. “Hay en La faraona oculta una trama amorosa, una trama política y una novela de intriga”, ha subrayado. En ese aspecto, se eleva como figura central en la sombra el visir y luego faraón Ay, al que se da como padre de Nefertiti. En este año del centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón es destacable que la novela incluya al joven rey y ofrezca una versión de su muerte.

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