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Disney recupera un beso lésbico en una nueva película para frenar las críticas del colectivo LGTBI

La empresa da marcha atrás a la censura en ‘Lightyear’ después de que se revelara el corte de secuencias de afecto entre personajes del mismo sexo

Luis Pablo Beauregard
Lightyear Pixar
Fotograma de la película 'Lightyear', de Pixar.. (EFE)

Disney da marcha atrás a la censura. El público de Lightyear, la precuela de la exitosa serie Toy Story, podrá ver a dos mujeres besándose en pantalla. Este breve instante había sido cortado en una de las revisiones del filme que se estrena el 17 de junio. La muestra de afecto ha sido reincorporado al metraje en un momento en que la compañía encabezada por Bob Chapek se enfrenta a presiones y severas críticas por parte del colectivo LGTBI por su tibia postura ante la polémica ley de Florida que prohíbe enseñar sobre diversidad sexual y género en las escuelas antes del tercer grado.

Hawthorne, un personaje femenino que aparece en la historia de origen de Buzz Lightyear, mantiene una relación con otra mujer. La empresa no había alterado la dinámica entre las dos, pero sí eliminado de la pantalla el beso entre ellas, de acuerdo con la revista Variety. Este gesto de censura no sería el primero entre las producciones de Pixar, según contaron algunos empleados en una comunicación que se hizo pública la semana pasada. “Hemos sido testigos de cómo bellas historias, llenas de personajes diversos, regresan de la revisión corporativa de Disney en una versión reducida a las migajas de lo que fueron”, afirmaban. El documento no especificaba qué películas habían sufrido alteraciones. Lightyear, dirigida por Angus MacLane, se sabe ahora, estaba entre las afectadas.

A pesar del gesto, Disney está lejos de acallar la polémica por su respuesta a la iniciativa republicana aprobada en Florida. El tema se ha convertido en una pesadilla de relaciones públicas para la empresa. Chapek apostó por una postura más que discreta, consciente de la enorme influencia que tiene el gigante del entretenimiento en el Estado, donde opera su parque de atracciones más redituable y donde da trabajo a decenas de miles de personas.

En un mensaje interno, el consejero delegado dijo el 7 de marzo a los empleados que Disney defendía “inequívocamente” el derecho de las minorías. “Creo que la mejor forma en la que nuestra empresa puede hacer un cambio perdurable es mediante el inspirador contenido que producimos”, les dijo Chapek en un texto donde argumentaba por qué no era necesaria una postura pública de la empresa ante la norma, que fue aprobada por el Congreso local.

Las palabras de Chapek provocaron el enojo entre los empleados gays de Disney, quienes le recordaron que la empresa no ha tenido pudor en capitalizar el movimiento del orgullo a pesar de impedir estos desfiles en sus parques hasta hace poco. Los trabajadores reprobaron también que la empresa hiciera donativos a políticos republicanos que avalaron la norma.

Chapek dio marcha atrás hace una semana a su mensaje inicial. “Leyendo sus mensajes y hablando y reuniéndome con ustedes me han ayudado a entender mejor lo doloroso de nuestro silencio”, dijo el ejecutivo en un correo electrónico. “Esto no es solo sobre una ley aprobada en Florida, sino una nueva resistencia a un derecho humano básico. Me necesitaban como un aliado en esta lucha por la igualdad y los defraudé. Lo siento”, se disculpó Chapek, quien añadió que la empresa cancelaría desde ese momento los donativos a políticos en la entidad. “Vamos a incrementar inmediatamente nuestra ayuda a grupos de presión para luchar contra legislaciones similares en otros estados”, señalaba el documento.

Esto tampoco ha sido suficiente para algunos círculos del activismo. Human Rights Campaign, una de las organizaciones más importantes de derechos de las minorías, rechazó la semana pasada un donativo de cinco millones de dólares de Disney hasta que esta haga un “compromiso público” y trabaje con las organizaciones LGTBI para eliminar iniciativas como esta. La presión de la industria y de las grandes corporaciones han dado frutos con normas similares, como sucedió en Carolina del Norte tras tres años de batalla judicial con una ley que obligaba a los transgéneros a usar en público los baños de su género biológico. “Este debería ser el inicio de los esfuerzos de la compañía y no el fin”, aseguró la presidenta de la organización, Joni Madison.

Activistas del colectivo LGTBI han convocado a empleados de la empresa a sumarse a una manifestación a las afueras de las oficinas de Burbank el martes 22 de marzo. Disney se suma a otros gigantes del entretenimiento como Netflix y Spotify, quienes recientemente han sufrido revueltas internas después de ignorar la opinión política de muchos de sus trabajadores en temas que han estallado en controversias públicas.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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