Dr. Dre y los raperos de oro toman la Super Bowl
El productor se erige en protagonista absoluto del espectáculo del medio tiempo del encuentro deportivo, un homenaje al ‘hip-hop’ clásico de la Costa Oeste
Tuvo su gracia que el espectáculo del medio tiempo del Super Bowl fuera en realidad la fiesta de una pandilla de raperos de mediana edad; tres conceptos, Super Bowl, rap y mediana edad, que no suelen emplearse en la misma frase. Dr. Dre, Snoop Dogg y Eminem hicieron historia del show business al protagonizar el minuto de oro de la industria musical estadounidense con un puñado de amigos (Mary J. Blige, Kendrick Lamar, Anderson .Paak y 50 Cent) y un montón de calculada nostalgia. En la nerviosa puesta en escena que suele rodear al evento, cada cual interpretó su mayor éxito, convenientemente limpiado de lenguaje ofensivo.
Así que la sorpresa, no precisamente musical, la puso Eminem, que antes de lanzarse a interpretar Lose Yourself, canción de su película 8 millas que le valió un premio Oscar cuando era el músico más famoso del mundo, se arrodilló como se arrodilló en 2016 para protestar por la brutalidad policial Colin Kaepernick, hoy convertido, calculadamente lejos de los centros de poder de la liga NFL, en un icono de la lucha antirracista. Durante un rato pareció que el gesto de Eminem fue improvisado, y, por lo tanto, una provocación, hasta que alguien recordó que este espectáculo se ensaya hasta la náusea en los días previos y que lo de hincar la rodilla no fue una sorpresa para nadie.
Era la primera vez que el hip-hop ocupaba un lugar tan privilegiado en la historia del Super Bowl. Y si un extraterrestre aficionado al fútbol americano hubiera aterrizado este domingo en el reluciente estadio SoFi de Inglewood para ver ganar a Los Angeles Rams frente a los Cincinatti Bengals habría creído que hip-hop es eso que sale de la cabeza de un señor llamado Dr. Dre, tal fue el protagonismo que el productor tuvo de principio a fin en un espectáculo montado a su mayor gloria por la compañía Roc Nation, de otro colega, el también rapero y también empresario Jay-Z.
El medio tiempo lo abrió Dre sentado a los mandos de su consola de productor. En la azotea de una de las cuatro viviendas unifamiliares blancas que formaban el escenario, un diseño arriesgado que invitaba a pensar en la casa de muñecas que Kanye West pudo haberle regalado a Kim Kardashian si aún celebraran San Valentín, esperaba la leyenda del rap californiano Snoop Dogg, vestido con un chándal (arreglado, pero informal, que diría Martirio). Tenía esa pinta suya de estar siempre igual de a gusto. Ya sea en el sofá de su mansión o ante una audiencia de 90 millones de espectadores. Juntos interpretaron su hit The Next Episode (2000), cuya letra dice: “¿Ya sabes que la Costa Oeste está de vuelta, capullo?”.
Y si quedaba algún capullo que no lo supiera, quedó claro entonces. Dre empleó la fenomenal plataforma que le brindaron para homenajear el rap de inspiración funk (g-funk, para ser más justos con el maestro George Clinton) con el que Dre, Dogg o Tupac Shakur conquistaron el mundo entre finales de los ochenta y mediados de los noventa.
En aquellos tiempos heroicos, Dre fue miembro fundador de la banda NWA (Niggazz with Attitude), en cuyas filas hubo tipos con más suerte (Ice Cube) que otros (Eazy-E). Luego se convertiría en uno de los productores más relevantes de la historia del rap (gracias, entre otros, al debut de Snoop Dogg o a sus colaboraciones con Eminem). Después llegaría su carrera como exitoso empresario de una amplia cartera de negocios, que van de los auriculares a los servicios de streaming.
El más joven del grupo de amigos fue Kendrick Lamar, que además era el único con un Pulitzer a la composición musical (lo ganó en 2018, por su álbum Damn). Lamar comparte con Dre lugar de origen, la peligrosa Compton, en la gran conurbación de Los Ángeles, y algo más: también es miembro del sello Aftermath, propiedad de Dre. La cumbre creativa de NWA es un álbum titulado Straight Outta Compton (Directamente salidos de Compton).
Por lo demás, resultó oneroso ver a 50 Cent interpretar a sus 46 trabajados años su temprano éxito In Da Club. Y fue interesante comprobar que el clásico de la cantante de soul Mary J. Blige No More Drama ha mejorado con el tiempo y con las experiencias ganadas a la vida por su intérprete.
Al final, todos se juntaron sobre el escenario para interpretar Still D. R. E. Al verlos moverse como a cámara lenta mientras el resto de los bailarines daban un nuevo sentido al término “anarquía” fue inevitable recordar que el rap, estilo musical surgido a mediados de los setenta que vivió su edad de oro hace más o menos 30 años, nació de la rabia juvenil. Y que, como pasó hace tiempo con las estrellas del rock, es a esta generación a la que le va a tocar mostrar a sus fans que no, uno no es joven para siempre.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.