Colin Kaepernick, un gesto a conciencia
Al ‘quarterback’ de los 49ers su estampa con la rodilla derecha en el suelo al sonar el himno de Estados Unidos le costó la carrera en la NFL, pero aquella imagen se imita hoy de forma universal en las protestas contra el racismo policial
La fuerza de un gesto en los prolegómenos de un partido de la NFL en septiembre de 2016 ha trascendido al tiempo y a las controversias. Aquella estampa de Colin Kaepernick, rodilla derecha en el suelo mientras sonaba el himno de Estados Unidos, condensó la protesta y la rebelión contra la segregación racial en el mundo entero. Casi cuatro años después, el policía Derek Chauvin, ha vuelto a disparar la indignación de la ciudadanía al asfixiar, con la rodilla sobre el cuello, al afroamericano George Floyd.
Todos se vuelven ahora hacia Kaepernick, de 32 años, apartado de la NFL desde entonces. Al quarterback de los 49ers de San Francisco le acusaron de antipatriota, de faltar al respeto a la nación y a las fuerzas armadas. Recibió amenazas de muerte y críticas punzantes, en especial de Donald Trump, entonces en plena campaña presidencial. Kaepernick había firmado en 2014 una renovación por seis temporadas y 126 millones de dólares (112 millones de euros), utilizó una cláusula para rescindir aquel contrato y se hizo agente libre. Nunca ha podido volver a jugar.
“Cuando el civismo conduce a la muerte, la rebelión es la única reacción lógica. Lloverán los gritos por la paz, y cuando eso pase caerá en saco roto porque su violencia ha traído esta resistencia, ¡Tenemos derecho a luchar!”, ha escrito ahora Kaepernick en Instagram. Su lucha viene de lejos, de mucho más lejos que aquellos días en los que tanto revuelo causó su protesta, imitada entonces por algunos jugadores de la NFL, y ahora por deportistas de todo el mundo. Incluso, por la policía que más empatía ha demostrado hacia los manifestantes en muchas ciudades de Estados Unidos.
Desafío al ‘statu quo’
Aquel gesto, tan mediático y lleno de significado que entronca con las protestas de los años sesenta cuando el boxeador Muhammad Ali y los velocistas John Carlos y Tommie Smith pusieron sus carreras en juego para desafiar el statu quo, fue imitado en 2016, entre otros, por la famosa futbolista Megan Rapinoe.
Kaepernick, antes de hincar la rodilla en el suelo, ya se había negado en un partido anterior a ponerse de pie mientras sonaba el himno. “No voy a levantarme”, argumentó, “para mostrar mi orgullo por una bandera y un país que oprime a la gente negra y de color. Esto es más grande que el fútbol americano y sería egoísta por mi parte mirar hacia otro lado. Hay cuerpos en las calles y gente cobrando y en libertad tras haber cometido un asesinato”. El entonces presidente Barack Obama se pronunció: “Kaepernick está ejerciendo su derecho constitucional para protestar”.
Su camiseta pasó a ser una de las más vendidas de la NFL. Pero las críticas le llovieron, incluidas las que le dirigieron algunos jugadores muy conocidos como Victor Cruz y Justin Pugh, de los Giants de Nueva York. “Se debe respetar la bandera. Es más grande que uno mismo, creo que uno tiene que ponerse en pie con su equipo y cantar el himno. Las creencias son para después”, dijo Cruz. La NFL comenzó a multar a los jugadores que imitaban a Kaepernick y ningún equipo volvió a contratarle, a pesar de que, según una encuesta anónima entre los jugadores, un 95% de ellos opinó que tiene calidad para formar parte de la plantilla de cualquier equipo.
Una decisión desacertada
Joe Lockhart, exvicepresidente ejecutivo de la NFL, escribió el 30 de mayo un artículo para la CNN en el que explica que la Liga no solo no vetó a Kaepernick sino que animó a los clubes a que lo ficharan. “Pero para muchos propietarios siempre volvió a ser lo mismo. Pensaron que firmarle era malo para el negocio. Cada día que él estaba fuera de la NFL se reforzaba como símbolo de la injusticia racial. Podía parecer una buena decisión comercial y, desde luego, no era ilegal, pero estaba mal”, admite, antes de invitar a los Minnesota Vikings, el equipo de la ciudad en que falleció Floyd, a fichar a Kaepernick. “No resolverá el problema de los negros y de la violencia policial. Pero visualizará el problema que Kaepernick planteó poderosamente, y quizás se demuestre que, con coraje, se puede lograr un progreso real. Espero que lo hagan. Es lo correcto. Y es algo que la ciudad, y toda América, necesita ahora”, concluyó Lockhart.
En septiembre de 2018, la firma Nike contrató a Kaepernick para que formara parte del destacado grupo de deportistas que protagonizaron la campaña Just do it con la que celebró su 30 aniversario. Sobre un primer plano del rostro del quarterback, en blanco y negro, aparecía el mensaje: “Cree en algo. Incluso aunque eso signifique sacrificarlo todo”. La campaña era arriesgada. Entraba de lleno en una cuestión muy controvertida. Las acciones de la compañía cayeron el día del lanzamiento más de un 3% en la apertura de Wall Street. Precisamente Nike, tras la muerte de Floyd, ha lanzado un mensaje contra el racismo en el que juega con ese lema: “Por una vez, no lo hagas. No finjas que no hay un problema en Estados Unidos”. En julio de 2019, y tras la protesta de Kaepernick, Nike acabó retirando una edición limitada de zapatillas para celebrar el día de la Independencia. El modelo lucía la bandera conocida como Betsy Ross, un símbolo ofensivo para los negros.
Kaepernick, mestizo, es hijo de Heidi Ruso, que lo tuvo con 19 años. Su padre se esfumó. Y su madre lo entregó a una pareja blanca, formada por Rick y Teresa Kaepernick. Cuando tenía cuatro años, la familia se trasladó desde Wisconsin a Turlock, California. Pronto destacó en el deporte, especialmente en el béisbol, pero prefirió practicar el fútbol americano. Se trata de un atleta excepcional, con un poderoso brazo derecho, con una gran potencia para lanzar el balón, aunque se le critica por su inconsistencia. Destacó en la Universidad Wolf Pack de Nevada. Fue elegido en el puesto 36 del draft de 2011 por los 49ers, aunque muchos expertos dudaban de su capacidad de adaptación a la liga como sucede con el perfil de pasador y corredor.
Kaepernick, luterano, tiene el cuerpo lleno de tatuajes, varios de ellos relacionados con la Biblia. Sigue una dieta vegana desde 2015. Después de sus problemas para encontrar equipo, en noviembre de 2017 interpuso una queja contra la Liga y los propietarios por mantenerlo fuera de la Liga. En 2019 ambas partes llegaron a un acuerdo confidencial y el jugador retiró la queja.
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