Ronnie Spector, sensual voz de los años sesenta
Vocalista de las Ronettes, se casó con el productor Phil Spector… y vivió para contarlo
Veronica Bennett, más conocida como Ronnie Spector, falleció el miércoles a los 78 años. Como vocalista del trío The Ronettes, elevó a la gloria el sentimiento primordial de los “girl groups”, potenciada por las densas producciones de su amante y luego marido, Phil Spector. El matrimonio con su productor fue, literalmente, una pesadilla. Tras liberarse, Ronnie trabajó con diferentes admiradores, desde Southside Johnny a Billy Joel.
Hablamos de la era anterior al videoclip. Aunque no hayan visto nunca imágenes de Ronnie Spector, seguro que conocen su estilo: fue el modelo en que se basó Amy Winehouse para construir su look. Tacones de aguja, vestidos ajustados, paletadas de rímel, grandes cardados, la sensualidad de las chicas del Spanish Harlem. Y un repertorio donde se hablaba de ese tipo de amor total que potenciaba la monumental “muralla de sonido” de Spector. Canciones que, si te pillaban en una etapa sensible, podían marcar toda tu vida, como escenificaba Harvey Keitel en el inicio de Malas calles, de Martin Scorsese.
Eran diferentes de la competencia. Y no solo por los lazos familiares: en las Ronettes estaban su hermana mayor y una prima. En 2006, conversando con este periódico en un hotel madrileño, lo explicaba sin pelos en la lengua: “Decían que teníamos que comportarnos como las Supremes, dar las gracias después de cada canción, llevar vestidos de fiesta, poner cara de inocentes. Se supone que éramos vulgares: enseñábamos las piernas, meneábamos el culo, provocábamos al espectador. Pero las Supremes habían pasado por los cursos de buenas maneras de Motown, mientras que nosotras habíamos aprendido el estilo de las chicas puertorriqueñas del barrio, que igual llevaban una navaja automática en el bolso. El novio de mi hermana se puso muy pesado: ‘¿No os dais cuenta de que todo el público está pensando cómo seréis en la cama?’. ‘Bueno’, le respondí yo, ‘lo que no saben es que, allí arriba, yo estoy haciendo el amor con todos ellos’ [carcajada]. Comparadas con nosotras ―lo siento, Diana Ross―, las Supremes eran… frígidas”.
Su atractivo erótico se multiplicaba a los ojos de sus coetáneos británicos. Perdieron la cabeza por ella tanto Keith Richards como John Lennon (aunque sería George Harrison quien materializaría esa simpatía al producirla cantando su composición Try some, buy some para el sello Apple, en 1971). Nada ocurrió con aquellos flirteos, ya que estaba señalada como “la mujer de Phil Spector” y era vigilada por mil ojos.
Conocer a Spector fue una suerte… y una maldición. Las Ronettes venían de grabar discos que habían pasado desapercibidos entre la avalancha de “girl groups” de principios de los sesenta; a sus órdenes, grabaron en Los Ángeles temas inmortales que fueron pelotazos, como Baby I love you, Walking in the rain, The best part of breakin’ up, el citado Be my baby y sus participaciones en el famoso álbum navideño del productor. Sin embargo, su carrera quedó interrumpida por decisión de Phil, que manifestaba unos celos patológicos. Tras escapar, literalmente, de la casa-fortaleza conjunta, Ronnie escribió Be my baby. How I survived mascara, miniskirts and madness, una cruda autobiografía que revelaba que las célebres “excentricidades de Spector” ocultaban un carácter perverso, como evidenció el homicidio que le llevaría a morir en 2021 tras los muros de una prisión californiana.
En su práctica profesional, Spector usaba las peores triquiñuelas del negocio musical, incluyendo firmar como coautor de temas ajenos y acumular todos los derechos, muy consciente de su potencial comercial. Era igualmente tacaño con sus artistas y las Ronettes perderían décadas litigando hasta conseguir cobrar una fracción de lo que creían les era debido en concepto de royalties.
Sin dinero tras años rodeada de lujos, Ronnie volvió a los escenarios, primero en el circuito del revival, y luego ascendiendo peldaños gracias al patrocinio de Springsteen y su pandilla de New Jersey. Cantó con Bruce y Southside Johnny, grabó con la E Street Band y, aunque sin grandes éxitos, se sintió reivindicada. Solo volvió a las listas con Take me home tonight, un dueto candente con Eddie Money.
Hubo otra conexión con la generación del punk del CBGB neoyorquino, especialmente con Joey Ramone, que coprodujo su EP She talks to rainbows. Grabó varios elepés, destacando English heart (versiones de temas de sus admiradores británicos) y The last of the rock stars, un título arrogante que así explicaba en 2006: “El nombre del disco no es broma. Ahora todas las chicas que cantan quieren ser divas, como Mariah Carey o Beyoncé. Una diva va por el mundo exigiendo caprichos, todos deben rendirle pleitesía antes de haber cantado una nota. Yo soy una rockera de largo recorrido. Lo que consiga me lo tengo que ganar con sudor, con sexualidad y entrega. No voy de criatura invencible, como las divas. Yo soy fuerte, pero también vulnerable”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.