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Bruce Springsteen vende los derechos de todas sus canciones a Sony Music

El artista se suma a otros veteranos como Bob Dylan o Neil Young al deshacerse de su catálogo. Se calcula que la discográfica ha pagado 442,5 millones de euros

El cantante Bruce Springsteen en un concierto en Christchurch, Nueva Zelanda, en 2017.
El cantante Bruce Springsteen en un concierto en Christchurch, Nueva Zelanda, en 2017.Dianne Manson (Getty Images)
Carlos Marcos

Bob Dylan, Neil Young, David Crosby, Paul Simon... Y ahora Bruce Springsteen. Los veteranos del pop y del rock aceleran para sacar el mayor beneficio de su obra y están vendiendo los derechos de sus canciones por cantidades millonarias. Todavía no existe anuncio oficial, pero publicaciones como Billboard y The New York Times dan por hecho que Bruce Springsteen ha acordado la venta de los derechos de todas sus canciones a la discográfica Sony Music por alrededor de 500 millones de dólares (unos 442,5 millones de euros). La venta abarca todas las composiciones clásicas del rockero de Nueva Jersey: discos como Born to Run, Born in the USA o The River.

Según los analistas, este dinero sería la mayor transacción jamás realizada por el trabajo musical de un artista. En 2020, la discográfica Universal Music acordó comprar todas las canciones de Bob Dylan. La compañía no reveló el precio de adquisición de la colección de unas 600 composiciones realizadas en seis décadas, pero el diario The New York Times estimó en más de 300 millones de dólares (unos 247 millones de euros) el valor de los temas del artista.

No es casualidad que todo esté pasando en los dos últimos años, desde la aparición de la pandemia. Estamos hablando de artistas que pasan buena parte del año en la carretera, actividad que les genera unos grandes ingresos y que han tenido que frenar por la llegada del coronavirus. Cuando el virus se extendía por el mundo en 2020, todos pensaban que para 2021 ya estaría arreglado y la vida musical se normalizaría. Springsteen fue de los primeros que avisó. “Mi antena me dice que, en el mejor de los casos, será en 2022. Y consideraría una suerte para la industria de los conciertos si sucede entonces”, señaló. A algunos les desagradó el diagnóstico agorero del creador de Nebraska. Pero su antena no falló. Ahora, en plena ola por la variante ómicron, está por ver si se podrá retomar la actividad de la música en directo para el año que ahora comienza. Springsteen tenía en sus planes iniciar las actuaciones con la E Street Band en la primavera de 2022. Todavía no hay comunicados oficiales.

Estamos hablando de artistas veteranos (Springsteen tiene 71; Bob Dylan 80; y Neil Young 76) que son conscientes de la complejidad de montar grandes conciertos y del esfuerzo físico que supone. ¿Cuántos años podrán estar sobre un escenario más de dos horas durante varios días al mes? Pero hay más razones para deshacerse de sus catálogos. Sin duda, el desplome de la venta física de discos o digitales, que lleva ya unos años produciéndose. Esta caída no se compensa con plataformas como Spotify, que tiene acuerdos no publicitados con las grandes compañías. Solo hay que preguntar a un músico consolidado por el dinero que le llega de las plataformas de streaming para darse cuenta de lo tupido del asunto y de lo poco contentos que están con el nuevo sistema.

Springsteen ha vendido sus canciones a su sello discográfico, pero existen otros actores en esta película: los fondos de inversión. Uno de los más potentes es Hipgnosis Songs Fund, dedicado casi en exclusividad a la música, que cotiza en la Bolsa de Londres y que ha llegado a acuerdos con Neil Young, Shakira, Blondie o The Pretenders. Y no tiene intención de parar. Su presidente es el canadiense de 58 años Merck Mercuriadis, un empresario que conoce perfectamente el mundo de la música al trabajar en diferentes formas de representación con estrellas como Elton John, Beyoncé, Morrissey o Guns N’ Roses. Los compradores confían en que estos catálogos llenos de clásicos generen grandes beneficios a medio plazo con el imparable auge de los servicios de streaming. Además, se guardan la posibilidad de utilizar canciones en campañas publicitarias, bandas sonoras de películas o de series.

¿Cómo afecta este baile de dinero al aficionado a la música? Prácticamente en nada. Like a Rolling Stone o Thunder Road van a sonar igual de bien llegándole el dinero a su autor o a una empresa de explotación.




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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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