‘Chavalas’: retrato creíble e irregular de chicas de barrio
Me acerco a ver la película con ánimo débil, pero me encuentro con actrices que funcionan, que en algún momento dan la impresión de que son mujeres filmadas con cámara oculta
Un amigo cercano a los 80 años me cuenta que ejerce desde hace mucho tiempo un ritual en nombre de la supervivencia mental y de un placer ancestral que hizo su vida más feliz. Consiste en ver todos los días en su casa una o dos películas. Casi siempre antiguas, revisadas infinitas veces sin que percibas que han envejecido mal, algo que le permite seguir amando el cine, manteniendo la irrenunciable pasión. No pisa las salas desde hace años. No por temor al bicho o por la asfixia que provoca estar enmascarado en la oscuridad durante un par de horas, sino por falta de ilusión, por razonable apatía, porque ha perdido la esperanza de encontrar películas que le asombren, le remuevan, le emocionen. Me ocurre lo mismo que a él, pero intento por estricta obligación profesional ver lo que me ofrece la desfallecida cartelera. Salvo tres o cuatro títulos que me han tocado la fibra emocional, que me parecen admirables, no me atrevería a recomendar fervorosamente a los amigos y a los lectores casi nada de lo que he visto en los últimos tiempos. Y no creo que la pandemia me haya provocado frigidez ante lo que me ofrecen en la pantalla ni que mi sensibilidad cinéfila se haya evaporado. Es que donde no hay no hay, según aquel refrán tan grosero como incontestable. No sé lo que ocurrirá en el cine cuando el monstruo haya sido expulsado. Ojalá que venga un aluvión de cine interesante que guardan con siete llaves las multinacionales para controlar su futuro negocio, pero el presente se acerca a la desolación.
Con ese ánimo tan débil me acerco a Chavalas, ópera prima de Carol Rodríguez Colás (ahora existen muchas mujeres dirigiendo cine y me alegro de la oportunidad que le ofrecen los nuevos tiempos, solo le exigiría lo mismo que a los directores, que esas obras posean interés y calidad) y cuyo guion ha escrito su hermana Marina. Y me atrevo a pensar que las actrices también han aportado algo más que su interpretación. Son dos de ellas lo que más me atrae inicialmente para ver Chavalas. Una se llama Carolina Yuste, actriz de raza, magnética, potente y creíble. Seduce su gestualidad, su presencia, su mirada, su desgarro, su humor, su lado desafiante, su forma de hablar y de escuchar. La descubrí en Carmen y Lola, y me deslumbró en hasta el cielo. La otra es Vicky Luengo, inquietante, misteriosa, dura y convincente protagonista femenina de la excelente serie Antidisturbios. A sus compañeras Elisabet Casanovas y Ángela Cervantes no las conocía. Están muy bien las cuatro, desprenden química, sentido de la improvisación, dominio de la jerga, alegría contagiosa, personalidad.
Y confieso que el arranque de Chavalas me mosquea ligeramente, me entran ganas de salir corriendo. Cuenta los afanes de una chica de barrio, con innegociable vocación de fotógrafa, por encontrar su lugar en sol entre el pijerío vanguardista de Barcelona. Pero todavía no hay sitio para ella, se impone el regreso a sus raíces periféricas, a la casa de sus padres, a las colegas del barrio que le han acompañado íntimamente desde la infancia. Retorna vencida y hecha una mierda a un mundo que siempre le otorgó calor y refugio, a un lugar donde poseer mucha calle, corazón e instinto de supervivencia son las únicas reglas, nada que ver con el glamour cosmopolita. Y evidentemente, la soñadora que quiso huir de esa cotidianeidad tiene subidas y bajadas en el retorno, ganas de quedarse y de volverse, satisfacción, incertidumbre, miedo.
Hay momentos en los que temo que vaya a aparecer el panfleto feminista, pero afortunadamente lo elude. Está hablando de seres humanos. Tendría el mismo tono si los personajes fueran cuatro amigos de toda la vida. Hay algún diálogo ingenioso y provocador, tentaciones de excesivo ternurismo, pero también consigue que la relación entre estas mujeres resulte creíble. Es una película leve e irregular, aunque también visible y audible, en posesión de cierta gracia. Y con actrices que funcionan, que en algún momento dan la impresión de que son gente real a la que está firmando una cámara oculta. Hay varias secuencias y diálogos que ofrecen sensación de espontaneidad y frescura, algo agradecible.
CHAVALAS
Dirección: Carol Rodríguez Colás.
Intérpretes: Vicky Luengo, Carolina Yuste, Elisabet Casanovas, Ángela Cervantes, Cristina Plazas, José Mota.
Género: drama. España, 2021.
Duración: 91 minutos.
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