Andrea Goldstein vence al fascismo en viñetas
La novela gráfica ‘Rhapsody in Blue’ recupera la trágica historia real de un joven judío que huyó de Italia tras la aprobación de las leyes raciales, pero decidió regresar y combatir en las trincheras
Al cabo de un rato, solo se veía el mar. Quedaban atrás la tierra, Trieste y la vida que Andrea Goldstein había conocido hasta entonces. Engullidas por el horizonte. Y por el delirio de un dictador. De golpe, el país donde el chico había nacido ya no le quería. Ni a él, ni a los suyos. “El judaísmo mundial ha sido […] un enemigo irreconciliable del fascismo”, proclamó Mussolini en septiembre de 1938, ante las masas exaltadas. En noviembre, Italia aprobaba las leyes raciales. Y un año después Goldstein zarpaba hacia un futuro más prometedor en Estados Unidos. Empezó a hacerse llamar Andrew, encontró un trabajo, una pareja y una nueva casa. Notaba, sin embargo, que sus cicatrices no se cerraban. Así que se enroló en el ejército, se subió a otro barco e hizo el camino inverso. Al fascismo, decidió, había que combatirlo desde cerca. En las trincheras.
“Con su belleza, su rebeldía juvenil, su conciencia, su impulsividad y su valor, parece el héroe perfecto de una historia trágica”, asegura el dibujante Andrea Serio. Pero todo es real, tanto como la carta que Goldstein envió desde el frente, en febrero de 1943, a su prima Cati y que cierra la novela gráfica Rhapsody in Blue (Sapristi). Precisamente gracias a esa correspondencia se ha podido reconstruir la odisea de un joven dispuesto a meterse de lleno en el horror de la Segunda Guerra Mundial para seguir sus ideales. Primero, la escritora Silvia Cuttin narró las vivencias de Goldstein en la novela Ci sarebbe bastato (Nos habría bastado). Y Serio, ahora, las ha dibujado.
“Creo que, a través de las historias pequeñas, personales, es posible acercarse de un modo más concreto y directo a los acontecimientos de la historia con mayúscula”, defiende el creador. En realidad, la deriva racista de Mussolini arrolló a varios miembros de la familia Goldstein. Martino, primo de Andrea, fue uno de los pocos judíos italianos que logró sobrevivir en Auschwitz, como se cuenta en Ci sarebbe bastato. Pero, para su primera novela gráfica, Serio prefirió un solo protagonista y concentrarse en su juventud quebrada.
El título de la obra alude a la sinfonía jazz homónima que George Gershwin compuso en 1924. Porque en aquella misiva a su prima Goldstein contaba que, además del habitual ruido de las balas, esos días estaba escuchando justo esa melodía. “Al principio, pensé en construir el relato sobre la estructura de aquella composición, dividiéndolo en ocho movimientos, cada uno con su tonalidad de azul. Renuncié, con cierta tristeza, cuando me di cuenta de que se trataba más que nada de una diversión”, explica Serio.
Aun así, ante la escasa presencia de textos, es como si durante la lectura el piano de Rhapsody in Blue resonara, entre trazos melancólicos y nostálgicos. Al fin y al cabo, fue un dibujante veterano y aplaudido como Igort quien encargó a Serio el proyecto y le regaló un buen consejo: “Me sugirió que me mantuviera ‘seco’, ya que mis imágenes estaban naturalmente impregnadas de lirismo. Quería viñetas de amplio formato, donde los sonidos fueran sugeridos por las ilustraciones”. Para completar la receta para un buen tebeo, el artista cita también a otro de los historietistas más famosos de su país, Gipi: “Cultiva tu libertad, tu autonomía, tu mirada y tu voz. Y que el dinero sea tu segundo pensamiento, nunca el primero”.
Aunque Rhapsody in Blue cultiva también cierta indignación. Porque la solución final y los campos de concentración pesan en la memoria de Alemania, pero Italia también contribuyó al exterminio. “Y eso está menos documentado. Hablamos de leyes, promovidas por el gobierno fascista de Mussolini y firmadas por el rey Victor Manuel III que llevaron a la eliminación de casi 10.000 ciudadanos italianos de religión judía, en su mayoría deportados y asesinados en Auschwitz”, recuerda Serio. Y agrega: “El intento de revisión de aquel periodo infame por parte de ciertas fuerzas políticas en Italia nunca ha sido tan fuerte como ahora. Hace falta mantener la guardia alta, y rebatir con los hechos”. A veces, un cómic también puede ser una trinchera.
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