Shirley Temple, la ‘ricitos de oro’ y ‘pequeña señorita milagro’ del cine que llegó a diplomática de EE UU
La estrella infantil durante la Gran Depresión consiguió el Oscar de Hollywood más precoz de la historia con 6 años y a los 12 ya había participado en 43 películas
Shirley Temple encarnó en su niñez el prototipo de lo que hoy llamamos juguete roto: fama que anula la infancia, padres que manejan un negocio desconocido, ingresos económicos desorbitados que se esfuman, intereses de todos y por todos, utilización hasta la esclavitud… y una carrera que poco a poco se difumina a medida que pasan los años y la niña se convierte primero en adolescente, luego en joven y, por último, en mujer.
La belleza natural, el desparpajo, un cabello rizado endiablado, unos hoyuelos llamativos y las habilidades para bailar claqué casi a la vez que aprendía a andar convirtieron a Shirley Temple en la actriz infantil de mayor éxito de la historia del cine por sus habilidades. Pero esa fama también le causó mucho dolor en esa vida atropellada dentro de una infancia que no disfrutó como otras niñas de su edad. Por ejemplo, en uno de sus cumpleaños recibió 135.000 juguetes de todo el mundo (entre ellos un bebé canguro y una vaca), pero también sufrió un intento de asesinato o la desilusión de dejar de creer en Papá Noel cuando éste le pidió un autógrafo…
Sin embargo, a pesar de lo que a simple vista pueda parecer una traumática infancia dentro de una montaña rusa de vivencias, Shirley siempre llevó a la vida real sus papeles de película de agradar y hacer sentir bien a todo el mundo. Supo disfrutar de su nueva vida en la madurez como madre, esposa y más tarde como abuela, y comenzó una nueva carrera dedicada al servicio público como activista política. En esta nueva faceta desempeñó distintos cargos el área diplomática como defensora del Medio Ambiente en Naciones Unidas, embajadora de Ghana y la antigua Checoslovaquia y, finalmente, como jefa de Protocolo de Estados Unidos en la Casa Blanca. Sin duda, una vida de película en la que sólo al final interpretó el papel que ella eligió.
Shirley Jane Temple nació el 23 de abril de 1928 en Santa Mónica, California (Estados Unidos). Era la menor de tres hermanos y la única niña. Su madre era ama de casa y su padre, sin estudios, trabajaba en un banco. Desde pequeña Temple mostró habilidad por el baile y la canción, por lo que a los tres años su madre decidió inscribirla en una escuela de baile. La casualidad quiso que un director de casting que la vio en clase, le ofreciera un contrato para aparecer en cortometrajes. En ellos la pequeña Shirley lucía atractivos disfraces y tenía que imitar a iconos de la pantalla grande de la época como Marlene Dietrich, Mae West y Dolores del Río. De esta forma, en poco tiempo Temple atrajo la atención de un importante estudio cinematográfico.
La madre de Temple aprovechó el talento natural de la niña para explotar sus virtudes y su padre se convirtió en su agente y asesor financiero. Shirley firmó un contrato con Fox Film Corporation y cuando tenía 6 años apareció en su primer largometraje de Hollywood, titulado Carolina.
La pequeña actriz, cantante y bailarina de claqué con rizos dorados en forma de sacacorchos y una alegría contagiosa se convirtió casi de la noche a la mañana en una sensación y en la principal fuente de ingresos del estudio cinematográfico, al que salvó de la quiebra.
Shirley Temple era sinónimo de éxito asegurado de taquilla. Incluso fue galardonada con un Oscar por su interpretación con la melodía On the Good Ship Lollipop en la película Bright Eyes de 1934, convirtiéndose, aún hoy en día, en la actriz más joven en recibir la estatuilla de Hollywood. En ese año de 1934 protagonizó una docena de películas. También tiene ese récord de precocidad desde que estampara las huellas de sus pies y manos en el exterior del Grauman’s Chinese Theatre.
Durante una de las peores recesiones económicas del país, la Gran Depresión, la pequeña se convirtió en un símbolo de optimismo, con sus películas centradas en temas joviales que proporcionaban a los estadounidenses un escape durante las dificultades. El presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt llamó a Temple la pequeña señorita milagro por levantar la moral de los ciudadanos en tiempos de dificultades económicas, llegando incluso a decir que “mientras nuestro país tenga a Shirley Temple estaremos bien”.
En 1940, cuando tenía 12 años, la pequeña Shirley Temple ya había participado 43 películas, pero seguía estando mal pagada. En sus inicios cobraba 10 dólares al día y después pasó a cobrar 150 dólares a la semana. Para mantener su éxito, su madre por la noche la sometía a duras sesiones para hacerle sus rizos perfectos y en lugar de dormirse con cuentos se aprendía los papeles para el día siguiente. Cuando fue mayor de edad y quiso disponer de su dinero, los millones de dólares conseguidos se habían quedado en apenas 40.000 en su cuenta por la gestión que había hecho su padre de su carrera.
Entre sus anécdotas, algunas divertidas, otras crueles y otras tristes y peligrosas se encuentran que el día de su octavo cumpleaños, que en realidad era el noveno, porque el estudio falsificó su edad para hacerla parecer menor, recibió 135.000 juguetes de todo el mundo. O que a los seis años dejó de creer en Papá Noel cuando su madre la llevó a verlo en una tienda y éste le pidió mi autógrafo. En 1939 una mujer la intentó asesinar durante una entrevista de radio en directo porque aseguraba que le había robado el alma a su hija de 10 años y que la única forma de liberarla era matando a la artista…
Una carrera tan corta y meteórica también conllevó rumores, como que era una enana disfrazada, algo que el mismo Vaticano desmintió enviando a un sacerdote que verificó que era una niña con muchísimo talento.
La marca Temple, por su parte, se utilizó en todo tipo de productos populares y también contribuyó a sus ingresos. Sus admiradores poseían ropa, libros, bolsos, partituras, muñecas y jabón de su marca, pero a medida que Shirley dejaba de ser niña y se hacía mayor, su atractivo como estrella infantil disminuyó y se convirtió en una joven más interesada por casarse que por el cine.
A los 19 años Shirley interpretó a Susan Turner en El soltero y la adolescente, con Cary Grant y Myrna Loy. Aunque la película recibió elogios de la crítica, el público tuvo dificultades para aceptar que su pequeña niña milagro estaba creciendo. Después de su aparición en 1948 junto a John Wayne en Fort Apache ya solo tuvo pequeñas apariciones en la televisión. Con 22 años, en 1950, se retiró de la industria cinematográfica como un icono de Hollywood.
Pero Shirley Temple, casada y divorciada cinco años después, decidió encauzar su vida en otra parte y empezó a mirar a la política con el objetivo de mejorar la vida de los demás. Se unió al Partido Republicano y se postuló para un escaño en el Congreso. Aunque no ganó, su campaña marcó el inicio de una larga y productiva carrera política en la que jugó un papel crucial en las negociaciones y en las relaciones diplomáticas internacionales. Temple fue nombrada representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en 1969 y se convirtió en una gran defensora del medio ambiente representando a su nación en 1972 en la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano. En 1974 fue nombrada embajadora de Estados Unidos en Ghana y también trabajó como embajadora en la antigua Checoslovaquia bajo la presidencia de George Bush.
Shirley Temple se convirtió en la primera mujer jefa de Protocolo del Departamento de Estado en la Casa Blanca y fue nombrada funcionaria honoraria del Servicio Exterior en 1988.
A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos como actriz y, posteriormente, como diplomática. El más significativo para ella fue el que en 2006 le concedió el Sindicato de Actores por su trayectoria cinematográfica, el más alto galardón de la organización.
Tal día como hoy en el año 2015, el Museo de Historia de Santa Mónica inauguró la exposición Love, Shirley Temple, una muestra especial con una colección de los recuerdos que coleccionó.
Shirley Temple murió el 10 de febrero de 2014, a la edad de 85 años en su casa en Woodside, en California por causas naturales y rodeada de su familia, formada por dos hijas y varios nietos de un segundo feliz matrimonio que tuvo durante 55 años.
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