Los hermanos a la sombra de Marie Curie, Salvador Dalí o Frida Kahlo salen a la luz
Un libro ilustrado rescata las relaciones fraternales de una treintena de figuras emblemáticas de la historia de la literatura, el arte o la ciencia
![Katherine Wright, hermana de Orville y Wilbur y considerada una de las pioneras olvidadas de la aviación, ilustrada en 'Historias de hermanos', de Fría Aguilar.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5P5RFWNXQ5GB7DWMCH45SFKLBQ.jpg?auth=80c769bafa1819ddcd2cdc6d28cd1520a087e13375b44099d35069a9947a80ea&width=414)
La historia ha tenido todo tipo de relaciones fraternales emblemáticas que van desde Caín y Abel hasta los Gallagher. No obstante, el éxito tiende a ser desigual entre todas las personas y también dentro de una misma familia. Historias de hermanos (Lunwerg Editores) de Fría Aguilar, publicado este mes, hace un recorrido por algunas figuras célebres del pasado e indaga en sus lazos familiares. Oscar e Isolda Wilde, Frida y Cristina Kahlo o Vincent y Theo van Gogh son algunos ejemplos, acompañados de ilustraciones dibujadas por la propia autora, de que nadie triunfa en solitario, como explica Aguilar a EL PAÍS a través de una entrevista telemática.
“Comencé con Marie Curie”, cuenta la realizadora. “Tuvo una hermana, Bronisława Dłuska, que también era científica y era muy importante en su vida. Curie tuvo momentos de depresión y estuvo internada durante una época de su vida. Sin Bronisława no hubiera llegado siquiera a París y eso me hizo pensar en la importancia de las hermanas”.
Aguilar explica que la idea original era sobre hermanas y que comenzó indagando en las biografías de algunas mujeres que habían sido olvidadas o puesta a un lado por la historia. “Me pareció que debía visibilizar nuestra fama de otra manera que la de los hombres, no de una forma individual”, comenta la autora. Y añade: “Las mujeres somos más colectivas”. Recuerda con cariño la cooperación y solidaridad de las trabajadoras de su Cantabria natal a la hora de abrirse paso por la vida. No obstante, cuando extendió su investigación se llevó una grata sorpresa: “Pensé que los hombres eran más sosos expresando los sentimientos y me iba a costar más encontrar algo que pudiera usar y me equivoqué. Las relaciones entre hermanos y hermanas o solo hermanos también son maravillosas”.
La autora afirma que de las 28 familias que el libro recorre sus favoritos son el escritor Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano, el pintor Valeriano Domínguez Bécquer, quienes después de ser abandonados por sus respectivas esposas criaron en conjunto a sus hijos, cinco en total. “Yo tenía a Gustavo Adolfo Bécquer como un romántico que lo único que hacía era escribir poemas y estar enamoradísimo y resulta que él y su hermano eran un par de padrazos”, subraya la escritora entre risas. “Tenían una vida muy familiar pero también de juerguistas. Me dio mucha pena porque murieron casi juntos”.
![Salvador Dalí en 'Historias de hermanos'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XK7R5XBT65AVFNZV7UJ3ICZCXM.jpg?auth=9323c2eb0d3190c7ff6cb2959fd096b65c903f073d7a954f563a0baf484574cc&width=414)
Otras relaciones fraternales españolas a las que Aguilar dedica unas cuantas páginas son las de Salvador y Anna María Dalí, Carmen y Ana María Martín Gaite, María Blanchard y Aurelia Gutiérrez, Marga y Consuelo Gil Röesset, y Pablo y Conchita Picasso. La escritora indica que seleccionó aquellos casos que le parecieron más emocionales. “No soy historiadora”, admite Aguilar, “no conozco a fondo las biografías. A mí lo que me apetecía era expresar los sentimientos y cómo se llevaban entre ellos. No me interesan fechas, ni países, sino qué relaciones tenían”. No obstante, esto no significa que cada personaje no llevara por detrás unas dos o tres semanas de investigación.
Aguilar siente que la gran enseñanza de Historia de hermanos es que la fama tiende a ser algo más de suerte que de talento, con familias proveyendo los mismos recursos y oportunidades a todos sus miembros pero algunos anteponiéndose ante otros por las circunstancias adecuadas. Pone como ejemplo a las hermanas Brönte, el conocido trío de escritoras inglesas del siglo XIX: “Todas tenían talento y se les dio una formación muy buena. Charlotte, la mayor, se quedó en casa a cuidar a los padres y Anne, la menor de las tres, viajó a Londres a ser institutriz y encontrar un camino”.
La artista apunta que “es importante ser generosos con todos los que te han ayudado a llegar a un punto” y recuerda el caso suyo con su propia hermana. “Ella me ha apoyado siempre, me busca espacios”, y agrega entre risas: “Si fuéramos victorianas, ella sería quien va por las editoriales buscando vender mis poemas cuando yo muera”.