La peor cornada de la historia para los toros
La tauromaquia afronta el día de San Isidro sin corrida en Las Ventas y sumida en una situación “ruinosa”. En 2020 se celebraron 99 festejos frente a los 1.425 del año anterior. El sector fía el inicio de la recuperación al verano
Hoy, día de San Isidro, patrón de Madrid, no habrá toros, por segundo año consecutivo, en Las Ventas, la plaza más importante del mundo. Es una de las muchas y graves consecuencias de la peor cornada que ha sufrido la tauromaquia en toda su historia. Hace un año que se debate entre la vida y la muerte por la cogida del coronavirus. La covid suspendió todas las ferias, dejó en el desamparo a los ganaderos y empresarios, mandó al paro a los profesionales y perjudicó seriamente a todos los sectores económicos que se benefician de la celebración de festejos.
La fiesta de los toros ingresó en la UCI, donde sus males se vieron agravados por serias patologías previas: la profunda desunión del sector, ciertas decisiones políticas nacionales y europeas, el auge y el creciente arraigo social de las corrientes animalistas y la huida constante de aficionados, cansados de un espectáculo que pierde emoción con los años.
En 2021 se han vuelto a suspender los principales ciclos taurinos: las Fallas, la Feria de Abril, San Isidro y los sanfermines. Las Ventas, propiedad de la Comunidad de Madrid, y La Maestranza (Sevilla), de titularidad privada, las plazas más significativas del orbe taurino, permanecen cerradas desde octubre de 2019, con la excepción del festival celebrado el pasado día 2 en la capital. En 2020, se celebraron en España 99 festejos mayores (corridas, novilladas, rejoneo y festivales) frente a los 1.425 del año anterior, lo que supone una bajada del 90%, y el número de reses lidiadas pasó de 7.200 a 549, según datos de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL).
El fin del estado de alarma y el buen ritmo de la vacunación permite albergar la esperanza de que el enfermo se recobre poco a poco en los próximos meses. Aunque así sea, el daño está hecho, y a la tauromaquia le espera una recuperación larga y dolorosa, y que nada garantiza sea total.
Apenas fiestas
La suspensión de los festejos populares dejó en el campo 5.000 reses. En total, la oferta ganadera ascendía a 10.000 toros preparados para la lidia, la mayoría de los cuales no salieron de las dehesas o acabaron en el matadero. Si se tiene en cuenta que la crianza de un toro oscila entre los 4.500 y 5.000 euros y el precio de la carne no alcanza más allá de un euro por kilo, las pérdidas económicas son abultadas, en torno a los 150 millones de euros desde que comenzó la pandemia, según confirma el presidente de la UCTL, Antonio Bañuelos, quien no duda en calificar la situación de “ruinosa”, si bien aclara que otra de sus preocupaciones es que los ganaderos deben equilibrar la oferta a la demanda. “Es el momento de reducir la cabaña brava”.
Esta situación ha supuesto una sacudida también para las 347 ganaderías de la UCTL, las más reconocidas del mercado, y las 750 restantes ―integradas en cuatro organizaciones diferentes―, que perciben ayudas de diversas cuantías de algunas comunidades autónomas (Madrid, Castilla y León, Andalucía, Extremadura, La Rioja, Navarra, Comunidad Valenciana y Aragón), y mantienen una seria batalla en Bruselas; el Parlamento Europeo votó retirar en octubre las ayudas agrícolas a ganaderías vinculadas con la tauromaquia. Bañuelos aclara que el lobby ganadero español ha conseguido que no salgan adelante dos de las cuatro iniciativas, pero están pendientes otras dos, cuya aprobación supondría pérdidas de 200 millones de euros.
Impacto empresarial
El sector es transversal, influye sobre 103 actividades económicas, y generó en 2019 un impacto de 4.250 millones de euros (el 0,34 por ciento del PIB), según datos aportados por la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET), la patronal mayoritaria de los empresarios. “La tauromaquia representa un activo económico que aporta riqueza, empleo y fija población en la economía rural, y al que la crisis ha supuesto un 95% de pérdida de facturación. Solo la Feria de San Isidro tiene un impacto económico de 65,3 millones de euros, y la de Abril de Sevilla, 18,8 millones”, dice Mar Gutiérrez, secretaria general de ANOET, que no pierde el optimismo: “Los festejos de la temporada de verano y parte del otoño volverán a llenar las plazas de ciudades y pueblos, con una respuesta muy favorable por parte de los aficionados”. La lidia cuenta con 60.000 empleos directos e ingresa en las arcas públicas 140 millones de euros en concepto de IVA, pese a lo cual solo recibe de los Presupuestos Generales del Estado 60.000 euros. Esa discrepancia trasparenta, para las fuentes consultadas, el “persistente maltrato institucional por parte del Ejecutivo central y el olvido o la indiferencia de la mayoría de las Comunidades Autónomas, también las del PP”.
Controversia política
Los toreros, especialmente picadores y banderilleros, fueron afectados por la decisión del Ministerio de Trabajo, que les negó las ayudas aprobadas en mayo pasado para los artistas en espectáculos públicos. A pesar de que están reconocidos como tales por un decreto ley de 1985, han debido recurrir a demandas judiciales contra el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). En total, según confirma Antonio José Martínez, asesor jurídico de la Unión Nacional de Picadores y Banderilleros de España (UNPBE), se han presentado 100, de las cuales ya se han resuelto ocho, todas favorables a los diestros. Todas ellas han sido recurridas por el organismo público. “La situación económica es catastrófica”, asegura Martínez, que calcula que la pandemia ha afectado a casi 3.000 miembros de los distintos escalafones. Muchos de estos profesionales se han acogido a la renta básica de 430 euros, otros han debido dedicarse a otros menesteres, y solo unos 200 cobran los 718 euros desde noviembre que el Gobierno acordó, finalmente, y que se han prorrogado hasta el 2 de junio.
Hace más de un año que la mayor parte de los trajes de luces cogen polvo en los armarios; de hecho, solo 56 de los 499 matadores con carnet en vigor hicieron el paseíllo en 2020. Enrique Ponce ocupó el primer puesto del escalafón con 16 actuaciones, seguido por Emilio de Justo, que se quedó justo en la mitad, y tras ellos solo cuatro matadores alcanzaron las cinco corridas.
Es previsible que la situación mejore (Madrid acaba de ampliar al 50% el aforo de las plazas con un máximo de 6.000 personas, lo que ha permitido la celebración estos días de un ciclo alternativo de San Isidro en la plaza de Vistalegre), pero los males de la fiesta son tantos que la recuperación total del enfermo parece una quimera.
Babelia
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