‘Birdsong’: un ‘thriller’ sexual insoportable

La ópera prima del belga Hendrik Willemyns es un thriller medio erótico medio no-se-sabe-qué cuyas altas pretensiones van a la par que sus mínimos resultados. Rodada en Tokio, la película de Willemyns, titulada Birdsong, no solo está escrita y dirigida por él, sino que además firma la dirección de producción y la música. La música es, por cierto, el centro de todo. Una mujer joven llamada Asuka que quiere ser cantante trabaja por la noche limpiando la última planta del edificio donde casualmente están las oficinas y el plató de un famoso programa musical. La mujer se presenta a las pruebas del programa desencadenando con su actuación una sorprendente acusación de plagio y homicidio del verdadero autor de la pieza. Pero como advierte el personaje principal en el primer plano de la película esta canción solo es suya y lo que el espectador verá es un largo flashback dedicado a desentrañar el supuesto asesinato.

Una canción alargada durante 90 minutos y trufada de metáforas con ínfulas de sofisticación o imágenes crípticas como la de las medusas que salen de una pantalla y recorren la ciudad por la noche. Los paisajes sonoros, efectos de animación manga y planos nocturnos de misteriosos edificios podrían ser un elemento atractivo, pero en ese caso no lo son, o no lo son como un conjunto. La película juega al thriller sexual para hablar no ya del precio del éxito sino de una industria musical vendida al mercado y a los talent shows de cuarta. La idea de Willemyns deriva en empanada y su ejercicio anti fábrica de estrellas se viste de una intensidad de karaoke y de videoarte malo cuyo resultado es bastante insoportable.