La rebelión de la criada
La ópera prima de Xavi Sala es un desolador retrato de una empleada del hogar indígena y su hija
Esta sorprendente ópera prima mexicana es el desolador retrato de la relación de una empleada del hogar y su hija con la familia para la que trabajan. Escrita y dirigida por Xavi Sala, un español que en los últimos años ha vivido en México, país del que se ha nacionalizado, la película se detiene en la hija adolescente de la empleada y en los problemas que surgen cuando deja con su madre su pueblo en Oaxaca para vivir en la Ciudad de México. Mientras la madre entraría dentro del perfil de las mujeres indígenas sacrificadas que en los últimos tiempos han retratado películas como Roma, de Alfonso Cuarón, o La camarista, de Lila Avilés, aquí la diferencia está en la mirada subversiva de la pequeña Guie’dani, atrapada en un destino de criada que rechaza y que se aleja de la imagen de la indígena sumisa y bondadosa.
Quizá el principal acierto de la película, y no es poco, es haber logrado encontrar a una niña como la actriz natural Sótera Cruz. Apenas tenía 12 años cuando rodó la película, pero su hierático gesto es capaz de transmitir el aplomo, desafío y tristeza de un personaje que lo cuestiona todo desde la mayoría de los planos de las dos horas de película. Sala se toma su tiempo para que el espectador se empape bien de las pequeñas afrentas que sufre en su día a día la empleada y cómo esa realidad plagada de racismo y condescendencia es observada en silencio por una hija que a diferencia de su madre reivindica su identidad. La primera secuencia del filme, en la que la abuela se despide de su nieta antes de coger el autobús que las separará, es crucial para comprender ese arraigo afectivo al que hace alusión el título. El cordón umbilical de la niña, su ombligo, está junto a la felicidad que representa una abuela cuya dolorosa ausencia recorrerá todo el filme hasta su último plano.
La película saca provecho de sus escasos medios económicos y convierte la casa familiar en casi el único escenario, un coto cerrado donde todo ocurre de puertas adentro. Solo la amistad de Guie’dani con la hija de la empleada vecina rompe la encerrona física y mental de toda la película. Se supone que es un hogar acomodado, pero el espectador solo siente incomodidad ante unos privilegios que resultan grises y hasta feos. En algunos momentos, como en el del profesor de español o los de la pertinaz mala educación de los dos hijos de la familia, Sala carga innecesariamente las tintas con una demagogia que le sienta mal a una película mucho más sutil que eso. La furia anticlasista resulta más convincente cuando se detiene en detalles menos toscos. Aunque por un momento la película parece invocar la fatalidad de Las criadas, de Genet, en el fondo la violencia que esconde la película, la tensión que va a aflorando y creciendo hasta su durísimo final, lo que reproduce es un sentimiento de orfandad y soledad que transciende las fronteras mexicanas y sus criadas.
EL OMBLIGO DE GUIE’DANI
Dirección: Xavi Sala.
Intérpretes: Sótera Cruz, Érika López, Majo Alfaroh, Yuriria del Valle, Juan Ríos, Valentina Buzzurro, Jerónimo Kesselman, Mónica del Carmen.
Género: drama. México, 2018.
Duración: 119 minutos.
Babelia
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