La anomalía
El parecido entre ‘L´Anomalie’ y ‘El silencio’ vengo de confirmarlo plenamente hace unos minutos al acabar de leer la novela de Le Tellier
En mi anterior café Perec hablé de aquel amigo de Juan Benet que se echaba a correr en el Madrid de posguerra cuando creía ver en el cielo “una amenaza” (que en realidad era una nubecilla) detrás de la torre de Correos: “La amenaza está allí, ¿es que no la veis?”. Pues bien, tres días después de hablarles de aquello a ustedes, cayó la Gran Nevada. Y la cosa no quedó ahí. En aquel mismo café Perec había explicado que a Don DeLillo la idea de El silencio le había llegado a principios de 2018 en el avión de París a Nueva York, cuando se quedó con la vista puesta en la pantallita con todos los datos del vuelo y comenzó a preguntarse qué ocurriría si un día se producía un gran apagón tecnológico global. Y bueno, sólo unas horas después de publicar aquello, leí algo que enseguida vi que me habría permitido completar de un modo redondo la columna: en L´Anomalie, de Hervé Le Tellier, novela ganadora del último Goncourt, se narraba la historia de un mismo avión volando dos veces entre París y Nueva York, con los mismos pasajeros, con tres meses de diferencia... atravesando, por tanto, por un colapso temporal semejante al que creemos percibir ahora en plena maldita pandemia.
Ese parecido entre L´Anomalie y El silencio vengo de confirmarlo plenamente hace unos minutos, al acabar de leer la novela de Le Tellier, con su trama ligada a la órbita científica del OuLiPo y de la que puede decirse que, “más que una ficción, es una experiencia de pensamiento”; lo dice el propio Le Tellier en la entrevista de L´Express que Joan de Sagarra me pasó cuando vio que en mi café Perec, contrariamente a lo que podía esperarse, no acababa hablando allí de L´Anomalie. “No es absurdo pensar que quizás seamos seres virtuales”, decía Le Tellier en esa misma entrevista, poco antes de preguntarse qué pasaría si el universo que tomamos por realidad fuera solo un señuelo, creado por ordenadores superpoderosos.
Tomemos esto último con calma. ¿O acaso no es algo que casi todos hemos pensado? ¿No será que nos gobierna en realidad una inteligencia artificial y vivimos en un mundo que es una completa “simulación”? Quizás por eso cierta literatura contemporánea, en sus obstinadas sospechas sobre el mundo real, explora tanto las relaciones entre realidad y ficción. Claro que esto no es algo que debiera sorprendernos tanto. A fin de cuentas, que la realidad es una ilusión no es precisamente algo nuevo (Parménides, Platón), sólo que la idea cada día nos llega expuesta con mayor rigor científico (Nick Bostrom) y Le Tellier piensa que lo que últimamente nos sucede está produciendo un cambio cada día más radical en nuestra percepción del mundo.
¿Es Le Tellier un visionario? No diría tanto. Es un enamorado de las matemáticas que mezcla ciencia y literatura (por algo es presidente del OuLiPo) y que en su momento tomó más de un café con Perec, al que editó. Nada del otro mundo, salvo que le gusta pensar, como sus viajeros del avión a Nueva York, que tiene una vida secreta, y no imagina hasta qué punto esto podría ser verdad.
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