Araceli Pereda: “Apenas tenemos denuncias en Cataluña sobre su patrimonio en peligro”
La directora de Hispania Nostra se lamenta de la situación de yacimientos como El Carambolo o la Vega Baja de Toledo y no descarta incluirlos en la Lista Roja
Araceli Pereda (Santander, 72 años) preside Hispania Nostra, la asociación de defensa del patrimonio artístico e histórico que elabora una relación de los monumentos más en peligro de España, la conocida como Lista Roja. Entrar en este registro supone un enorme baldón para la Administración competente. Se pueden necesitar años para salir de ella y entrar por la puerta grande en la Lista Verde, la que agrupa a los que se han salvado. Pereda se queja de la falta de apoyo social al asociacionismo, de la dejadez de las Administraciones a la hora de defender la historia, así como se muestra sumamente preocupada por el futuro del yacimiento fenicio del Carambolo (Camas, Sevilla) y del visigodo de la Vega Baja de Toledo. Y se pregunta por qué apenas hay denuncias en Cataluña de destrucción de su patrimonio, como ocurre en el resto de España. "Porque en peligro está igual", aclara.
Pregunta. ¿Qué le parece lo que está pasando con la antigua capital del imperio visigodo?
Respuesta. El comité que elabora la Lista Roja ya ha ido a verlo. Hemos dado tiempo a las autoridades antes de tomar una decisión definitiva. Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Toledo nos han prometido que entregarán en seguida su plan. Tenemos que esperar porque eso nos da fiabilidad. Yo no tomo la decisión, sino el comité de expertos, que trabaja con total independencia. Mi opinión personal es que este yacimiento necesita protección urgente.
P. Un constructor de la ciudad dijo que eran “cuatro piedras”.
R. (Ríe). Cosas de constructores…
P. Por lo tanto, ¿no es descartable que entre en la Lista Roja?
R. Para nada.
P. ¿Cómo es posible que se llegue a esta situación, a abandonar un yacimiento único?
R. ¿Este solo? ¿Y El Carambolo? Pero no está todo perdido. He leído hace poco en su periódico que el Ayuntamiento de Cabra protegía el palacio de un caudillo íbero. Cada vez hay más interés. Recuerdo cuando era directora de Patrimonio en Madrid lo que me costó que antes de hacer una obra se hicieran excavaciones previas. Mire lo que ha pasado con el Palacio de Godoy [calle de Bailén en Madrid, donde han aparecido sus muros y cimientos] y con todo el yacimiento de la historia de Madrid. Hay que hacer un debate general. La ciudades deben crecer, pero la la historia no se puede borrar. Deben ser compatibles. Sin pasado, no hay futuro.
P. Ha mencionado usted el yacimiento de El Carambolo.
R. Una vez extraído el tesoro fenicio [en 1958], ahí se quedó abandonado todo. ¿Qué ha ocurrido?, ¿cómo hay que actuar cuando el patrimonio es de propiedad privada?, ¿qué pasó con el hotel del Algarrobico, en Almería, levantado en zona protegida? Pues ahí sigue, en mitad de un parque natural con todas las sentencias a favor para su demolición. En El Carambolo pensaban levantar un hotel, no salió la operación y el yacimiento se muere de asco. Es la falta de interés de la sociedad. Hispania Nostra sirve para esto, para concienciar a la sociedad, con la Lista Roja o las campañas de micromeceznago, pequeñas intervenciones sobre obras de nuestro patrimonio.
P. ¿Los ciudadanos están cambiando de actitud ante estos o semejantes hechos?
R. Es complejo, depende mucho de que el asunto interese a los medios. Poco a poco, se va descubriendo que la herencia cultural genera recursos económicos y sociales, por ejemplo, en áreas despobladas, como el retablo de San Román, en Burgos, la iglesia de Vadoconde, en Burgos también, o el artesonado mudéjar de Valcabado, en León, una población de 200 habitantes.
P. De los monumentos que están en peligro, ¿a cuál destinaría más dinero?
R. (Duda). Dividiría los fondos, no lo pondría todo en un uno. Prefiero pequeñas inversiones, que una muy grande. Pero si tuviera que elegir… la ciudad califal de Medina Azahara, pero también limitaría las construcciones modernas que avanzan desde Córdoba.
P. Europa Nostra, su casa madre, ¿le da directrices?, ¿nos comparan con otros países?
R. Sí. Somos el país más premiado por sus proyectos de restauración, hasta el extremo que en el 2019, de los 15 premios, tres se los llevó España: Lítica, una cantera en Menorca, el Pórtico de la Gloria en Compostela y un pequeño oratario, el El Partal, en la Alhambra de Granada. Somos el país más premiado desde hace años. Europa Nostra lucha porque en los presupuestos de la Unión Europea haya un espacio para la defensa del patrimonio, además de programas educativos con respaldo económico.
P. ¿Cómo es posible que la familia Franco sea propietaria de esculturas del Pórtico de la Gloria?
R. ¿Y qué me cuenta de los claustros españoles en Nueva York? Pues porque se vendió. Así de simple.
P. ¿Se sigue vendiendo el patrimonio español?
R. Creo que sí. Ahora hay más vigilancia, pero se sigue comerciando. Como cada comunidad autónoma cuenta con sus propios sistemas de control, la información fluye menos que cuando había un órgano centralizador, el Ministerio de Cultura. Basta con ver las tiendas de los anticuarios y las subastas.
P. ¿Luego no hay conciencia social?
R. No lo sé. En Francia, por ejemplo, los yacimientos están señalizados desde muy lejos. En España, la señalética es manifiestamente mejorable. Echo de menos que se conozcan los horarios de visitas, los carteles, cómo llegar al sitio. Llegas y nadie sabe dónde está la llave de la iglesia, cuándo se puede ver… Nos faltan recursos y colaboración social, sin ella no hay nada.
P. ¿Y la Lista Verde, la que indica que el monumento se ha salvado?
R. Son aproximadamente un 15% de los registrados. Tenemos 928 en la Roja, 162 en la Verde, y en Lista Negra, lo que desapareció para siempre, ocho.
P. No veo muchos monumentos de Cataluña en sus listados.
R. Sí, porque se elaboran con colaboración social, y los datos provienen de asociaciones y personas [de la zona] que se ponen en contacto con nosotros. Respecto a Cataluña nos llega menos información.
P. ¿Por qué?
R. No lo sé. Eso me pregunto. Se lo he preguntado a muchos catalanes y no me lo saben explicar. No tenemos allí asociados, y eso que somos más de trescientas asociaciones entre grandes y pequeñas. De hecho, los números globales de la Lista Roja no reflejan la realidad. Castilla y León o Castilla-La Mancha son las que más monumentos tienen incluidos; sin embargo, no es porque su situación sea peor que la de Cataluña u otros regiones españolas.
P. ¿Existe un rechazo social al asociacionismo?
R. Hay poco interés. Levanta recelos. Se piensa que ‘algo se llevarán, cobrarán sueldos, seguro’. No es verdad. En nuestro caso, solo pagamos cuatro sueldos. Aquí, como dice el refrán, freímos un huevo y planchamos una camisa, lo que haga falta. Somos vanguardia en algunos casos, ponemos el foco, tocamos conciencias y buscamos soluciones como el micromecenazgo.
P. ¿Y en comparación con Europa?
R. Europa Nostra tiene una lista que se llama 7 Most Endangered, siete monumentos en peligro. Vamos a estudiar proponer que entren El Carambolo y la Vega Baja, siempre y cuando entren antes en la Lista Roja.
P. ¿Son ustedes pocos?
R. A veces notamos que la gente interesada por el patrimonio es muchísima, pero deberíamos ser muchos más. El Nationtal Trust británico tiene millones de socios. La Foundation de Patrimoine de Francia, que es más joven que nosotros, tiene más de 20.000. Nosotros no llegamos a mil. Todos voluntarios. Pero no perdemos la esperanza de crecer. Al fin y al cabo Patrimonio somos todos...
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