David Trueba: “Ser joven es más difícil hoy que hace 20 años”
El escritor y cineasta publica ‘El río baja sucio’, una novela de iniciación a la madurez
La primera incursión de David Trueba (Madrid, 50 años) en la novela juvenil, El río baja sucio (Siruela), va dirigida a un público que está en plena traición de la literatura. Las encuestas de los editores muestran que en la transición de la infancia a la juventud se pierden grandes fieles: del 70,8% de lectores frecuentes de 10 a 14 años se retrocede hasta el 44,7% de 15 a 18. “Entran en una edad donde los entretenimientos son muy diversos y atrayentes. Puede que no encuentren en los libros las respuestas. Hay una enorme tecnología del juego a esas edades y compites con un enemigo poderosísimo, pero no hay que tirar la toalla”, reflexionaba Trueba durante una entrevista celebrada una tarde de otoño en Madrid.
Ese era parte del atractivo de este proyecto aunque el escritor, marcado por su propia educación, no cree en la literatura compartimentada por generaciones. El otro gancho era, tras el éxito de Tierra de campos (Anagrama, 2017), pisar lo desconocido: “Me gusta ponerme en cuestión a mí mismo y si tienes alguna ventaja en algún sitio, renunciar a ella y estar a la intemperie”.
El resultado no tiene contraindicaciones para los adultos. Todos han tenido 14 años, como Tom y Martín, los protagonistas de esta aventura iniciática que discurre en un pueblo durante una Semana Santa, con sus dosis de traición, frustraciones, erotismo y amistad. En la pérdida de la inocencia siempre hay unas vacaciones que marcan la frontera. “Nada está sabido a los 14 o 15. Tienen una capacidad de no interponer los prejuicios y son capaces de discutir con una pureza que un adulto no tiene”, sostiene Trueba.
Son las últimas vacaciones que pasarán juntos y serán las más inolvidables, por su alineamiento ético, su compromiso ambiental, su descubrimiento de que el pasado duele y que las cosas pueden salir mal de verdad. “Ser joven hoy es infinitamente más difícil que hace 20 años. Se es joven antes y se es joven más tiempo. Hay un mundo paralelo de exposición mediática al tiempo que la gente no tiene con quien hablar”, expone. Aunque la novela está pegada a la sensibilidad juvenil más actual —la degradación ambiental—, el autor tiene cierto parecer crítico con la militancia ecologista de la generación Greta. “Si los chicos estuviesen tan concienciados, serían más conscientes de su consumo. No hacen la autocrítica necesaria”, opina. “Más que el ecologismo radical, los chicos buscan la naturaleza, que la han perdido”
Detecta Trueba una “una cierta frustración” entre adolescentes originada porque el mundo no es como desearían. “Creo que es porque les han colocado delante de distracciones que les separan de algunas respuestas que uno busca a los 15 o 16 años. Tienen que ver con la angustia existencial. Es una encrucijada a la que hace unos 20 años ha llegado de manera masiva el comercio y les ha dicho me importan un carajo vuestras angustias, lo que quiero es vuestro dinero”.
Babelia
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