Una inyección vital para la arqueología
La Fundación Palarq, que preside el catalán Antonio Gallardo, subvencionará 59 misiones en la campaña de 2021
No se puede negar que la Fundación Palarq y su presidente, el empresario y mecenas catalán Antonio Gallardo, son buenos amigos de los arqueólogos. En sus cuatro años de existencia, desde 2016, la entidad privada sin ánimo de lucro ha apoyado a 200 misiones arqueológicas españolas en el extranjero, a las que subvenciona con hasta 20.000 euros como máximo por campaña. Eso sin contar el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq, constituido en 2018, de carácter bienal y dotado con 80.000 euros, que apoya a un proyecto concreto de especial excelencia (hasta ahora lo ha ganado Construyendo Tartesos, el estudio arquitectónico de la arquitectura tartésica en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, Badajoz). De hecho, según fuentes de la fundación, la ayuda de la Palarq, su inyección vital, “supera ligeramente” a la del propio Ministerio de Cultura y Deportes para proyectos de investigación arqueológica en el exterior que fue en 2020 de 425.872 euros.
Para 2021, la fundación, cuya directora es Carolina Bähr, ha aprobado la ayuda a 59 proyectos, incorporando 15 nuevos a los que se subvenciona por primera vez. Entre las misiones de 2021 que apoya la entidad se encuentran las de la Fundación Atapuerca en el sur del Cáucaso, India y Azerbaiyán; las de la Autónoma de Barcelona en Olduvai (Tanzania), Erbil (Irak), Valle de Catamarca (Argentina), o isla de Diego Portales (Última Esperanza, Chile), las de la Universidad de Barcelona en el Kurdistán, Teotihuacán, Termez (Transoxiana, Uzbekistán), Sela (Jordania); las de la Pompeu Fabra en Tiro, Pakistán, Botswana, Sudán e islas Marianas; la de la Universidad de la Laguna en Mongolia, la del CSIC en el desierto de Atacama, las del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) en Eritrea, Chile y Marruecos; o la de la Universidad de Coruña en Palestina.
Prácticamente todas las misiones españolas en Egipto son apoyadas por la Palarq: Heracleópolis Magna, Luxor (proyecto Djehuty, TT209 y Deir el-Bahari y Asasif), Oxirrinco, Qubbet el-Hawa, Kom El-Khamasin… Sólo repasar la lista ya es un viaje apasionante por lo que estarán haciendo nuestros arqueólogos el año que viene (y muchos ya llevan tiempo haciendo) en algunos de los lugares más emocionantes, prometedores y a desmano del mundo. Ya sea estudiando el pastoralismo nómada en Mongolia, la interrelación humana en la prehistoria en la quinta catarata del Nilo en Sudán, a los canoeros de la Patagonia chilena, las comunidades agropastorales en los montes Zagros; realizando paleoantropología en Guinea Ecuatorial o geoarqueología en cuevas mortuorias mexicanas; escudriñando el neolítico en el Negev y el achelense en Senrayanapalayam… No es extraño que Gallardo, un hombre susceptible a la pasión arqueológica y viajera, se rasque el bolsillo con todo eso. Entre las personas ayudadas por la fundación están muchos de nuestros más prestigiosos arqueólogos: Maria Eugenia Aubet, Miquel Molist, Mari Carmen Pérez-Díe, José Manuel Galán, Juan Luis Montero, Josep Cervelló, Rocío Da Riva, Maite Mascort, o Josep Maria Gurt, entre otros.
“En 2021 daremos el segundo Premio Palarq, que no ha podido otorgarse este año por razones obvias”, señala Carolina Bähr, barcelonesa de 49 años con raíces suizas. El premio se fallará a principios de año y se entregará en primavera en el Museo Arqueológico Nacional (MAN). Esta segunda edición del Palarq cuenta con 20 proyectos candidatos de los que el jurado (rotativo, pero que sigue contando con Yves Coppens, Pepe Serra y Luis Monreal) seleccionará 6 finalistas. Entre los aspirantes están algunos ya mencionados: Heracleópolis, Oxirrinco, Djehuty, y también el proyecto de estudio de los neandertales de El Sidrón, la investigación arqueológica subacuática en las cuevas de Mallorca, la arqueología de la Segunda Guerra Púnica del proyecto Ili-tauro, el estudio del garum de la Universidad de Cádiz, de los megalitos de Málaga y Sevilla (el dolmen de Menga y el tholos de Montelirio), de la villa romana de Salar, o del neolítico de La Draga en Banyoles.
A diferencia de las ayudas de la fundación, que excluyen los proyectos en Europa, el premio sí puede concederse a trabajos de misiones españolas en el ámbito nacional. Bähr está de acuerdo en que algunas de las bases de las ayudas y del premio de la Palarq pueden parecer algo aleatorias, como lo de que los proyectos paleontológicos deban ceñirse a la evolución humana. Se trata de decisiones personales de Gallardo, al que le interesa especialmente el estudio de los orígenes de la humanidad y que en lo geográfico ha querido apoyar ámbitos en los que le parecía que la fundación realizaba un papel más necesario y complementario de las ayudas gubernamentales.
La Palarq (contracción de paleontología y arqueología) también ha querido apoyar puntualmente trabajos de campo localizados en España y en la edición de 2019-2020 de sus subvenciones se realizaron ayudas para el análisis de los elementos encontrados en territorio nacional, y apoyó a 54 proyectos. La directora de la fundación destaca también en la labor de la entidad las varias iniciativas de divulgación, como las masterclass que organizó durante el confinamiento y las cápsulas en vídeo protagonizadas por el arqueólogo Eudald Carbonell bajo el título Todo lo que querías saber de la evolución humana (en la web de la Palarq).
Las ayudas, explica Bähr, “con bases muy claras”, se conceden mediante un comité de evaluación de expertos que valoran las propuestas y las pasan a un comité económico. Siempre se apoya por un año y hay que renovar luego. Aunque la fundación está radicada en Madrid, una quinta parte de los proyectos que apoya son catalanes.
De la polémica que se montó en torno al primer premio Palarq, al opinar un investigador que se premiaba la arqueología espectáculo, Bähr considera que fue “una injusta campaña en contra de un proyecto maravilloso que sin duda había que apoyar”. De la situación actual en el yacimiento, en el que los arqueólogos tuvieron problemas con la propiedad al buscar esta mayor compensación económica, dice que se ha podido arreglar y las excavaciones continuarán.
Pese a todos los problemas y retrasos que está significando la pandemia, la directora de la fundación quiere enviar un mensaje de apoyo y tranquilidad a los arqueólogos: “Estamos aquí, seguimos apoyando, porque esa es nuestra función”. Quieren ser para la arqueología ahora, como recalca Bähr, “la isla después de la tormenta”. Vamos, el amigo de los arqueólogos.
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