Las lecciones de comedia musical del profesor Tom Lehrer
El matemático se dedicó a satirizar con canciones cargadas de humor negro a la sociedad estadounidense de mediados del siglo XX
Tom Lehrer (Nueva York, 92 años) se graduó Magna Cum Laude en Matemáticas en Harvard, trabajó en el laboratorio nuclear de Los Alamos y dio clases en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Sin embargo, su mayor legado no es científico o académico, sino melódico: este matemático se dedicó durante los años cincuenta y sesenta a componer y tocar canciones que satirizaban con humor ácido a la sociedad estadounidense de la época, convirtiéndose en un artista de culto entre los universitarios del país. Cuando estaba en su momento más exitoso, con un álbum entre los 20 más vendidos de EE UU, Lehrer decide abandonar la música de manera abrupta para dedicarse a la docencia universitaria. El pianista, cuyas entrevistas y apariciones públicas han sido contadas en las últimas décadas, recientemente puso su catálogo de 96 canciones en el dominio público para usar, modificar y traducir de manera libre por cualquier persona hasta el 31 de diciembre 2024.
Lehrer, claro está, no es el primer ni el último artista en entrelazar la música y la comedia. No obstante, hay algo irresistible en su estilo de prototípico estadounidense de mediados del siglo XX —traje y corbata, anteojos de pasta a lo Buddy Holly, voz limpia y educada— que contrasta con alegres canciones sobre el holocausto nuclear (We Will Go All Together When We Go), la pornografía (Smut), el intervencionismo estadounidense (Send The Marines), las divisiones raciales y religiosas en Estados Unidos (National Brotherhood Week), boy scouts fumando marihuana (Be Prepared) o el placer de envenenar palomas (Poisoning Pigeons in the Park). En una de sus canciones (The Folk Song Army) incluso le dedicó una estrofa burlona al fenómeno de los músicos folk anglosajones tocando canciones de la Guerra Civil española.
Su primer álbum, Songs by Tom Lehrer (1953), forma parte desde 2004 del registro nacional de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. El músico, en una entrevista para la entidad en 2015, relata el origen del disco: “Cantaba estas canciones en eventos universitarios y clubes locales y daba por sentado que no tenían valor comercial, así que lo grabé por mi cuenta”. El coste total de alquilar un estudio, la grabación y el trabajo de edición fueron 15 dólares (unos 12 euros) y logró vender completo el primer lote de 400 álbumes, después otros 400 y antes de darse cuenta ya tenía una carrera musical.
El repertorio de Lehrer puede dividirse de manera general en tres categorías: las parodias de estilos musicales como el country o el folk de protesta, las que tocan aspectos académicos o científicos o por lo menos son de carácter didáctico y las que satirizan la sociedad y la actualidad de la época. Estas últimas dos son las que mejor han perdurado el paso del tiempo. Su canción más famosa probablemente sea The Elements, una recitación de todos los elementos de la tabla periódica —para entonces— al son de una tonada de opereta del siglo XIX. Esta enrevesada melodía ha sido cantada desde Jim Parsons como Sheldon Cooper en The Big Bang Theory hasta por Daniel Radcliffe en The Graham Norton Show.
El escritor Robert L. Smith, en un ensayo sobre el músico, señala el éxito de Lehrer, particularmente entre estudiantes universitarios, como parte de la apertura social que ocurría en la sociedad estadounidense a finales de los años cincuenta y a lo largo de los sesenta. No es de extrañar que para 1964 el matemático se encontrara haciendo canciones para la versión estadounidense del programa humorístico de televisión That Was The Week That Was. Creado por el periodista David Frost, el show fue pionero en tocar temas sensibles y es recordado por ser el primer trabajo de varios miembros de Monty Python. Aquí es de donde surge el material del álbum de Lehrer That Was The Year That Was (1965), que contiene alguna de sus más brillantes composiciones y posicionan a Lehrer más cerca de humoristas políticos como Stephen Colbert que de cómicos musicales como Weird Al Yankovic, quien ha citado al neoyorquino como uno de sus referentes.
El álbum llegó al puesto 18 en la cartelera musical, donde se mantuvo por 51 semanas. Sin embargo, el tercer álbum de Lehrer sería el último: abandonó la música en 1967, con la excepción de alguna que otra melodía compuesta para el programa infantil The Electric Company y se dedicó a dar clases en la Universidad de California, Santa Cruz hasta su jubilación en 2001. Sus entrevistas y apariciones también han sido esporádicas, aunque compilaciones de su trabajo con material inédito han surgido a lo largo de los años.
Su última presentación fue en 1998 en un concierto en honor al productor musical Cameron Macintosh, quien produjo un show musical basado en la obra de Lehrer. Allí, presentado por el compositor Stephen Sondheim, el matemático tocó Poisoning Pidgeons in the Park a una audiencia que incluía a la reina Isabel II. En una entrevista para el diario británico The Guardian publicada en el año 2000 Lehrer explicó por qué dejó la comedia musical. Después de la guerra de Vietnam, sentía que la política se había vuelto demasiado seria para burlarse de ella: “La sátira política se volvió obsoleta cuando Henry Kissinger ganó el Premio Nobel de la Paz”.
Babelia
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