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Bob Mould: “Si Trump gana, se nos puede ir EE UU de las manos para siempre”

El músico publica ‘Blue Hearts’, un furioso disco contra el presidente y en el que llama a la acción ante las elecciones estadounidenses para cambiar “la situación horrible”

Fernando Navarro
El músico estadounidense Bob Mould, en una imagen promocional.
El músico estadounidense Bob Mould, en una imagen promocional.

Hace “un día precioso, típico de California con ese sol radiante”, pero Bob Mould está “muy cabreado”. No tiene nada que ver con su vida en San Francisco –"una ciudad que me recuerda mucho a Barcelona"-, o sí, porque, a fin de cuentas, tiene que ver con la vida en todo su país, Estados Unidos. Es una sola palabra la que le pone de mal humor a cualquier hora del día: “Trump”. “Una sola palabra”, dice en conversación por Zoom desde San Francisco. “No más”, apunta. “No más para que sea la época más oscura de mi vida. A mis 60 años he pasado por muchas cosas, quizá demasiadas, pero nada con cómo me siento ahora con Trump”.

Lo dice golpeándose con la mano la rodilla. Como conteniéndose para no golpear otra cosa con más fuerza cuando se pone a hablar del presidente de Estados Unidos y ahora candidato republicano a las elecciones. Donde no se contiene es en su nuevo disco, Blue Hearts, un rabioso alegato contra el mandatario, pero también contra el trumpismo, toda esa sociedad desclasada que le llevó al poder y puede volver a hacerlo en los nuevos comicios. Guitarras eléctricas sonando como apisonadoras de punk-rock del tipo que construyó lo mejor del hardcore estadounidense al frente de Hüsker Dü y que ahora no deja títere con cabeza para llamar a la acción contra Trump. Como canta en ‘America Crisis’: “Nunca pensé que volvería a ver esta mierda… / Despertar todos los días para ver una nación en llamas”.

Pregunta. ¿Tan enfadado se encuentra?

Respuesta. Muchísimo. Mira, en los ochenta teníamos a Ronald Reagan, un actor metido a presidente al que apoyaban varios medios de comunicación. Un conservador. Ahora, treinta años después tenemos a un actor peor con mucho más apoyo mediático y peor que cualquier conservador. Es un tipo que niega la realidad. Se llama Donald Trump. Es horrible.

P. ¿Qué es lo que más le preocupa?

R. Todo de un hombre que no solo destruyó el Partido Republicano, un partido conservador que se pregunta ahora qué monstruo ha creado, sino que está dispuesto a destruir Estados Unidos. En mi disco me pregunto si el coste por Trump ya no tiene vuelta atrás.

P. Hay mucha urgencia sonora y lírica en el álbum. Casi se podría decir desesperación.

R. Esta es una de esas veces en la historia en la que si no hablas y dices algo ahora cuándo lo vas a hacer.

P. En la canción Next Generation, canta a las nuevas generaciones: “Esto no es un chiste. Lo parece, pero no lo es”.

R. La idea de la canción me vino pensando en mis años de juventud. Pensaba en un estado mental para la gente. Cuando yo era joven era muy idealista y pensaba en cambiar el mundo. La música para mí no era eso que se veía en los famosos con aviones privados repletos de montañas de cocaína. La música era un elemento transformador. Crecí en la pobreza, sin dinero, aunque tuve suerte y me pude graduar en Minnesota, donde fundé mi primera banda, Hüsker Dü. Con esa banda creíamos en el poder de la música. Ese poder de cambiar el mundo. Gastamos muchos años tratando de cambiar el mundo y creo que hicimos un buen trabajo. Tuvimos la fortuna de que nunca nos sentimos solos. Había otras bandas en los ochenta por todo el país con el mismo propósito: Dead Kennedys, Black Flag, Naked Raygun, The Replacements… Compartíamos causa, información en distintos clubs y locales, estábamos en comunicación sobre lo mismo. La música cambió mi vida y también creo que puede cambiar el mundo. Eso es lo que trato de decir.

P. Canta también que hay que “prestar más atención que nunca” a lo que pasa en la sociedad.

R. Eso es. Ahora hay más distracciones que nunca y lo único que les puedo decir a mis 60 años a los que vienen detrás es: “Cuidado, hay que poner todos los sentidos en lo que está pasando”. Tienes que ser un gran observador todo el tiempo. E intentar comunicarte con los tuyos para reflexionar juntos y construir algo positivo.

P. ¿Sobre qué hay que prestar atención más?

R. Sobre Donald Trump y sus amigos. Son especialistas en manipular el discurso. En solo tres meses en la Administración, demostraron que ya tenían una violencia implícita sobre cómo atacar a los valores de este país. Son verdaderos ignorantes, pero muy atrevidos. No podemos hacer planes en este país si siguen en el poder. Necesitamos atender a lo que importa. Hay que echar a Trump. Si sigue ahí no hay planes de futuro. Será terrible. Necesitamos políticos, líderes, que regresen al ADN de este país. Que regresen a la ciencia, a la verdad, al trabajo comunitario, al consenso. En Estados Unidos, ahora mismo necesitamos al menos diez años para resolver los problemas creados por Trump en este país. Diez años [Bob Mould se golpea la rodilla otra vez]. Necesitamos regresar al lugar donde todo comienza de nuevo.

P. De manipulación también se habla en su disco.

R. Trump es un buen actor. Tiene medios de comunicación en su poder. Es un elemento salido de un reality show. La gente lleva más de 20 años consumiendo estos programas y hay muchísimas personas que entienden la política como un circo. La gente no se plantea la política ya como un lugar para la verdad. No. Es entretenimiento. Saben que Trump miente, pero es su gran payaso. ¿Cómo podemos cambiar eso? No tengo ni idea. Lo único que sé que debemos cambiarlo. Estoy asustadísimo. Es para estarlo. Se nos puede ir de las manos para siempre.

P. Alguna vez ha bromeado públicamente con no abandonar el poder si pierde las elecciones.

R. Está claro que quiere el poder en sus manos para siempre. Es la forma en la que ha crecido. Con poder. Siempre con poder. No sé qué puede pasar si pierde. Es una posibilidad que diga que se aferra al poder y cargue contra el sistema. Pero no puedo predecirlo. Lo que sí puedo predecir es que hay mucha gente, ciudadanos de a pie, que no votarán. Votamos en colegios y edificios públicos que a veces quedan lejos de las casas. Este país está lleno de largas distancias y hay gente que no vota por eso. Eso no puede ser. En cuanto acabe esta entrevista, ¿sabes lo que haré? Cogeré mi teléfono y me pondré a llamar a mucha gente para hacerla entender que no se puede quedar en casa sin votar. Soy activista. Estoy dentro de un programa voluntario para llamar a gente joven para que vaya a votar. Explicarles cómo de peligroso es lo que puede venir.

P. Tiene trabajo por delante.

R. Ya ves [risas]. Pero voto tempranero, voto conseguido.

Mould se pone a buscar algo en el ordenador y comparte información de una inmensa caja recopilatoria de su banda Sugar, otra gran formación más cercana al pop que tuvo después de Hüsker Dü. “Dejemos a Trump”, dice riendo. “Hablemos de música que me pone de buen humor”.

P. ¿Cómo ve la música alternativa estadounidense actualmente?

R. Uno de los mayores problemas que veo para las bandas actuales es la distribución. Los ordenadores te hacen llegar la música a todas partes, pero quedas invisibilizado al mismo tiempo. Hay plataformas de streaming que sirven de bien poco para los músicos. Creo que es mejor bandcamp para los músicos que empiezan. Lo que pasa que es una pena ver cómo están las cosas de complicadas. Cuando yo empecé eran importantes los fanzines de underground, las tiendas de discos donde te informabas, cosas con las que se hacía un circuito para los que empezaban. La música independiente tenía un lugar donde encontrarse.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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