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Descubra la poesía de Louise Glück, Nobel de Literatura 2020

Ofrecemos una pequeña muestra del universo de esta poeta, con una selección de algunos de sus versos más aclamados

El País
Descubra la poesía de Louise Glück, Nobel de Literatura 2020
Libros de la poeta estadounidense Glück en el anuncio de su Premio de Literatura en 2020 en Estocolmo.Henrik Montgomery / TT / POOL (EFE)

“Así se vive cuando tienes un corazón helado./ Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,/ bajo las copas inmensas de los arces”. Ofrecemos una pequeña muestra del universo poético de Louise Glück, premio Nobel de Literatura 2020 a través de una selección que incluye versos de Ararat (1990), un poemario que le abrió a los lectores de fuera de EE UU e Iris salvaje, (1993, en España publicado por Pre- Textos como gran parte de su obra) uno de sus libros más reconocidos y con el que ganó el Pulitzer en 1993.

El espino

Al lado tuyo, pero no

de tu mano: así te miro

andar por el jardín

de verano: las cosas

que no pueden moverse

aprenden a mirar. No necesito

perseguirte a través

del jardín; en cualquier parte

los humanos dejan

señal de lo que sienten, flores

esparcidas en el polvo del camino, todas

blancas y doradas, algunas

levemente alzadas

por el viento de la tarde. No necesito

seguirte adonde estás ahora,

hundido en la ponzoña de este campo, para

saber la causa de tu huida, de tu humana

pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa

dejarías caer todo aquello que has acumulado?

De Iris salvaje, Versión de Eduardo Chirinos


Lamium

Así se vive cuando tienes un corazón helado.

Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,

bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.

A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.

Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.

Siento su brillo entre las hojas, vacilante,

como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.


No todos necesitan de la luz

en igual medida. Algunos

creamos nuestra propia luz: una hoja plateada

como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata

poco profundo bajo la oscuridad de los arces.


Pero esto ya lo sabes.

Tú y aquellos que piensan

que viven por la verdad, y en consecuencia,

aman todo lo que es frío.

De Iris salvaje. Versión de Eduardo Chirinos


La terquedad de Penélope

Un pájaro llega a la ventana. Es un error

considerarlos solamente

pájaros, muy a menudo son

mensajeros. Por eso, una vez

se precipitan sobre el alfeizar, se quedan

perfectamente quietos, para burlarse

de la paciencia, alzando la cabeza para cantar

pobrecita, pobrecita, un aviso

de cuatro notas, para volar luego

del alfeizar al olivar como una nube oscura.

¿Pero quién enviaría a una criatura tan liviana

a juzgar mi vida? Tengo ideas profundas

y mi memoria es larga; ¿por qué iba a envidiar esa libertad

cuando tengo humanidad? Aquellos

que tienen el corazón más diminuto son dueños

de la mayor libertad.

De Praderas. Traducción de Andrés Catalán


Amante de las flores

En nuestra familia, todos aman las flores. Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas: sin flores, sólo herméticas fincas de hierba con placas de granito en el centro: las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras llena de mugre algunas veces… Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta: una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo. Cada primavera, espera las flores. Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende que es mi madre quien paga; después de todo, es su jardín y cada flor es para mi padre. Ambas ven la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island. El verano es, a veces, muy caluroso, y a veces, un aguacero echa por tierra las flores. Así murieron las amapolas, en un día tan sólo, eran tan frágiles…

De Ararat, traducción de Abraham Gragera López

Confesión

Decir que nada temo sería faltar a la verdad. La enfermedad, la humillación, me atemorizan. Tengo sueños, como cualquiera. Pero aprendí a ocultarlos para protegerme de la plenitud: la felicidad atrae a las Furias. Son hermanas, salvajes, que no tienen sentimientos, sólo envidia.

De Ararat, traducción de Abraham Gragera López

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